-No-puse mis manos en su pecho y apliqué un poco de fuerza-no podemos.
Axel se apartó a regañadientes, pero antes de quitarse por completo me volvió a besar, sólo fue un roce de labios, pero me hizo reconsiderar la idea de ir a mi habitación, de todas formas, las paredes eran gruesas. Pero él se apartó.
-Tienes razón lo dejaremos para otro momento. -sonrió y se apartó definitivamente. Sabía que después le agradecería, ya que un simple roce más y, estaba segura, lo violaría en el sillón, pero en ese momento estaba molesta...molesta y frustrada.
-Bueno...- ¿qué se supone que haces después de un beso así? ¿Qué le digo? Actúa como si no hubiera pasado nada. -el contrato...
-Sí, claro. -metió su mano en el saco y sacó un papel, sorprendentemente, sin ninguna arruga. Me lo tendió y comencé a leerlo. El contrato estaba bien, muy bien. Tal vez eran un poco exageradas las horas de trabajo, pero lo paga era excelente, y podría asegurar que le aumentó una suma considerable.-Si no estás de acuerdo con el dinero podemos aumentar la cifra.
-No, el dinero está bien, pero ¿deben ser tantas horas de trabajo?-pregunté despacio.
-¿Tienes algún inconveniente?
-Bueno, Sophie entrará a la escuela después del invierno y mi hermana no puede cuidarla todo el tiempo porque ella también trabaja.
-¿Por qué no la dejas en una guardería?
-Necesitaría salir para recogerla de la escuela y llevarla a la guardería.
-Entonces sales y listo, sólo avísame.-explicó como si fuera lo más obvio del mundo.
-No quiero ocasionar problemas, pero de verdad sería de gran ayuda-prácticamente supliqué.
-Emma, yo te necesito en mi empresa, y no me molesta que salgas de vez en cuando-explicó con calma. ¡Él me necesita! Necesita tu trabajo, que es diferente. No importa, es casi lo mismo.
-Gracias-nuestros ojos se encontraron, y algo cambió en su mirada. Él se acercó lentamente a mí, sin romper el contacto de nuestras miradas, y entonces...mi hermana salió al pasillo con una Sophie bañada y cambiada en los brazos.
-Lo siento, ¿interrumpimos algo?-me dirigió una mirada inquisidora.
-No-contesté un poco más fuerte de lo que debía, lo que hacía cuando estaba nerviosa.-estábamos...por firmar el contrato-solté la primera excusa que se me ocurrió.
Tomé una pluma del librero que se encontraba al lado del televisor, ocupando casi todo el espacio. Lo firmé frente a tres pares de ojos que no se apartaban de mí.
-¡Listo!-anuncié después de rellenar todos los espacios en blanco.
-Muy bien-Axel tomó el contrato que le tendía y lo volvió a meter en su saco-entonces nos vemos mañana.
Estaba a punto de acompañarlo a la puerta cuando la inoportuna boca de mi hermana se abrió.
-¿Por qué no se queda a cenar?-lo invitó, le dirigí una mirada de reproche, que ella ignoró.
-Eres muy amable, pero no quiero molestar-declinó la oferta amablemente.
-No es molestia-sonrió mi hermana menor-Emma acaba de preparar algo delicioso, no sé qué sea, pero ella cocina excelente.
-No lo sabía-Axel levantó una ceja y yo enrojecí.-tal vez deba probar lo que sea que haya preparado tu hermana-le habló a Anna, pero su mirada no se apartó de mí.
-Bien, pondré otro plato en la mesa-mi hermana se dirigió a la cocina "discretamente".
-Bien, pasa-lo guie a la cocina, sintiendo su mirada en mi trasero. En el umbral de la puerta, antes de entrar a la cocina, Axel me alcanzó y me susurró en el oído:
-Tienes un bonito trasero-después le dio un suave apretón que me hizo abrir los ojos como platos. Me quedé estética en la puerta mientras Axel pasaba y se sentaba.
-Emma siéntate-me regañó mi hermana, después se acercó para susurrarme-y cierra la boca hermanita, hay moscas aquí.
Hice que mis piernas respondieran y me senté al lado de la sillita alta de Sophie y la silla de mi izquierda quedó vacía, así que mi hermana tuvo que sentarse entre Axel y yo, quedando Axel frente a mí. La cena transcurrió lenta y en un incómodo silencio, en el que Axel no dejó de mirarme, hasta que mi hermana rompió el hielo y se puso a platicar con Axel. No seguí su conversación y preferí concentrarme en mi comida, pero había perdido el apetito. Sophie terminó de cenar primero, y bostezó. Tuve ganas de saltar de alegría.
-La llevaré a acostarse-me levanté bruscamente de mi silla.
-No, déjala, yo la llevo-mi hermana prácticamente me arrebató a Sophie de los brazos.
-Hasta mañana, cariño-me despedí de ella. Ella besó mi mejilla.
-Hashta manana, mami-balbuceó. Después recostó la cabeza en el hombro de su madre y ambas salieron.
-Bueno, creo que debería irme. Pero antes te ayudaré a limpiar los restos de la cena.
- ¡No! -salté-No es necesario-entre más rápido te vallas, mejor. -yo recojo. Te acompaño a la puerta-prácticamente lo eché.
Lo acompañé a la puerta y la abrí de par en par para que pasara. Él pasó a mi lado, muy cerca. Su colonia me embriagó.
Se inclinó hacia mí, quedando su rostro a muy pocos centímetros del mío. Suspiré.
-Axel, si vamos a trabajar juntos quiero que entiendas que no lo que pasó hoy...o lo de hace tres años, no se va a repetir.
-Claro que no-mi cuerpo se relajó, pero se llenó decepción-la próxima vez será diferente.
¿Próxima vez? ¿No me estaba dando a entender? Puedes decir lo que quieras, pero te mueres porque haya una "próxima vez" ¡Rayos! Mi subconsciente tenía razón, y no sólo quería "una próxima vez" quería cientos de "próximas veces"
-Nos vemos mañana-susurró. Eliminó la distancia que separaba nuestros labios y los unió en un fogoso beso. Me tomó de la cintura y me acercó más a él. Nos separamos jadeando-adiós-se despidió y salió por la puerta.
Una vez que se hubo ido cerré la puerta y recargué la frente en ella.
-Ahora sí tienes mucho que contar-di un pequeño brinquito al escuchar la voz de mi hermana a mis espaldas.
-¿Lo viste?-pregunté, aún sin voltearme.
-Llevo parada aquí más de quince minutos, no me notaron porque estaban muy ocupados en sus cosas.
¡Demonios! Me esperaba una noche larga.
-No sé qué quieres saber-me hice la desentendida.
- ¿Prácticamente te estabas tragando a tu nuevo jefe y no tienes nada que decir? -gesticuló con los brazos.
-No me lo estaba tragando.
-Yo fui espectadora, y créeme, hermana, te lo estabas tragando. -sentía las mejillas arder, pero fingí que no me afectaba.
-Pues viste mal-le dije seca. Muy pocas veces le hablaba así a mi hermana, pero quería que dejara el tema.
La esquivé y me dirigí a mi cuarto.
-Sabes que te estas me tiendo en terreno peligroso, ¿verdad? -me dijo Anna, esta vez sería. Me iré a enfrentarla, creo que jamás la había visto más seria.
-No me estoy metiendo en ningún lugar-aseguré.
-No quiero que te lastimen-dijo con compasión en la voz-y creo que él romperá tu corazón.
-Anna-me acerqué a ella y coloqué mis manos alrededor de su rostro, idéntico al mío. Observé por unos momentos sus gruesos labios, pero no tan generosos como los míos, su pequeña nariz y sus grandes ojos verdes, iguales a los míos, que reflejaban preocupación, todo esto en un rostro blanco inmaculado y redondo, idéntico al mío. La única diferencia que hallaba era el lunar que yo tenía cerca de la boca. -no soy tan estúpida como para enamorarme de Axel Donovan-le dije, más segura de lo que me sentía-así que no tienes nada de lo que preocuparte. Besé su frente y salí corriendo a mi cuarto.
Una vez en mi cuarto suspiré. Necesitaba un psicólogo. O acostarte con Mr. Testosterona, aconsejó mi subconsciente. ¡No puedo acostarme con él, es mi jefe! Piénsalo, él quiere, tú quieres...se eliminaría la tensión s****l y podrían continuar con su vida. Estaba peleando conmigo misma...necesitaba un sicólogo urgentemente.
Axel, vas a volverme loca.