XIMENA
A última hora de la tarde siguiente, un golpe en la puerta de mi oficina me saca de mi trance laboral. –Pasa– digo automáticamente.
La puerta se abre un poco y papa asoma la cabeza. –Hola, cariño. Perdona si interrumpo, pero ¿podríamos hablar un minuto en mi oficina? –
Parpadeo primero hacia él, luego hacia la pantalla de mi computadora antes de cerrarla. –Claro, papá. ¿Qué necesitas? –
–Son buenas noticias, lo prometo– es todo lo que dice.
Sigo a papá a su oficina, donde Tyler ya está sentado en uno de los sillones. Se levanta cuando entramos.
Los miro a él y a papá con sospecha. ¿Qué nuevo infierno es
este?
Papá toma un delgado fajo de papeles de su escritorio. –Con todo el alboroto reciente, olvidé contarles sobre mi regalo de bodas– nos entrega el documento con una sonrisa orgullosa.
Hojeo la primera página y mi corazón se desploma. Es un contrato de arrendamiento firmado para un pent-house amueblado en el corazón de la ciudad, con el depósito de seguridad ya pagado, así como el primer y el último mes de alquiler. Y solo hay una habitación. Oh no. De ninguna manera.
Al darme cuenta de que probablemente no debería quedarme aquí parada, en un estupor, digo: –Oh, vaya, esto es tan generoso–
Papá se ríe entre dientes y me aprieta el hombro. –Lo que sea por mi niña. Pensé que ustedes dos no tendría tiempo para buscar casa ahora mismo, así que les encontré un lugar yo mismo–
–Muchas gracias, señor. Estoy seguro de que nos encantará– interviene Tyler.
Imbécil. Siempre sabe exactamente qué decir, como suavizar cualquier situación. Mientras que yo estoy luchando por recordar como respirar.
Fuerzo una sonrisa apretada a mi querido y dulce futuro esposo. –Si, Tyler, ¿podemos hablar de esto en tu oficina? Hay muchos arreglos que necesitan hacerse–
Tan pronto como estamos solos con la puerta cerrada, dejo que mis emociones se desaten.
–¿Qué demonios vamos a hacer? Ya ha gastado tanto dinero, que K&J realmente no puede permitirse, por cierto, y esperara que nos mudemos a él, y… ¡que desastre! – me llevo las manos al pelo, sin importarme en lo más mínimo que mi moño perfectamente peinado se haya convertido en un desastre.
Tyler levanta las manos. –Hey, cálmate. Vivir juntos no es para tanto, ¿verdad? –
–Por supuesto que sí. No quiero mudarme con nadie, especialmente no contigo–
Entrecierra los ojos. –¿Qué se supone que significa eso? –
–Oh, supéralo. Estoy segura de que tú tampoco quieres vivir conmigo–
–De hecho, si–
Lo miro fijamente. –¿Por qué? ¿Eso no interferirá con tu consumo de alcohol y prostitución? –
–Te dije que no voy a hacer eso nunca más– Tyler se pasa los dedos por el pelo con irritación. –Bien, escúchame un segundo. Incluso si ignoramos el hecho de que eres un crack y que cualquier hombre cuerdo daría su testículo izquierdo por pasar una noche contigo…–
Mi risa suena ligeramente histérica. –En serio. ¿Estás intentando coquetear conmigo ahora mismo? ¿Es esa la única forma que conoces de comunicarte con las mujeres? –
–Incluso si ignoramos ese hecho– gruñe. –Todavía tenemos que considerar la imagen pública de K&J. ¿Qué tan mal se verá si ni siquiera vivimos bajo el mismo techo? –
Me froto la frente, en parte para tranquilizarme y en parte como excusa para ocultar mi expresión. No puedo llorar delante de Tyler. No lloro. Punto.
¿Por qué me estoy enfadando tanto? Ya sabía que tendríamos que vivir juntos tarde o temprano. Lo vi venir desde el primer día. Esa fue una de las razones por las que no quería firmar el estúpido contrato en primer lugar. Y todavía me siento optimista sobre Tyler y nuestra incipiente amistad. No estoy muy contenta de tener que compartir mi espacio privado con un compañero de piso otra vez, pero sobreviviré. Demonios, incluso puede que sea divertido. Tengo muchos recuerdos increíbles de vivir con Emilia.
En serio, Tyler tiene razón. No es para tanto. Pero por alguna razón, se siente monumental. Como si estuviera a punto de perder otra parte de mí misma.
Simplemente odio las sorpresas. El regalo de bodas de papá destrozo mi compostura y salpicó todo tipo de emociones incómodas por todas partes. Necesito un momento para recomponerme.
–Realmente no tenemos elección, copo de nieve– dice Tyler. –Todos: los medios de comunicación, nuestros empleados, nuestros rivales, nuestros accionistas, todos tienen que vernos juntos de la mano. La joven pareja soñadora lista para hacerse cargo de una de las empresas más grandes del país. Eso es lo que tenemos que ser–
Bajo la mirada, mordiéndome el labio con fuerza. finalmente, admito: –Si, lo sé. Tienes razón…de la mano…Perdón por haberme vuelto loca por un minuto–
Casi espero que Tyler haga una broma pervertida sobre las manos atadas. Pero en lugar de eso, simplemente me toca la barbilla, de la forma más suave posible. –Hey, anímate–.
Lo miro a los ojos mientras sus dedos inclinan mi rostro hacia el suyo. ¿puede darse cuenta de lo estúpida y frustrada que me siento? ¿Por qué no puedo ocultarle nada a este hombre? ¿Por qué no puedo dejar de exponer mis puntos débiles?
La expresión comprensiva de Tyler es reconfortante y humillante a la vez. Estoy dividida entre el impulso de relajarme, de dejar que me apoye, y el impulso de proteger celosamente mi dignidad.
–No, yo también lo siento– dice Tyler en un tono mucho más suave que antes. –Se que esta situación es realmente horrible para ti, pero encontraremos maneras de hacerla más fácil. Como siempre decían nuestros padres, podemos lograr cualquier cosa si estamos juntos–
Respiro hondo y luego lo exhalo lentamente. Mi mente ya está empezando a calmarse. De camino a mi ser tranquilo y sereno.
–Tienes razón– digo. –Tenemos que hacer que este noviazgo parezca real. Así que, vivir juntos matara dos pájaros de un tiro: mantengamos las apariencias y nos permita conocernos mejor–.
Tyler ladea la cabeza con una media sonrisa lasciva. –¿En serio? ¿Has cambiado de opinión sobre…? –
–No, así que deja de pensar en tonterías– resoplo. Deja que el inmaduro y cachondo me malinterprete a propósito. –Quería decir que hay ciertas cosas que necesitamos saber el uno del otro. Curiosidades, datos curiosos, cosas que podrían surgir en una conversación– Puede que hayamos crecido juntos, pero no hemos pasado mucho tiempo conociéndonos como adultos.
–Como ayer, cuando asumiste que tomo café– Tyler levanta las cejas con fingida indignación.
–Cierto. Si alguien hubiera estado mirando, habríamos parecido completos desconocidos– Luego intento bromear: –Aunque sigo pensando que fue una suposición razonable de mi parte. Es decir, ¿Quién demonios bebe solo te? El té es para relajarse; el café es para despertar–
–Disculpa, copo de nieve– Tyler sonríe de esa forma torcida que he aprendido que significa que el juego está en marcha.
–¿Preferirías que fuera un adicto nervioso como tú? He visto el lodo que bebes. n***o como la boca del lobo…igual que tu corazón–
–En realidad, no lo es– respondo con frialdad, sonriendo a mi pesar. –Tomo edulcorante. Que no puedas verlo no significa que no esté ahí–
–Buen punto. Ambos tenemos algunas cosas que aprender el uno del otro– Mete las manos en los bolsillos y aparta la mirada por un segundo. –Sobre el tema del té, mi madre era inglesa, y realmente estaba a la altura de ese estereotipo en particular. Le encantaba “una buena taza de té”– Su voz se eleva para imitar su acento cadencioso. –Así que bebo te para honrar su memoria, supongo que se podría decir. Es mi forma de tomarme un momento cada mañana para pensar en ella–
Casi se me cae la mandíbula. Su madre falleció cuando él tenía solo diez años. Dios, recuerdo ese año como si fuera ayer. Fue una época tan sombría. Tan oscura y tan silenciosa, como si toda la vida les hubiera sido succionada a Tyler y a su padre en un instante.
Abro la boca para responder, pero no sale nada. Se que su madre era británica, pero por alguna razón nunca se me ocurrió que el pudiera tener una conexión especial con su país de origen.
Tyler niega con la cabeza, con aspecto un poco avergonzado, y camina a mi alrededor para sentarse en el borde de su escritorio. Haciéndome sentir como una completa perra.
Mordiéndome el labio, me giro para mirarlo de nuevo. –Lo siento mucho. No quería burlarme de ti de esa manera. Creo que tu pequeño homenaje bebiendo te es…realmente dulce–
Se encoge de hombros. –Gracias, pero no te preocupes. No me ofendí. Sobre todo, porque sé que también has perdido a tu madre–
–Si, pero ya era prácticamente un adulto cuando ella murió. Tu solo tenías diez años. Solo un niño pequeño. Necesitabas a tu madre– Un dulce recuerdo de el en su regazo, cuando era demasiado grande para caber, pero no demasiado grande para querer estar allí, pasa por mi mente.
–Podrías argumentar que ser mayor simplemente hace que tu dolor sea más reciente– Tyler suspira.
–Mira, no entremos en una especie de extrañas olimpiadas del duelo, ¿de acuerdo? Por supuesto que extraño a mamá, pero tu experiencia no fue mejor ni peor que la mía, solo diferente. Lo que importa es que podamos entendernos–
Siempre es tan tranquilo y seguro de sí mismo sobre todo…incluso sobre la muerte. Antes de que pueda decir nada más, Tyler cambia de tema.
–Sobre el apartamento, probablemente deberíamos empezar a pasar las noches allí lo antes posible. Tengo planes para cenar con Julián ahora mismo, pero ¿Qué tal si nos vemos en el nuevo lugar a las…? – mira su reloj. –¿Qué tal las ocho? –
Considerando todos los preparativos que tengo que hacer, asiento lentamente. –Claro. Eso me dará tiempo para comprar algo de comida y empacar– Me doy la vuelta para irme, pero Tyler me interrumpe.
–Oye, ¿me harías un último favor, Copo de nieve? –
Me detengo, mirando hacia atrás. –¿Sí? –
–¿Podrías sonreír de nuevo? –
Por alguna razón, su franqueza me pone tan nerviosa que digo de golpe. –¿P-por qué debería? – Entonces quiero que el cielo me trague. ¿Qué demonios, Ximena? Suenas como una adolescente malcriada.
–Porque no quiero que te vayas infeliz– Tyler extiende la mano para rozarme la mandíbula con el dorso de la suya. El roce más ligero y fugaz, que desaparece antes de que pueda decir una palabra. –Y por qué te queda bien. Me gustaría ver esa sonrisa más a menudo–
Mi cara arde. No estoy segura de cuanto de ese calor se debe a que acabo de avergonzarme a mí misma y cuanto a la mirada acalorada de Tyler.
–Yo…Supongo que tendrás muchas oportunidades, ahora que vivamos juntos– mi intento de respuesta rápida sale tartamudeando.
Inclina la cabeza sin apartar la mirada. –Genial. Estoy deseándolo–
Me trago el nudo en la garganta. ¿De verdad lo está deseando?
–¿Hey, Tyler? –
–¿Sí? – dice dulcemente.
–¿Por qué me llamas copo de nieve? –
Se acerca y pasa un dedo por mi mejilla, haciendo que mi piel se estremezca. –Porque eres como un copo de nieve. Hermoso y único, y con un solo toque estarás derretida–
Tyler se da la vuelta para irse, alejándose a grandes zancadas mientras yo miro fijamente sus anchos hombros y su apretado trasero, con la boca abierta. Atónita, cierro la puerta detrás de mí. ¿Fue ese último comentario? ¿Quería sacarme de quicio? ¿O pensó que realmente estaba coqueteando?
¿Estaba coqueteando? Pienso que solo estaba siendo amargada, pero…tal vez un poquito. Ni siquiera lo sé. y no ayuda que mi mente todavía este dando vueltas por la apuesta que hicimos ayer.
❋❋❋
Ceno sola en un pequeño bistró italiano a la vuelta de la esquina del edificio K&J. supongo que tenía antojo de comida reconfortante. Espaguetis con albóndigas y un copa de merlot funcionan muy bien.
Tomo un taxi a casa y, cuando llego, le envió un correo electrónico a mi casero para que empiece a dar por terminado mi contrato de arrendamiento antes de tiempo. Luego empiezo a empacar una maleta para pasar la noche. Me encargaré del resto de mi ropa y otros artículos personales que se entregan en nuestro nuevo lugar mas tarde. Mis muebles simplemente tendrán que venderse.
Una hora después, mi pequeña maleta marrón está llena. No tengo excusa para demorarme más. Pero lo hago de todos modos: camino lentamente, mirando todo por última vez.
Este apartamento ha sido el telón de fondo de mi vida durante los últimos cuatro años, desde que obtuve mi título universitario y dejé compartir habitación con Emilia. Todo dentro de estas paredes es producto de mis decisiones y solo mías. Elegí este lugar por su arquitectura espaciosa, sus pisos de madera color miel, incluso el patrón de azulejos de diamante azules en la cocina y el baño. Compré todos los muebles, logrando mi equilibrio ideal entre elegante y acogedor. Decoré sus paredes con láminas artísticas enmarcadas que se adaptan a mis gustos. Llené su refrigerador y sus armarios con mis bocadillos favoritos. Desordené el baño con mis productos de belleza, sin preocuparme por dejar espacio para las cosas de los demás. organicé todo según el sistema que mejor me ayudaría a recordar donde lo puse. Ahora puedo despedirme de toda esa…soberanía.
Claro, puedo traer algunas cosas más al pent-house, pero Tyler tambien. El añadirá su propio toque único a nuestro nuevo hogar.
Nuestro nuevo hogar. Me pregunto cuanto tiempo me llevara acostumbrarme a eso. y ya está completamente amueblado, lo que significa que no tendré que traer mi querido y blando sofá de terciopelo gris. Lo más importante es que solo hay una habitación. Ya no tendré ningún lugar que sea realmente mi dominio.
Pero Tyler debe sentir lo mismo. también está sacrificando la privacidad y la libertad de su piso de soltero. De hecho, tiene más que perder yo, ya que el realmente tiene una vida s****l. Y por lo que dijo ayer, parece que habla en serio sobre renunciar a todo su estilo de vida de playboy. Aunque probablemente nunca haya sido monógamo en toda su vida.
Hombre, verlo intentar mantenerlo en sus pantalones va a ser divertido. ¿Y cuál es su plan si me quedo con otro hombre? ¿Empezar una pelea como un par de punks adolescentes?
Niego con la cabeza. De todos modos, eso nunca sucederá. El trabajo es toda mi vida; no tengo tiempo para invertir en citas. Y aunque nunca se lo admitiré a Tyler, no tengo estomago para aventuras de una noche. No puedo imaginarme disfrutando de la intimidad física sin intimidad emocional. A diferencia de Tyler, quien parece no tener ningún problema en expresarla a la menor provocación. Al menos, lo hacía hasta que empezamos a salir
En serio, no entiendo que pasa por la cabeza de ese hombre. Todo lo que quiere es que pasemos de conocidos a amigos. ¿Por qué tiene que insistir en alcanzar grandes logros? ¿Por qué están decidido a interpretar al novio perfecto, incluso cuando nadie está ahí para presenciar su acto? ¿Por qué siente que tiene que serme fiel?
¿solo para mantener las apariencias ante el publico? ¿Para satisfacer su orgullo masculino? ¿O porque…realmente quiere conquistarme de verdad?
Me doy cuenta de que he estado mirando por la ventana durante casi cinco minutos completos. Ni siquiera he estado mirando el paisaje urbano oscuro y centellante: las luces en movimiento de los coches, las estáticas de las oficinas que trabajan hasta tarde o las familias que se relajan juntas. Un vistazo a las vidas de millones de personas, esparcidas en estrellas como un reflejo del cielo nocturno. De repente me siento muy pequeña… y sola.
Me toma un momento reconocer el sentimiento porque usualmente estoy totalmente sola en lo abstracto, soñando despierta con una amante de fantasías sin rostro. Un vago anhelo de contacto humano. Alguien que me pase los dedos el pelo y me susurre cosas dulces al oído. Alguien que me abrace y me diga que todo estará bien. alguien que investigué cuando hay un ruido en la noche. Ahora, sin embargo, mi soledad es especifica y aguda. Quiero ver a Tyler.
Él es la única persona en el mundo que entiende como me siento ahora mismo. Emilia puede intentar simpatizar, y definitivamente ha hecho mucho para ayudarme a superar esto, pero no está en las trincheras conmigo. Tyler sí.
No estoy segura de sí quiero hablar con él ahora mismo, pero al menos quiero verlo. Quiero saber que todavía está ahí, a mi lado. Necesito escuchar su optimismo y ver a esa sonrisa en su boca para saber que tal vez, solo tal vez superare esto.
Recojo mi maleta, apago las luces y salgo de mi apartamento por última vez.
❋❋❋
Incluso a esta hora de la noche, el tráfico de Manhattan no es divertido. Mientras mi taxi avanza lentamente por las abarrotadas calles de la ciudad, de repente se me ocurre una idea.
–¿Hay alguna tienda de té cerca? – le pregunto a un taxista.
Me mira confundido por el espejo retrovisor. –¿Qué, como una cafetería? –
–No, me refiero a un lugar donde pueda comprar… ¿equipo? Teteras y…–
Empieza a tocar la pantalla de su GPS. Afortunadamente, estamos detenidos en un semáforo en rojo, pero tengo la sensación de que no le importaría si no lo estuviéramos.
–A unas tres manzanas al oeste– dice después de un minuto. –¿Tienes algunas compras que hacer allí?
–Si, por favor–
Rápidamente se mete en el carril de giro a la derecha, ignorando algunos gritos y dedos medios de los otros conductores, y acelera. De alguna manera llegamos a la tienda sin causar ningún homicidio vehicular.
Mientras cuento mi tarifa, digo: –¿Puedes esperarme? No debería tardar más de veinte minutos–
Levanta sus pobladas cejas. –¿Tanto tiempo? ¿Segura? Tendré que dar la vuelta a la manzana y el taxímetro está corriendo…
Me lo puedo permitir. Por ahora, al menos. K&J aún no está totalmente inundada.
Se encoge de hombros. –De acuerdo, señora, lo que quiera–
Salgo del taxi y se ha ido antes de que llegue a la puerta principal.
La pequeña boutique tiene una pared entera dedicada a artículos para el té: tazas, teteras hervidores, infusores, coladores, filtros de papel, pequeñas rejillas de alambre para organizar cajas, frascos herméticos y latas para guardar hojas sueltas. Observo el expositor, dándome golpecitos en los labios con un dedo.
Finalmente, elijo una tetera de cerámica de estilo japones, baja y con un esmaltado verde bosque moteado. Su etiqueta dice: Ao-Oribe ushirode kyuusu, esmaltado tenmoku, filtro de sesame.
No tengo la menor idea de que significa todo eso. Y el precio es un poco espantoso. Pero su color y su elegante forma son perfectos: de buen gusto, pero llamativos, ni demasiado masculinos ni demasiado femeninos. Un símbolo de compromiso, una esperanza de armonía. Un regalo que elegí yo mismo, pero en reconocimiento a un ritual que Tyler aprecia mucho.
Solo por diversión, también llevo un par de tazas a juego. Definitivamente me quedaré con el café por las mañanas. Pero tal vez, tarde por la noche, no estaría tan mal compartir una taza de té caliente con Tyler.
Me dirijo al frente de la tienda, sonriendo para mí misma, sintiéndome tranquila por fin.