XIMENA
Llego al pent-house temprano por la tarde. Tyler no está, así que me pongo ropa limpia y como una barra de granola mientras espero. Me acuesto para tomar una siesta, pero termino mirando al techo; intento trabajar, pero me detengo porque no puedo concentrarme; intento leer una revista y luego me resigno a esperar en el sofá.
¿Dónde demonios está? No está en la oficina un domingo; estamos hablando de Tyler. Intento no pensar en la posibilidad de que haya pasado la noche con otra mujer.
Pero si lo hizo…bueno, soy yo quién abandonó nuestra boda. No puedo culparlo por pensar que nuestra relación ha terminado. Por querer terminar conmigo y encontrar una nueva novia que no sea una molestia. Aunque lo último en lo que pensé ayer fue en lastimarlo.
Dios, la pesadilla de las últimas cuarenta y ocho horas todavía me da vueltas en la cabeza. todavía puedo oír la voz de Josh en el teléfono, deslizándose en mi oído como un horrible parasito alienígena…
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–Buenas tardes, Ximena– dijo Josh. –Deberías revisar tu correo electrónico más a menudo–
–¿Q-que quieres? – dije con voz ahogada.
–Revisa tu correo electrónico y dime si reconoces las fotos adjuntas–
Presiono el icono de FINALIZAR LLAMADA y toqué mi aplicación de correo electrónico. Un mensaje nuevo. Lo abrí…y se me congeló la respiración.
Por supuesto que reconocí esas fotos. Cuando todavía salíamos, Josh me había insistido en que me tomara algunas selfies desnuda. Y cedí, porque todavía era una chica crédula que pensaba que podría convertirse en un novio decente si me esforzaba lo suficiente y le daba lo que su corazoncito viscoso y arrugado deseara.
Me había convencido de que era un buen hombre y de que todo su comportamiento egoísta y controlador era culpa mía. Siempre que se enfadaba, era porque lo había provocado. Por supuesto, cuando estaba enojada, solo era una zorra infantil que buscaba razones para ofenderse. Se enfureció cuando no quise tocar su erección; se enfureció cuando le sugerí que tal vez podría tocar mi clítoris de vez en cuando. Incluso cuando lo sorprendí coqueteando con otras mujeres, afirmó que era porque lo descuide.
Así que supongo que tampoco debería haberme sorprendido de que mintiera sobre destruir esas fotos de desnudos. Le hice borrarlas de su teléfono mientras yo miraba, pero debió haber hecho una copia de seguridad de los archivos en algún lugar de antemano. Las veintidós fotos. Mierda.
Le devuelvo la llamada . El teléfono de Josh ni siquiera terminó de sonar cuando contestó.
–¿Y qué? –
Apretando la mandíbula, puse el tono más duro y despectivo que pude. Me negué a darle la satisfacción de oír mi voz temblar.
–¿Tienes algún punto que decir? ¿O solo querías recordarme lo escoria que eres? –
–Ríndete y deja que mi padre compre Klein & Johnson– exige. –También podría pedirte que te arrodilles y me chupes la polla, pero ambos sabemos que ni siquiera sirves para eso–
–Solo porque siempre me la metías por la garganta como si estuviera extrayendo petróleo. O compensando algo–
–¿Quieres el trato o no? – espetó
Oh, a Josh no le había gustado eso. Podía imaginar su labio fruncido. Sentí una oleada de triunfo y terror simultáneo por haberlo enojado.
–Me temo que esta es una oferta por tiempo limitado. Si quieres salvar Klein & Johnson, pide a tu junta que envíe por correo electrónico un contrato de compra antes de que finalice la semana. O publicaré estas fotos, destruyendo tu reputación y probablemente la de la empresa, y entonces Bradford Multimedia simplemente comprará Klein & Johnson de todos modos cuando se acabe la fecha límite. De una forma u otra, mi padre conseguirá lo que quiere–
Mi corazón latía tan fuerte que apenas podía recuperar el aliento. Intenté ganar tiempo para pensar discutiendo con él, buscando cualquier grieta en su determinación. –¿Esto es todo por tu papá? ¿Qué sacas de esto? –
–Ser un buen hijo es mi propia recompensa. Además de construir una empresa sólida para heredar algún día…y ver a una zorra presumida obtener lo que se merece– Su tono me atravesó como si fueran fragmentos de hielo mientras continuaba. –Cualquier explicación que prefieras. Elige tu favorita; no importa–
Así que de eso se trataba realmente; de castigarme por atreverme a romper con él. Incluso para Josh, el ex del demonio, esto era una locura. Nunca soñé que llegaría tan lejos por una venganza tan mezquina.
–Lo que importa– continuó, –es tu propia decisión. Mi oferta es bastante generosa. Estoy dispuesto a pagar millones de dólares para tu empresa en lugar de simplemente exigirte que los entregues–
Trago saliva. –¿Dijiste que tengo una semana? – pregunte, odiando lo pequeña y débil que sonaba mi voz.
–Así es– dijo, sonando complacido de haberme controlado finalmente. –Adiós por ahora, Ximena. Nos mantendremos en contacto–
Al menos, pensé que eso era lo que Josh había dicho. No podía oír por encima del torrente de sangre que latía en mis oídos. Sus últimas palabras podrían haber sido. “estás jodida”
Y bien podría estarlo. Miré mi teléfono, con ganas de llorar, vomitar y gritar, todo al mismo tiempo. ¿Qué demonios iba a hacer? ¿Qué podía hacer? No había salida. No podía pensar con claridad. Mi ansiedad, que ya latía a fuego lento, se había desbordado. El pánico animal inundo mi cerebro. No podía respirar. Estoy atrapada.
Incluso entonces, una parte de mí ya sabía que necesitaba ayuda. Debería haberle preguntado a Tyler. ¿pero cómo podría enfrentarlo? Le había entregado a Josh la cuerda para que nos ahorcara a ambos. le había dado exactamente lo que necesitaba para destruir el legado de nuestros padres y seis mil trabajos.
La influencia tóxica de Josh regresó con toda su fuerza, haciéndome revivir todos los sentimientos enfermizos y distorsionados que nuestra relación había arraigado en mi durante más de dos años. Mi visión se nubló, mis pulmones ardían, mi estómago se retorcía de ansiedad.
No. no podía decírselo a Tyler. La forma en que me miraría…No sabía que sería peor, su decepción o su lástima. Mi orgullo no podría soportar otro golpe. Simplemente me haría añicos.
En ese momento, me odie a mí misma más de lo que había odiado a nadie en mi vida. Temblaba de vergüenza y rabia impotente. ¿Por qué demonios tomé esas fotos para Josh? Siempre había dejado que ese cabrón me usara, simplemente se dejaba llevar y hacia lo que quería. Si no hubiera sido tan ingenua y desesperada, no estaría en este lío ahora mismo. ¿Por qué tardé tanto en escuchar la vocecita en el fondo de mi cabeza gritando; esta relación está mal, te está matando, ¿sal de ahí?
Bueno, escuché demasiado tarde. Y a menos que hiciera algo ahora mismo, toda nuestra empresa iba a pagar por mi error.
Tenía que encontrar a Josh y detenerlo, aunque no tenía ni idea de que iba hacer o decir cuando llegara a su oficina. Mis instintos me gritaban que había una amenaza y que necesitaba enfrentarla, luchar y matarla, porque si me quedaba quieta, me encontraría y me haría daño primero. Dejarla venir a mi significaría que ya había perdido.
Medio ciega por la adrenalina, Salí corriendo de la cabaña, me subí a nuestro coche de alquiler y sali corriendo hacia el único aeropuerto de Nantucket. Tenía una cosa en mente: acabar con Josh y hacerle pagar.
Pensamientos oscuros y frenéticos invadieron mi cerebro. Había tenido razón todo el tiempo al sentirme nerviosa por casarme con Tyler. Si Josh iba a arruinar nuestra empresa sin importar lo que hiciera, ¿entonces que sentido tenía? Si esto explotaba en un escándalo mediático, el mejor escenario posible era que yo tuviera que dimitir mientras la empresa seguía adelante sin mí. En cuyo caso, la cuestión de mi herencia era discutible. Ya podía ver el titular: “Director ejecutivo obligado a dimitir en medio de un escándalo de fotos desnudas” No era así como quería que fuera mi primera aparición en CNN.
Con nauseas, con lágrimas escociendo los ojos y todavía ataviada con todas mis insignificantes galas, pise el acelerador a fondo y dejé nuestra boda muy atrás.
El vuelo desde Nantucket, por corto que fuera, me obligó a sentarme y pensar. Me di cuenta de que había dejado que mis emociones se descontrolaran, literalmente. ¿Cómo demonios se suponía que salir corriendo solucionaría algo? Por muy satisfactorio que fuera a corto plazo, no podía irrumpir en la oficina de Josh y empezar a gritarle obscenidades. No, necesitaba un plan antes de actuar.
Yo también necesitaba ayuda. Pero con el estómago todavía revuelto por la ansiedad y la vergüenza, no quería que Tyler supiera de mis fotos sucias, ni de cuanto poder aparentemente Josh todavía ejercía sobre mí.
Así que, en lugar de encontrarme con Josh, tomé un taxi a un hotel del alto Manhattan, prometiéndome que podía resolver este problema sola y que nadie se enteraría de lo que había hecho por Josh o lo que él me había hecho a mí.
Solo quería sentir que no era totalmente inútil. Sabía que detener a Josh no compensaría la forma en que había tratado a Tyler ese día, y mucho menos lo justificaría. Pero pensé que un regreso victorioso era mejor que escabullirme con el rabo entre las piernas. Ya era bastante malo haber traicionado a mi prometido; no quería dejarle todos mis problemas en el regazo también. Estaba decidida a seguir siendo independiente. Yo era Ximena Johnson. Encontraría una manera de arreglar esto.
Al final, sin embargo, no pude seguir inventando excusas para evitar a Tyler. Pasé dos noches sin dormir dando vueltas por mi habitación de hotel, tratando de pensar en maneras de desactivar la amenaza de chantaje de Josh… y se me ocurrió una mierda. Cada idea era peor que la anterior. No había forma de contratacar sin involucrar a otras personas y llamar la atención sobre mi pequeño y sucio secreto.
Al amanecer de hoy, me doy por vencida y me fui a la cama, donde mi mente siguió dando vueltas hasta que me quedé dormida de puro agotamiento.
Mas tarde en la mañana, mientras me miro en el espejo, me veo obligada a admitir lo que había sabido todo el tiempo. No puedo hacer esto sola. Este error es demasiado viejo y demasiado profundo para deshacerlo fácilmente, o tal vez para deshacerlo. Y las garras de Josh están demasiado hundidas en mí. El solo hecho de recordar su voz en el teléfono hace que mi corazón se acelere y mi estómago se revuelva. Apenas puedo pensar con claridad, y ese imbécil ni siquiera está aquí ahora mismo.
No, tengo que afrontar los hechos… y a Tyler también. Así que me di una ducha y arreglo mi rostro demacrado lo mejor que puedo. Sin nada más que ponerme, me puse la ropa de ayer: lo que debería haber sido mi vestido de novia. Bajo las escaleras, como un bagel si saborear nada y tomo un vaso de papel de café del bar de desayuno continental, luego llamó un taxi para que me lleve a nuestro pent-house. Es hora de volver a casa con mi casi marido.
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El sonido del pomo de la puerta girando me saca de mis dolorosos recuerdos. Me incorporo de golpe y observo, con el corazón latiendo rápido, como nuestra puerta principal se abre.
Tyler cruza el umbral, me ve y se queda paralizado. Me mira a los ojos como si hubiera visto un fantasma. La ira, el alivio y el dolor luchan por controlar su expresión…
Todas mis palabras cuidadosamente ensayadas me abandonan al verlo. Siento la garganta seca y, con el corazón latiendo con fuerza, pronuncio las primera palabras que se me ocurren.
–Necesito tu ayuda–
Por un minuto no dice nada. Simplemente sigue mirándome fijamente, luchando por controlar sus rasgos. Finalmente, responde: –Primero, necesito algunas respuestas–
Su voz es tensa, apenas mantienen el control. Pero no dice que no. Eso es lo mejor que puedo esperar; demonios, lo mejor que merezco. Asiento y me pongo de pie
–¿Dónde demonios has estado? – pregunta. Todavía no se ha movido de la puerta, como si no quisiera acercarse demasiado a mí.
–Siento haberme ido. Estaba en un hotel–. Se que eso no se acerca a responder a su verdadera pregunta, pero tengo que empezar por algún lado-
Tyler cierra la puerta de golpe y camina hacia mí. –Dios, Ximena. Pensé que te habías ido para siempre. ¿Por qué no dijiste nada? –
Mordiéndome el labio, trago saliva con fuerza. El dolor en su voz es palpable. Lo traicioné…no hay forma de decirlo.
Su indignación sigue saliendo a raudales, entrenándome con una avalancha.
–Me dejaste de pie en ese altar durante una maldita hora. Nunca me había sentido tan humillado en toda mi vida. Y he estado perdiendo la cabeza desde entonces. Hemos tenido que mentir como locos para evitar que los medios sospecharan algo, mientras yo no tenía ni idea de donde diablos estabas. Sabía que no querías casarte conmigo, pero por Dios, nunca pensé que me odiaras tanto–
La palabra se siente como una aguja fría en mi corazón. ¿odiarlo? No, no lo odio, no podría…pero así es exactamente como actúe, ¿no? como si no lo considerara digno de respeto por pensar que así es como me sentía?
Frunciendo el ceño, Tyler corta el aire con las manos. –Me abandonaste. Sin una palabra. Sin darle a nadie la oportunidad de hacer nada. No tenía ni idea de qué demonios estaba pasando. ¿Qué sentido tenía huir? ¿Por qué no me dijiste que estabas molesta? ¿Qué pasó con ser compañeros y trabajar juntos? pensé que estábamos llegando a alguna parte, pero aparentemente…
–Lo sé, ¿de acuerdo? – grito.
Escuchar mi propia voz quebrarse es la gota que derramó el vaso. Respiro entrecortadamente y la escapo de nuevo con un fuerte sollozo. Las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas mientras me abrazo fuerte, incapaz de mirar a Tyler a los ojos. Odio estar desmoronándome frente a él de esta manera.
–Se que te lastimé– digo. –Te traté como una mierda. trabajaste tan uro para ganarte mi amistad, mi confianza, ¿y que hice con la tuya? Fui estúpida y horrible, y no hay excusa. Pero Josh me asustó tanto que no sabía qué hacer. Yo…–
–Vaya, hey, espera un minuto– sorprendido por mi repentino colapso, Tyler se sienta torpemente a mi lado, con los ojos muy abiertos. –¿Josh? ¿Qué tiene que ver con esto? ¿No te escapaste por la cláusula de herencia? –
–¿Qué? No. ¿Por qué lo haría? –
Una mirada de incredulidad y asombro cruza sus hermosos rasgos. –Porque fui a verte antes de que comenzara la ceremonia y dejé el contrato en tu escritorio, justo antes de que desaparecieras. ¿Qué se suponía que debía pensar? –
Su confusión nubla aún más las cosas. Niego con la cabeza, tratando de aclarar mis pensamientos lo suficiente como para decir lo que necesito. –No es eso. Necesito decirte algo–
Trago saliva con fuerza para reunir valor. Es hora de bajar las defensas. No solo porque Tyler merece una explicación, sino porque me he dado cuenta de algo. Confió en que me ayudará sin juzgarme. Como si debería haber confiado en el todo el tiempo.
–Justo antes de que empezara la boda…–
Maldita sea, mi voz no deja de temblar. Respiro hondo. Tal vez ayude si finjo que estoy contando una historia que le sucedió a otra persona.
–Josh me llamó. dijo que publicaría…fotos mías desnuda…si no vendía Klein & Johnson a Bradford media para la semana que viene. Así que por eso me fui. Pensé que podía detenerlo, pero luego me doy cuenta de que no tengo ni idea de que hacer. Así que volví aquí para pedirte ayuda.
Listo, lo hice. No doy muchos detalles, pero le digo la verdad y el mundo no exploto.
Aunque Tyler podría hacerlo. Sus fosas nasales se dilatan y observo con asombro y horror, como su rostro se pone rojo ladrillo. Casi seria gracioso si la situación no fuera tan grave.
Finalmente, muy suavemente, Tyler gruñe: –Voy a arrancarle su maldita polla y dársela de comer–
Una pequeña risa histérica, mitad hipo, sale de mí.
–Por favor, no–
Me limpio las mejillas con el dorso de las manos, sintiéndome ya con más control. Tyler no va a dejar que Josh gane. Y lo que es más importante, no va a dejar que pase por esto sola.
–Cierto. Probablemente ya hayas pensado en esa idea– De repente, los cálidos y fuertes brazos de Tyler me envuelven con fuerza. Me da un suave beso en la coronilla. –Ojalá hubieras venido a mi antes, Copo de Nieve. No siempre tienes que soportarlo todo sola–
Y ese hecho parece tan obvio ahora. pensé que lo entendía antes, pero ahora he aprendido que Tyler está aquí para mí, de verdad, para siempre, pase lo que pase.
Sollozando, me giro para rodear su cintura con mis brazos y relajarme en su reconfortante abrazo. nuestro primer abrazo que no está motivado por un contrato ni una apuesta ni nada más que afecto honesto. Es puro y sólido, y exactamente lo que necesito. Ya estoy empezando a sentirme un poco más tranquila.
–Ahora me tienes de tu lado– murmura Tyler en mi cabello. –No dejaré que te pase nada–
Mi respiración se hace más profunda y se estabiliza lentamente a medida que mi tensión disminuye. Estaba tan ansiosa por la amenaza de Josh sobre mi cabeza, pero mis miedos parecen mucho menores con Tyler aquí para ayudarme a combatirlos.
Unos minutos después, rompe el silencio tranquilizador para preguntar: –¿Quieres un poco de té? –
Dejo escapar una risita débil entre mis ultimas lágrimas. –Vaya, sí que eres inglés–
–Mamá lo juro– Tyler se aparta un poco, lo suficiente para mirarme. –Y una vez que te sientas mejor podemos empezar a resolver esto–
Asiento. –¿Tienes alguna idea? –
Sus labios se curvan en una sonrisa maliciosa.
–Algunas–
Le devuelvo la sonrisa a Tyler. De alguna manera, tengo la sensación de que Josh está metido en un buen lío. Con Tyler a mi lado, me siento segura por primera vez desde que comenzó este desastre.