Periodo de prueba

2971 Words
XIMENA Emilia casi derrama su mojito de pera y jadea. –¿Tienes que hacer qué? ¿Con quién? – Asintiendo con gravedad, tomo un trago fortificante de sangría. El solo hecho de explicar toda esta angustiosa situación me hace sentir que me estoy volviendo loca. Estamos almorzando en una mesa para dos en Banderillas, nuestro bar favorito en todo Manhattan. Este restaurante ha sido nuestro lugar de reunión favorito desde que éramos compañeras de cuarto en la universidad. Hemos hablado de innumerables decisiones aquí. sí debería de romper con mi primer novio de mierda, que lo hice. Si Emilia debiese darle su virginidad anal a su novio aspirante a musico, que lo hizo. Si debiésemos hacernos tatuajes de amistad a juego, me acobarde. Si debiese aceptar la oferta de trabajo Klein & Johnson después de las practicas que le conseguí, lo cual hizo. Pero esta decisión es probablemente la más importante de mi vida. Necesito el consejo de mi mejor amiga ahora más que nunca. Emilia deja escapar un suspiro comprensivo. –Dios. Sabía que la empresa no le iba muy bien, pero no tenía idea de los problemas en los que nos habíamos metido– –Si, resulta que deberíamos haber invertido más en r************* – Como todas las demás grandes empresas de marketing. Papa se mantuvo firme con viejas estrategias, y ahora los clientes piensan que somos un dinosaurio. –Entonces, ¿Qué crees que debería hacer con este contrato? – le pregunto de nuevo. Intento no sonar impaciente, pero la cabeza me ha estado dando vueltas desde que papa anuncio su jubilación y aprendí exactamente lo que tendría que hacer para ocupar su lugar. –Déjame asegurarme de que lo entiendo. Tienes que heredar y deshacerte de los términos y condiciones, o de lo contrario la junta lo venderá. Antes del próximo trimestre financiero– –Si– –Pero el testamento de Will Klein dice que no puedes heredar hasta que te cases con su hijo– –Aja– Se chupa los dientes. –Así que…al altar en cuestión de días, ¿eh? Parece que la tabla es la roca y la voluntad de Klein es el lugar difícil– –Exactamente– aunque es el lugar difícil de Tyler por el que realmente necesito preocuparme ahora mismo. –Y entre los dos, mi vida personal está a punto de hacerse añicos– –No sabía que tuvieras una vida personal– Levanta una mano ante mi mirada exasperada. –Estoy bromeando, estoy bromeando. Lo siento– –No, tienes razón. En realidad, no– Suspiro profundamente. –Pero maldita sea, ¿Por qué debería renunciar a lo poco que tengo? No es justo. Al final de un largo día de trabajo, quiero volver a casa a mi propio espacio para un poco de paz y tranquilidad– Sin mencionar el vino. Y el helado. Y ahogar el silencio con una televisión cutre para no poder empezar a pensar en lo sola que estoy. –No podría soportar tener a ese idiota en mi cara las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Lo aguantaría todo el día en el trabajo y luego tendría que ver sus calcetines sucios por todas partes– Ni hablar. –¿Quién dice que tienes que compartir tu espacio? – Resoplo mientras me llevo un tenedor de papas bravas a la boca. –¿Un marido y una mujer que no viven juntos? Si, eso se vería genial para la publicidad– Una de las muchas razones por las que papa nunca me dejaría oír el final. Emilia se encoge de hombros, con las palmas hacia arriba. –Lo que quiero decir es que no necesariamente tienes que perder toda tu vida– -Solo las partes con independencia y privacidad– –Vamos, intenta pensar en la situación como cualquier otra decisión empresarial. Este matrimonio es un solo trozo de papel. Después de que tú y Tyler aborden el panorama general, pueden negociar los detalles como adultos y encontrar algo con lo que ambos pueden vivir. Ustedes dos están en la misma página: hacer un gran sacrificio personal para salvar su empresa– –No estoy tan segura de eso. Tyler parece estar mucho más interesado en la idea que yo. Estuvo a bordo desde el principio– Me froto la mano donde la beso, pensando en la forma ronca en la que murmuro “Sra. Klein”. Su idea del matrimonio claramente no es muy santa. Emilia levanta una ceja perfectamente depilada. –¿Ah? ¿Crees que le gusta la idea de compartir la cama contigo? – –Creo que le gusta compartir la cama con cualquier cosa que tenga pulso– Aunque sus modales de playboy hacen que parezca aún más extraño que este tan ansioso por atarse. Uh, esa esa fue una mala elección de palabras. ¿Pero quién dice que no seguirá acostándose con cualquiera? Como dijo Emilia, este matrimonio es estrictamente de negocios. Una mera formalidad legal. Y Tyler probablemente explotara si pasa más de una semana sin sexo. Puede que sea la hija del jefe, pero sigo escuchando mi parte de chismes de oficina. Tyler se acostó con las seis becarias del verano pasado. también se a acostado con varias secretarias a lo largo de los años, y todos hicieron la vista gorda. Los chicos son chicos… Bueno, se acabó el tiempo de juego. Si espera cambiar esta empresa, tenemos mucho trabajo por delante. –¿Pero ¿qué te parece todo esto? Tyler Klein es jodidamente sexy– –Emilia …– gimo. –¿Qué? Tengo ojos que funcionan. Su atractivo es un hecho objetivo. Igual que el Papa es católico y los carbohidratos te hacen engordar. El solo es… ¿De verdad sería tan malo verlo desnudo? – Su sonrisa pícara dice que está sugiriendo mucho más que solo mirar. –Ya que estamos sopesando los pros y los contra…– Hago una pausa para considerar la imagen y luego, a regañadientes, admito. –No– De hecho, probablemente seria bastante fantástico. Ya he tenido una vista previa de su cuerpo tonificado, su pecho firme y sus abdominales marcados. Siempre que nuestras familias veraneaban juntas en los Hampton, aprovechaba cada oportunidad para pavonearse sin camisa. Demonios, cuando tenía diecinueve años, estuve a punto de follar con él. Pero era joven, estúpida y estaba cachonda en ese entonces. Ahora, soy mayor, más sabia y sigo increíblemente cachonda, demonios. Es ridículo lo fácil que Tyler capta mi atención. La cosa más pequeña que hace que puede dejarme nerviosa. Como al final de nuestra reunión de negocios de ayer. Como una cortesía básica, la despedida más brusca posible, le tendí la mano, solo para que Tyler hiciera una ligera reverencia y se la llevara a la boca para un beso prolongado. “Un placer hacer negocios con usted…Sra. Klein” bromeo con voz ronca. Se me seco la boca y sentí un revoloteo en el estómago. O tal vez ese revoloteo estaba en algún lugar un poco al sur de mi estómago. De repente recordé exactamente cuántos años, meses, días y horas habían pasado desde la última vez que había tenido sexo. Intento recuperarme. ¿Quién se cree que eso? estábamos en un rascacielos de la avenida Madison, no en un castillo del siglo XIV. Este es un comportamiento laboral tremendamente inapropiado. Podría darle una bofetada en su apretado trasero con una demanda por acoso si quisiera. En cambio, simplemente le di al bastardo engreído una mirada asesina y la respuesta más gélida que se me ocurrió. Pero era demasiado tarde. No podía negar la reacción de mi cuerpo. El escalofrió al rojo vivo que me recorrió la columna vertebral cuando sus suaves y carnosos labios tocaron mis nudillos, rozando mi piel mientras hablaba. Incluso ahora, me encuentro repitiendo la imagen de Tyler Klein mirándome con una sonrisa pecaminosa, sus ojos oscuros encendidos. Me deshago del tórrido recuerdo. ¿y que si Tyler sabe coquetear como el mujeriego desvergonzado que es? Para ligar es todo lo que hace bien. Y los hombres guapos abundan, especialmente en Nueva York. Demonios, un vibrador de cincuenta dólares podría hacer su trabajo, y yo no tendría que escuchar sus tonterías. No me esforcé al máximo en la escuela de negocios solo para convertirme en la mujercita de Tyler. Por otra parte, tampoco me esforcé al máximo en la escuela de negocios para ver como la empresa de mi padre se va al garete. Mis pensamientos me tranquilizan, enfriando mi ira hasta convertirla en melancolía. Pasé mi infancia en la oficina de mi padre, jugando a sus pies mientras el dirigía un banco financiero de miles de dólares. Todos los niños piensan en sus padres como dioses, y yo no era la excepción. Incluso desde que tomé mi lugar a su derecha, con mi propia voz en el negocio familiar, todavía lo respeto más que a cualquier otro hombre. Y luego los diagnósticos de cáncer. Diagnósticos, en plural: primero mamá en mi primer año de universidad, luego papá el año pasado. Pero, aunque había tenido un asiento en primera fila para la mortalidad de mamá, el de papá todavía fue una sorpresa. Es tan sabio y orgulloso como siempre, y muestra una fachada valiente para el resto de nosotros, pero puedo decir lo que el cáncer le está haciendo sufrir. He sido su hija durante veintiséis años; se dónde buscar. Son esos pequeños momentos, cuando le tiemblan las manos cuando hablamos del futuro, o cuando tiene esa mirada distante en sus ojos. Papá tiene tan poco tiempo. A veces todavía es difícil recordarlo. Muy pronto, Regina y yo seremos la única familia que nos quede. Y mi hermana pequeña no dirigirá Klein & Johnson Enterprises. Nunca le ha interesado el mundo de los negocios, le encanta la moda, no las finanzas. Aunque tal vez debería pedirle consejo sobre diseño gráfico, para renovar los estilos de nuestras campañas de marketing… Frunzo el ceño ante mi sangría. Maldita sea, estoy pensando como si Klein & Johnson ya fuera mío. Como si inconscientemente hubiera dado por sentadas mis responsabilidades. Bueno, ¿Por qué no debería? Papá siempre me dijo que su puesto seria mío algún día. Esta empresa es mi derecho de nacimiento. Es el legado de papá. El fruto duramente ganado de toda su sangre, sudor y lágrimas. No debería pasar sus últimos días preocupándose por que pasará con él. Y pronto, esta empresa será todo lo que me quede de él. suponiendo que realmente logre conservar la maldita cosa. Dejando a un lado los sentimientos personales K&J también emplea a más de seis mil personas. Seis mil vidas que se verán trastocadas si nuestros rivales toman el control. Mierda. No puedo creer que siquiera este considerando este ridículo contrato. Pero mi carrera lo es todo para mí. Siempre lo ha sido. Mientras otras chicas disfrutaban de una vida social normal, yo estudiaba durante horas todas las noches. Mientras ellas elegían los vestidos de el baile de bienvenida y bebían alcohol a escondidas de la licoreras de sus padres, hice prácticas. Mientras ellas se apresuraban en las hermandades, copresidí el club de mujeres emprendedoras de mi universidad. Obtuve excelentes calificaciones en todas mis clases de licenciatura y MBA. Nada de fiestas y apenas tuve citas. Nunca me aproveché de la reputación de papá: desde que tuve la edad suficiente para entender la enorme responsabilidad que me esperaba en el futuro, quise estar lista para ello. Bueno, ahora estoy lista. He trabajado duro toda mi vida y me he ganado el derecho a demostrar mi Valia como directora de K&J. Confió en que puedo llenar el lugar de papá. No puedo decepcionar a papá . No puedo decepcionar a mi yo más joven. Esta empresa es mía; la idea de perderla ante un rival es incluso peor que la idea de que Tyler haga comentarios sugestivos sobre mí por el resto de mi vida. Esta empresa no puede escaparse de mis manos, así que no lo permitiré, incluso si eso significa que tengo que asociarme con Tyler. No solo asociarme, sino, Dios mío, casarme con el hijo de puta. Nuestros padres debieron volverse locos temporalmente cuando escribieron sus testamentos. Por otra parte, siempre tuvieron ideas extrañas y anticuadas sobre las citas y el cortejo. Pero ninguna situación es imposible. Si tan solo puedo calmarme y pensar con claridad, surgirá una solución óptima. Cualquier objetivo aparentemente imposible se puede gestionar dividiéndolo en tareas pequeñas. Respiro profundamente para calmarme e intento dejar que mi entrenamiento me domine. Emilia ha planteado dos puntos importantes. Primero, tanto Tyler como yo queremos salvar Klein & Johnson Enterprises. Esta empresa es nuestro derecho de nacimiento, el legado de nuestros padres, y sus empleados son nuestra responsabilidad. Y segundo, este matrimonio es solo otra forma de sociedad legal. Lo que significa que es un contrato abierto a negociación. Si, es una verdadera lástima que no me case por amor. Mi lado romántico más oculto se estremece al pensarlo. Pero trato de dejar de lado toda la carga emocional que puedo. Después de todo, no todos los matrimonios tienen que ser como un romance de película. Tyler y yo no necesitamos estar enamorados para copilotar con éxito la empresa. La pregunta de las 100 mil millones es esta: ¿Qué tan bien trabajaremos juntos? ¿Podremos siquiera llevarnos bien? ¿Será nuestra asociación estable y productiva? ¿O implosionara llevándonos a nosotros? Esta decisión no recae completamente sobre mis hombros. Nuestros padres siempre han dicho que juntos somos más fuertes; por eso nos emparejaron en primer lugar. Así que Tyler también debería hacer el trabajo pesado. De hecho, podría argumentar que es su trabajo convencerme, ya que el abordo. Así que, que haga su discurso de venta. Que me demuestre su valía. Que me demuestre cómo y por qué esta relación podría tener éxito. Yo también haré mi parte: intentaré mantener la buena fe y ser receptiva a la idea de que nos hagamos amigos. Pero no soy de las que se comprometen con algo a menos que sepa que puedo cumplirlo. Si me voy a casar con Tyler, entonces, por Dios, quiero ganar. El final de mi debate interno debe reflejarse en mi rostro, porque Emilia se acerca a la mesa para apretarme la mano. –Voy a pedir postre– –Te quiero- digo con un suspiro. Incluso con mi recién descubierta determinación, necesitaré mucho chocolate para superar esto. –Por si sirve de algo, creo que eres muy valiente– Fuerzo una sonrisa. –Gracias– Refunfuñando para mis adentros, saco mi teléfono del bolso y llamo a papá para programar otra reunión con Tyler y Ron. Tengo que darles mi respuesta lo antes posible. ♦︎♦︎♦︎ A última hora de la tarde, casi al final del día laboral, abro la misma puerta de la sala de conferencias por la que entré ayer. Nadie se gira en respuesta; los tres hombres sentados a la mesa ya han levantado la vista al oír mis pasos en el pasillo. La sonrisa torcida de Tyler es un poco demasiado presumida. ¿Qué fue lo que dijiste antes? ¿Algo sobre no casarte conmigo? parece regodearse. ¿Qué tal ese humilde sabor a pastel? Un musculo se tensa en mi mandíbula. Ni siquiera tuvo que decir una palabra y ya estoy irritada de nuevo. Maldita sea, estan irritantemente atractivo, con su traje gris carbón, su impecable camisa blanca y su corbata color merlot, todo expertamente confeccionado para ajustarse a su 1.88 metros de altura, y el hecho de que pueda sacarme de quicio tan fácilmente me molesta aún más. Todo su comportamiento grita confianza. Desde sus ojos profundos e inquisitivos que ven demasiado, hasta sus manos fuertes con uñas bien recortadas, y la gruesa columna de su garganta que se balancea cuando me sonríe con suficiencia. Él es de lo que estan hechas mis fantasías adolescentes. Aroma masculino amaderado. Cuerpo musculoso, pero estilizado. Un ingenio rápido que siempre encuentra la manera de meterme en un debate. Ignorando los latidos de mi corazón, aparto la mirada de Tyler y me dirijo a la sala. –Gracias a todos por volver a reunirnos con tan poca antelación. Tengo una propuesta que hacer– –Pensé que era mi trabajo– interviene Tyler. Ignorando deliberadamente su comentario, explico. –Firmaré el contrato de herencia a fin de mes…– Todos parpadean. Papá y Ron parecen gratamente sorprendidos. La sonrisa molesta de Tyler ha desaparecido, reemplazada por un ceño ligeramente fruncido. –Pero solo– continúo. –Si Tyler puede demostrarme que una relación entre nosotros podría funcionar. Después de todo, el destino de Klein & Johnson depende de nuestra capacidad de cooperar como socios comerciales y cónyuges– –¿Un periodo de prueba? – pregunta papá. –Podrías describirlo así. También creo que conocernos mejor ayudará a la imagen pública de la empresa. Necesitamos que nuestra relación sea creíble; se verá extraño si nadie nos ve juntos antes de casarnos– También es una oportunidad para probar antes de lanzarme directamente a la piscina. Un intento de inyectar un poco de normalidad en una situación profundamente normal. Pero no digo esa parte en voz alta. No quiero admitir ahora mismo que el matrimonio todavía me asusta un poco. No con Tyler parpadeando con curiosidad y Rob mirándome frustrado ante la perspectiva de aún más retrasos. Tyler finalmente habla. –Entonces, esencialmente, me estás pidiendo que salga contigo– Asiento con la cabeza. –Si, esa es la idea. Al menos invítame a tomar algo antes de que considere tomar tu nombre– Lo miro directamente, esperando ver su reacción antes de lanzarle mi siguiente clausula. –Ah, y otra cosa. Abstenerse de tener sexo…con nadie–
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