Capítulo 3

1292 Words
-No-puse mis manos en su pecho y apliqué un poco de fuerza-no podemos.  Axel se apartó a regañadientes, pero antes de quitarse por completo me volvió a besar, sólo fue un roce de labios, pero me hizo reconsiderar la idea de ir a mi habitación, de todas formas, las paredes eran gruesas. Pero él se apartó.  -Tienes razón lo dejaremos para otro momento. -sonrió y se apartó definitivamente. Sabía que después le agradecería, ya que un simple roce más y, estaba segura, lo violaría en el sillón, pero en ese momento estaba molesta...molesta y frustrada. -Bueno...- ¿qué se supone que haces después de un beso así? ¿Qué le digo? Actúa como si no hubiera pasado nada. -el contrato... -Sí, claro. -metió su mano en el saco y sacó un papel, sorprendentemente, sin ninguna arruga. Me lo tendió y comencé a leerlo. El contrato estaba bien, muy bien. Tal vez eran un poco exageradas las horas de trabajo, pero lo paga era excelente, y podría asegurar que le aumentó una suma considerable.-Si no estás de acuerdo con el dinero podemos aumentar la cifra. -No, el dinero está bien, pero ¿deben ser tantas horas de trabajo?-pregunté despacio. -¿Tienes algún inconveniente? -Bueno, Sophie entrará a la escuela después del invierno y mi hermana no puede cuidarla todo el tiempo porque ella también trabaja. -¿Por qué no la dejas en una guardería? -Necesitaría salir para recogerla de la escuela y llevarla a la guardería. -Entonces sales y listo, sólo avísame.-explicó como si fuera lo más obvio del mundo. -No quiero ocasionar problemas, pero de verdad sería de gran ayuda-prácticamente supliqué. -Emma, yo te necesito en mi empresa, y no me molesta que salgas de vez en cuando-explicó con calma. ¡Él me necesita! Necesita tu trabajo, que es diferente. No importa, es casi lo mismo. -Gracias-nuestros ojos se encontraron, y algo cambió en su mirada. Él se acercó lentamente a mí, sin romper el contacto de nuestras miradas, y entonces...mi hermana salió al pasillo con una Sophie bañada y cambiada en los brazos. -Lo siento, ¿interrumpimos algo?-me dirigió una mirada inquisidora. -No-contesté un poco más fuerte de lo que debía, lo que hacía cuando estaba nerviosa.-estábamos...por firmar el contrato-solté la primera excusa que se me ocurrió. Tomé una pluma del librero que se encontraba al lado del televisor, ocupando casi todo el espacio. Lo firmé frente a tres pares de ojos que no se apartaban de mí. -¡Listo!-anuncié después de rellenar todos los espacios en blanco. -Muy bien-Axel tomó el contrato que le tendía y lo volvió a meter en su saco-entonces nos vemos mañana. Estaba a punto de acompañarlo a la puerta cuando la inoportuna boca de mi hermana se abrió. -¿Por qué no se queda a cenar?-lo invitó, le dirigí una mirada de reproche, que ella ignoró. -Eres muy amable, pero no quiero molestar-declinó la oferta amablemente. -No es molestia-sonrió mi hermana menor-Emma acaba de preparar algo delicioso, no sé qué sea, pero ella cocina excelente. -No lo sabía-Axel levantó una ceja y yo enrojecí.-tal vez deba probar lo que sea que haya preparado tu hermana-le habló a Anna, pero su mirada no se apartó de mí. -Bien, pondré otro plato en la mesa-mi hermana se dirigió a la cocina "discretamente". -Bien, pasa-lo guie a la cocina, sintiendo su mirada en mi trasero. En el umbral de la puerta, antes de entrar a la cocina, Axel me alcanzó y me susurró en el oído: -Tienes un bonito trasero-después le dio un suave apretón que me hizo abrir los ojos como platos. Me quedé estética en la puerta mientras Axel pasaba y se sentaba. -Emma siéntate-me regañó mi hermana, después se acercó para susurrarme-y cierra la boca hermanita, hay moscas aquí. Hice que mis piernas respondieran y me senté al lado de la sillita alta de Sophie y la silla de mi izquierda quedó vacía, así que mi hermana tuvo que sentarse entre Axel y yo, quedando Axel frente a mí. La cena transcurrió lenta y en un incómodo silencio, en el que Axel no dejó de mirarme, hasta que mi hermana rompió el hielo y se puso a platicar con Axel. No seguí su conversación y preferí concentrarme en mi comida, pero había perdido el apetito. Sophie terminó de cenar primero, y bostezó. Tuve ganas de saltar de alegría. -La llevaré a acostarse-me levanté bruscamente de mi silla. -No, déjala, yo la llevo-mi hermana prácticamente me arrebató a Sophie de los brazos.  -Hasta mañana, cariño-me despedí de ella. Ella besó mi mejilla. -Hashta manana, mami-balbuceó. Después recostó la cabeza en el hombro de su madre y ambas salieron. -Bueno, creo que debería irme. Pero antes te ayudaré a limpiar los restos de la cena. - ¡No! -salté-No es necesario-entre más rápido te vallas, mejor. -yo recojo. Te acompaño a la puerta-prácticamente lo eché. Lo acompañé a la puerta y la abrí de par en par para que pasara. Él pasó a mi lado, muy cerca. Su colonia me embriagó. Se inclinó hacia mí, quedando su rostro a muy pocos centímetros del mío. Suspiré. -Axel, si vamos a trabajar juntos quiero que entiendas que no lo que pasó hoy...o lo de hace tres años, no se va a repetir. -Claro que no-mi cuerpo se relajó, pero se llenó decepción-la próxima vez será diferente. ¿Próxima vez? ¿No me estaba dando a entender? Puedes decir lo que quieras, pero te mueres porque haya una "próxima vez" ¡Rayos! Mi subconsciente tenía razón, y no sólo quería "una próxima vez" quería cientos de "próximas veces" -Nos vemos mañana-susurró. Eliminó la distancia que separaba nuestros labios y los unió en un fogoso beso. Me tomó de la cintura y me acercó más a él. Nos separamos jadeando-adiós-se despidió y salió por la puerta. Una vez que se hubo ido cerré la puerta y recargué la frente en ella. -Ahora sí tienes mucho que contar-di un pequeño brinquito al escuchar la voz de mi hermana a mis espaldas. -¿Lo viste?-pregunté, aún sin voltearme. -Llevo parada aquí más de quince minutos, no me notaron porque estaban muy ocupados en sus cosas. ¡Demonios! Me esperaba una noche larga. -No sé qué quieres saber-me hice la desentendida. - ¿Prácticamente te estabas tragando a tu nuevo jefe y no tienes nada que decir? -gesticuló con los brazos. -No me lo estaba tragando. -Yo fui espectadora, y créeme, hermana, te lo estabas tragando. -sentía las mejillas arder, pero fingí que no me afectaba. -Pues viste mal-le dije seca. Muy pocas veces le hablaba así a mi hermana, pero quería que dejara el tema. La esquivé y me dirigí a mi cuarto. -Sabes que te estas me tiendo en terreno peligroso, ¿verdad? -me dijo Anna, esta vez sería. Me iré a enfrentarla, creo que jamás la había visto más seria. -No me estoy metiendo en ningún lugar-aseguré. -No quiero que te lastimen-dijo con compasión en la voz-y creo que él romperá tu corazón. -Anna-me acerqué a ella y coloqué mis manos alrededor de su rostro, idéntico al mío. Observé por unos momentos sus gruesos labios, pero no tan generosos como los míos, su pequeña nariz y sus grandes ojos verdes, iguales a los míos, que reflejaban preocupación, todo esto en un rostro blanco inmaculado y redondo, idéntico al mío. La única diferencia que hallaba era el lunar que yo tenía cerca de la boca. -no soy tan estúpida como para enamorarme de Axel Donovan-le dije, más segura de lo que me sentía-así que no tienes nada de lo que preocuparte. Besé su frente y salí corriendo a mi cuarto.  Una vez en mi cuarto suspiré. Necesitaba un psicólogo. O acostarte con Mr. Testosterona, aconsejó mi subconsciente. ¡No puedo acostarme con él, es mi jefe! Piénsalo, él quiere, tú quieres...se eliminaría la tensión s****l y podrían continuar con su vida. Estaba peleando conmigo misma...necesitaba un sicólogo urgentemente. Axel, vas a volverme loca.
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