2. A Dos Tiempos.

4991 Words
Lennox pasó el resto de la tarde inmerso en su ensayo, lo que hacia con mayor beneplácito gracias a que sabía estaba fastidiando a su vecina y efectivamente, lo había conseguido la pobre Haydeé tuvo que morderse la lengua más de una vez y gritar en silencio, apretando los puños en un intento de no ir a golpear la puerta de nuevo, gracias a la constante interferencia que afectaba su concentración; hasta que finalmente, cuando el reloj marcó las 6 de la tarde, la música cesó abruptamente, pero había llegado el momento para que él se prepararse para ir a su trabajo. Haydée soltó un suspiro de alivio, cerrando los ojos por un momento, por fin, silencio, pero su alivio duró poco, la curiosidad, que había estado latiendo en el fondo de su mente todo el día, se hizo presente con más fuerza, a dónde iba Lennox?, y cuál era ese misterioso trabajo que parecía tener horarios tan inusuales? La chica sabía que a partir de ese momento solo era cuestión de tiempo para que su vecino saliera de su departamento, y así fue la cerradura de Lennox no tardó en escucharse, y aunque se mordió el labio inferior, su curiosidad era más fuerte así que sin pensarlo demasiado, se acercó a la pantalla del intercomunicador, y efectivamente el hombre, vestido con un elegante traje n***o, no tardó en cruzar frente a ella, pero ese breve instante no fue suficiente y de inmediato corrió hacia una de las ventanas de la sala, desde su posición, tenía una vista parcial del estacionamiento del edificio, no quería admitir que estaba espiando, aunque, técnicamente, no tenía nada de malo asomarse casualmente para ver si su vecino se iba a una reunión de negocios, a un bar, o quizás, y esto si la hacía reír, a algún otro sitio que realmente justificara su supuesto “ensayo artístico y su atuendo". Y entonces lo vio y pudo admirar aún mejor su vestimenta, Lennox llevaba un traje n***o de dos piezas, tirantes, camisa negra, corbata roja y una rosa en la sola del saco rematado con un elegante sombrero estilo fedora; y evidentemente ese no era un atuendo cualquiera. - Será mafioso o actor y va a presentar una obra?!- y en ese instante Lennox volteó, inesperadamente, hacia arriba descubriendo a Haydeé quien tuvo que fingir estar tomando un poco de aire. El hombre sonrió al ver cómo su vecina disimulaba torpemente, lo que por supuesto no iba a dejar pasar, así que hizo una reverencia con el sombrero en mano antes de volver a colocárselo sobre la cabeza y continuar su andar, Haydeé fingió no notar el gesto y por supuesto que no respondió, simplemente se quedó mirando hacia la nada mientras disimuladamente observaba como su vecino retomaba su camino, con la misma seguridad despreocupada de siempre, como si el mundo entero estuviera diseñado para adaptarse a su ritmo. En ese momento, una camioneta negra apareció al final de la calle y se detuvo frente a él, Lennox saludó al conductor con un gesto de mano antes de subirse al asiento del copiloto y acto seguido arrancó, alejándose por la avenida, lo que avivó las sospechas de Haydée, quien entrecerró los ojos, observándolo con más detenimiento; la espía aún no tenía respuestas y si muchas más preguntas, sobre algo a lo que nunca le había dado mayor importancia, pero que justo ahora parecía todo un misterio que necesitaba resolver. - Qué clase de trabajo es ese?!- murmuró para sí misma, cruzándose de brazos no sin aguardar a que el vehículo se perdiera entre las calles de la ciudad antes de alejarse de la ventana, sacudiendo la cabeza caminó hasta su sofá y se dejó caer con un suspiro, cruzando las piernas y tamborileando los dedos contra el brazo del mueble, como si así pudiera sacudirse también la creciente intriga que Lennox había sembrado en su mente. Definitivamente, su vecino era un enigma, un enigma molesto, ruidoso y ahora, extrañamente interesante. - A ver….. - murmuró, cómo si organizando sus pensamientos en voz alta pudiera encontrar algo de lógica en todo aquello- se pasa la tarde entera con la música a todo volumen, supuestamente ensayando algo que, hasta donde sé, no implica ningún instrumento, ni canto, ni nada remotamente musical.... luego, se marcha en una camioneta misteriosa a quién sabe dónde… y después es mi culpa que no pueda dormir?- bufó, rodando los ojos- porque claro, pobrecito, la cruel vecina con su chelo infernal le arruina las mañanas, pero él pasando toda la noche fuera no tiene nada que ver con su falta de sueño, seguro que si en lugar de quejarse se acostara a una hora decente, no tendría que hacer escenitas en mi puerta cada vez que toco- Haydeé cerró los ojos por un momento, masajeándose las sienes, entre más lo pensaba más absurdo se volvía todo- y lo del ensayo….. - resopló- en serio espera que me crea que lo que hace es arte?, con esa música?, con esos golpes y movimientos que suenan como si estuviera destrozando su departamento? La mujer se quedó en silencio, su mente repasando cada pista suelta, la música sugestiva, su actitud engreída, su costumbre de salir tarde, la vaga referencia a que su trabajo era físico, pero lo cierto era que no tenía sentido, nada de lo que hacía Lennox encajaba con lo que ella conocía como una rutina normal, ni siquiera con una rutina artística normal. - O simplemente es un idiota sin disciplina que cree que hacer ruido y moverse un poco cuenta como ensayo- eso le parecía más probable, aunque parecía muy decidida a conformarse, no estaba satisfecha con su pueril conclusión, otra vez se recargo con el respaldo del sillón, mordiéndose el labio, molesta consigo misma por no poder sacarse la duda de la cabeza. Porque, le gustara o no, algo en todo eso le parecía sospechosamente intencionado, como si Lennox no solo disfrutara de fastidiarla, sino que quisiera que se preguntara qué hacía, deseoso de que ella misma terminara por descubrirlo. - Pues que espere sentado- se dijo en voz alta, poniéndose de pie con determinación- no tengo tiempo para sus jueguitos. Y con esa declaración, intentó convencerse de que no era más que un vecino molesto, sin importancia, aunque claro, intentarlo era una cosa, otra muy distinta era lograrlo. Por su parte, Lennox se acomodó en el asiento del copiloto mientras la camioneta avanzaba por las calles iluminadas con luces nocturnas, a su alrededor, el resto del grupo, conformado por 5 hombres más de entre 23 y 26 años, al igual que él, junto con un joven asistente de apenas 19 años, sobrino del conductor, un hombre cuarentón con una barba bien recortada y un aire de veterano en la profesión, a quien simplemente apodaban "T", conversaban entre risas y bromas, relajando el ambiente de una rutina bien conocida. - A ver, Lennox- dijo T con su voz rasposa, propia de quien ha vivido más noches que días y mirándolo de reojo- cuál es la historia hoy?, pareces más muerto que vivo- replicó con divertida seriedad, mientras Matías, uno de los chicos en los asientos traseros se inclinó hacia adelante con una sonrisa burlona. - Déjame adivinar…... una pelirroja despampanante te dejó sin dormir?- un comentario que provocó risas generalizadas, y en Lennox un bufido, mientras apoyaba la cabeza contra el reposacabezas. - Ojalá!!, más bien una rubia y su infernal chelo.... - Tienes fetiches muy extraños.....llevar a una mujer y su instrumento musical a la cama no te parece algo enfermo?!- respondió Henry, avivando las risas. - No, cabrones!!!....mi vecina- Lennox exhaló pesadamente pues sabía lo que venía con esos burlones. - Ah, esto se pone bueno- dijo T encendiendo un cigarro sin apartar la vista del camino- la misma por la que te quejaste la semana pasada? - Y la anterior a esa- intervino Jordan. - La misma- confirmó Lennox con un asentimiento cansado- la reina de los chelos y el fastidio humano en su máxima expresión. - Espera, espera- interrumpió Zack- tu vecina es chelista?.....tal vez T podría contratarla para que amenice nuestras presentaciones- concluyó golpeando al conductor en el hombro. - Vete al carajo!!!, se muere antes de considerar algo tan burdo.....es una niñita mimada y rica que no concibe nada fuera de sus gustos.....y no se le puede llamar música a lo que hace a las siete de la mañana- refunfuñó Lennox- no tiene piedad, hoy tuvo la cortesía de despertarme con una de esas sonatas infernales y cuando fui a pedirle que le bajara tantito, básicamente me mandó a la mierda. Las carcajadas estallaron en el vehículo, todos parecían muy divertidos con el sufrimiento de su compañero mientras Lennox negaba con la cabeza, sonriendo con resignación. - Te pusieron en tu lugar, hermano- se burló Nick. - No, no, espera, lo mejor viene después- intervino Lennox, girándose en su asiento- logré negociar que al menos me dejara dormir dos horas.....y adivinen qué pasó en el minuto exacto en que esas dos horas se cumplieron? - No!!- grito Matías colocando su mano en puño frente a su boca. - No puede ser- afirmó T a punto de soltar la carcajada. - Si- Lennox se llevó una mano al pecho con dramatismo afirmando lo que ya todos sospechaban- el maldito chelo volvió a sonar, puntual como un maldito reloj suizo- y la respuesta solo hizo que las risas redoblaron. - Dios, la adoro!- exclamó Henry, golpeando el asiento de enfrente- es mi nueva heroína. - Jajaja...- se rió Lennox con sarcasmo- te la cambio, si quieres- murmuró pasándose una mano por la cara- estoy empezando a pensar que disfruta torturándome. T sacudió la cabeza con una sonrisa ladeada, un hombre con su experiencia sabía más que el resto de los ocupantes, y esto para él sonaba a una historia bien conocida. - Yo no sé, Lennox.....una vecina guapa, talentosa y con carácter… me suena más a que tienes un problema de otro tipo- el joven rodó los ojos, insultado por semejante insinuación. - Sí, el problema de no dormir, T, no le busques más patas al gato. Pero aunque lo dijo con convicción, no pudo ignorar la forma en que el comentario se le quedó en la cabeza, dando vueltas, como si una parte de él supiera que la historia con Haydeé estaba lejos de terminar, mientras T lo miró con lastima, antes de tomar una última calada a su cigarro y soltar el humo lentamente por la ventana abierta. - Bueno, muchachos, se acabó la tertulia- anunció con voz tranquila, pero con el tono de quien está acostumbrado a que le presten atención- estamos a dos cuadras de la fiesta, así que prepárense. Lennox estiró el cuello y miró por la ventana, el vecindario cambió drásticamente, pasando de las calles iluminadas cotidianas de la ciudad a una zona residencial de lujo, con casas amplias y jardines impecablemente cuidados, y eso era algo bueno en su trabajo, pues solo las despedidas de soltera más exclusivas se celebraban en lugares así, lo que significaba que la clientela sería exigente y, con suerte, generosa. - Y hablando de prepararse…... - continuó T, mirando a Lennox de reojo con una sonrisa torcida- más te vale olvidarte de tu cansancio, porque esta noche eres la estrella del espectáculo. - Qué?!.... yo?- Lennox giró la cabeza con el ceño fruncido, regularmente era un baile de grupo aunque en ocasiones alguno tenía que volverse el centro de atención, dependiendo del gusto muy particular de la clientela. - Tú- afirmó T con tranquilidad- la festejada tiene un fetiche con los hombres de pelo largo..... pidieron estrictamente a un caballero misterioso, elegante, con aire peligroso....y dime, acaso ese no es tu papel? Los demás en la camioneta rieron, algunos asintiendo con burla, Lennox puso los ojos en blanco, llevaba casi dos años bailando con T y desde luego que sabía que cada uno tenía un personaje y rutina muy particular, él, gracias a su cabello largo y barba prominente, era el chico malo, Nick era el dulce, por su carita de bebé, Matías era el castigador, gracias a sus ojos grises e intensa mirada, Henry era el maduro aunque no fuese mucho más grande que el resto, Zack era el deportista, con esos músculos más marcados y grandes que el resto y además por su rutina con cuerda para saltar, mientras Jordan actuaba como el conquistador, siempre con gestos caballerescos y rosas para regalar; lo que brindaba variedad al espectáculo, aunque Lennox era un de los más requeridos no solo por su atractivo, sino por su manera de moverse, el control que tenía sobre el ritmo y la tensión en cada show, lo lo hacía perfecto para el papel. - Y qué tan intenso es el fetiche?- preguntó con fingido interés, mientras ajustaba su corbata, T se rió pues era algo impredecible, las mujeres podían decir que era algo sano y hasta inocente, pero ya bajo el influjo del alcohol o el calor del momento, la situación cambiaba drásticamente. - Digamos que si haces bien tu trabajo, podríamos salir de aquí con el doble en propinas. Eso fue suficiente para que Lennox se enderezara los hombros y dejara caer su agotamiento como si nunca hubiera existido, las propinas en una buena noche podrían llegar a doblar su sueldo lo que por supuesto ayudaba mucho cuando los eventos eran escasos. - Entonces que empiece el espectáculo- exclamó guiñándole el ojo a T. Mientras la camioneta se detenía frente a la enorme casa con luces cálidas y música vibrante escapando por las ventanas, Lennox tomó el sombrero y se lo acomodó con precisión, ligeramente de lado para acentuar su aire peligroso, se alisó la solapa de su chaqueta y dejó que una sonrisa perezosa y cargada de peligro, se dibujara en sus labios, porque si algo sabía hacer Lennox, era dar un buen espectáculo. De inmediato el grupo bajo del vehículo y se colocaron en orden, al frente Lennox, atrás de él Henry y Matías, y en la ultima fila Zack, Nick y Jordan, todos con sonrisa de casanova y sujetando la hebilla de su cinturón, eso era parte del show y lo sabían perfectamente. Al interior, la música era más fuerte, en la sala un grupo de alrededor de 20 mujeres de todas las edades, ya entradas en copas, reía y aplaudía, ansiosas por lo que estaba por suceder, al centro, por supuesto, estaba la novia con su banda que decía: "I say yes", y los gritos estallaron cuando el espectáculo hizo su llamativa entrada, caminando en perfecta sincronía se desplazaron con precisión hasta el centro de la "pista" jugando con la tensión y expectativa que provocaron. Los gritos alentaron la formación de los atractivos hombres, y las luces bajaron hasta crear un ambiente intimo, la música empezó a sonar con ritmos sugerentes, los movimientos comenzaron a hacerse más arriesgados, conforme los pasos eran marcados con mayor precisión, las caderas empujaban en todas direcciones, los sacos lentamente cayeron al suelo, mientras los suspiros, gritos y aplausos aumentaban al igual que los billetes, pero cada gesto estaba tan calculado para provocar esa reacción. De un momento a otro la melodía ceso, ellos se quedaron absolutamente quietos en su lugar, aumentando la expectativa que también silenció los gritos, hasta que al compas de un constante beat, las piernas de los hombres marcaron el creciente ritmo, aunque con un pulso más lento y sensual. Los murmullos comenzaron a escucharse y mientras Lennox avanzaba al frente con absoluta seguridad, con el sombrero ligeramente inclinado sobre su rostro, ocultando su mirada se acercó a la festejada, una joven mujer de quizás unos 26-28 años, con ojos brillantes y una sonrisa traviesa, que se removió en su asiento mordiéndose el labio. El acorde más fuerte finalmente inundó el lugar y Lennox giró bruscamente su cadera con tal precisión que los gritos opacaron la melodía; comenzando el espectáculo personal, el hombre se bajó los tirantes, cayendo a lado de sus caderas, antes de girar sobre su eje mientras su mano recorría su propio torso para después desabrocharse el botón del pantalón, dejando entrever ligeramente su bóxer. Cada paso estaba medido, cada movimiento construido para despertar la anticipación, dejando caer su camisa al suelo, se fue acercando más a la festejada, inclinándose hacia ella, dejando que su aliento rozara su rostro, moviendo sugerentemente su cadera de un lado a otro, antes de apartarse con una sonrisa traviesa, sin haberla tocado una sola vez. El resto de la audiencia estalló en gritos emocionados cuando finalmente se arrancó los pantalones dejándose caer al piso en posición de lagartija para hacer algunos sugerentes movimientos contra el suelo, levantándose después para repetir el acto, pero ahora en frente de la novia, tocándose a si mismo. Pero la mujer fue incapaz ya de contenerse, e intentó tocarlo pero Lennox conocía la reglas, T era muy claro respecto al contacto para evitar que sus viriles cuerpos reaccionaran y también para evitar conflictos con los maridos o novios celosos que quisieran reclamarles, por lo que se apartó con elegancia, llevándose el dedo índice a los labios en un gesto silencioso de advertencia. - Ah, ah, ah- murmuró con una voz ronca y profunda, apenas audible sobre la música- solo puedes mirar- respondió provocando un puchero en la festejada. Pero no podía culparla, él era un hombre bastante atractivo, alto de 1.85, con un cuerpo trabajado y estilizado que acentuaba esos bien definidos músculos, tenía un rostro bastante varonil, su mirada era profunda con esos ojos color miel que destacaban en su blanca piel y sus definidos rasgos que se coronaban con una mandíbula perfilada y unos labios carnosos, enmarcados en una perfilada barba, su cabello era de un tono rubio acaramelado con un corte comb over, que le daba un aspecto rebelde, y por supuesto que eso levantaba pasiones. Sin embargo, las reglas eran claras y si no quería que T lo despidiera o enfrentar a algún hombre furioso, era preferible mantener su distancia así que en lugar de ceder a la tentación, hizo lo que mejor sabía hacer, jugar con la tensión y convertir el anhelo en parte del espectáculo. Lennox dió un paso atrás con fuerza, con una mirada intensa recorrió lentamente la sala, asegurándose que todas las presentes sintieran que su atención estaba sobre ellas aunque solo por un instante fugaz, entonces el ritmo de la música se intensificó y como si hubieran ensayado ese momento mil veces, porque lo habían hecho pero las damas no tenían que saberlo, sus compañeros se alinearon en formación tras de él, con una postura impecable, listos para compensar la falta de contacto. Los movimientos comenzaron a fluir con más sugerencia, las gotas de sudor se deslizaban por sus músculos como si fueran parte del espectáculo, Lennox marcaba los movimientos, con excitantes movimientos de caderas, guiando a los demás en una sincronización perfecta, mientras lentamente se acercaban a las mujeres sin cruzar la línea de la distancia, pero dejándolas sentir el calor de sus cuerpos al pasar. Y el efecto fue inmediato, los gritos de emoción llenaron la habitación, el aire se volvió espeso y los ansiosos movimientos de las damas apenas eran contenidos, consciente de la reacción Lennox se acercó nuevamente a la novia, inclinándose lo suficiente para que ella pudiera escuchar su ronco susurro. - Aún no has visto nada!!- exclamó guiñándole el ojo. Y con eso volvió a girar, cayendo en cuclillas antes de lanzar una pierna hacia atrás, dejando la otra doblada contra el suelo, simulando tres poderosos movimientos de penetración, las mujeres gritaron, aplaudieron, se ruborizaron, lanzaron billetes sin consideración y de cualquier denominación, algunas incluso se llevaron las manos al rostro como si no pudieran creer lo que estaban presenciando, y los causantes de todo eso sonrieron con satisfacción, la falta de contacto nunca había sido un problema. Los bailarines cumplieron magistralmente con tres sugerentes coreografías, después de las cuales se despedieron con un pequeño y casto beso en el dorso de la mano de la festejada mientras el joven asistente se encargaba de juntar el dinero que lanzaron, y T de recibir la paga correspondiente, además de una generosa propina que le dió la dama de honor, para marcharse y permitir que la celebración continuara. Ya en la camioneta de regreso a sus respectivas casas el ambiente fue muy diferente, ya no hubo risas ni bromas, los bailarines estaban cansados y los bostezos eran los únicos ruidos que se escuchaban, mientras trataban de acomodarse en sus asientos para reposar un poco, dejando que Darius, sentado en la parte trasera del vehículo, dividiera el dinero ganado en pequeños sobres que incluía, no solo su respectivo salario, sino además su porcentaje de las propinas. Conforme descendieron, sus sobres fueron entregados, Lennox fue el primero y recibió muy gustoso su pago, besando el sobre para luego despedirse del grupo, adentrándose en el edificio cuyo silencio dejaba en claro que todos sus habitantes ya estaban dormidos, pero eran las tres de la madrugada y no podía ser de otra manera. Lennox camino con pesadez hora vistiendo un juego deportivo mucho más cómodo y suave, afortunadamente esta noche solo había sido un evento y no tres o cuatro como solía ser a veces, quizás con suerte lograría dormir un poco más, y pensando en ello, golpeo suavemente con su sobre la puerta de su vecina, esperando que su expectativa se volviera realidad. Rápidamente se dió un pequeño baño y se cambió antes de dejarse caer sobre la cama, apenas y se cubrió con la cobija cuando el cansancio del día anterior, por no dormir bien, y su arduo trabajo de esta noche hicieran efecto, durmiéndose en el acto. Y para su beneplácito, no fue despertado a primera hora, Lennox pudo dormir hasta casi cerca de las 11 de la mañana, no era algo común considerando quien era su vecina, pero se alegró que no hubiera estruendosos acordes de chelo ni exageradas melodías colándose por su pared. - Gloriosa mañana!- exclamó extendiéndose de brazos al percatarse de la fuerte luz que entraba por su ventana, no hizo falta ver el reloj, había visto lo suficiente y aún no escuchó el mínimo acorde por lo que se sentía pleno y satisfecho- solo por hoy!....solo por hoy!- y sabía que así sería. Y sin más se levantó a hacer sus actividades normales, se preparó el desayuno pudiendo comer con tranquilidad mientras veía videos random en el celular que podía escuchar sin interferencia, pudo prender su equipo de sonido con música tranquila para acompañar su ejercicio y lavar su ropa, se sentó con total calma a trabajar en su negocio un rato y finalmente se tumbó sobre el sillón a ver una película, lo que hace tiempo no lograba gracias a la interferencia de Haydeé. Desgraciadamente para él, la calma que había vivido se vió interrumpida, cuando escuchó el andar de su vecina acercándose peligrosamente hacía la puerta de su departamento, obligándolo a enderezarse y correr hacía la entrada, pegando su oído para intentar adivinar sus siguientes movimientos, la cercanía le permitió escuchar como Haydeé introdujo su clave, la campanilla de la cerradura evidenció que la puerta se abrió y los elegantes pasos se internaron en el lugar, Lennox corrió hacía la pared que compartían pegando la oreja, atento a cualquier sonido indeseable.. Había aprendido a reconocer el ritmo de su vecina, el modo en que se movía por su departamento antes de empezar con su maldito ensayo, por un momento contuvo la respiración cuando escuchó la silla arrastrarse, seguido por el inconfundible roce del arco contra las cuerdas, y entonces, el primer acorde se dejó escuchar, pero no tuvo tiempo de razonar, su mano se movió por puro instinto, golpeando la pared. ¡BAM! Lennox cerró los ojos al ser consciente del acto, el golpe resonó con más fuerza de la que había previsto, quedándose quieto y expectante aguardo el breve segundo de silencio, y de un momento a otro escuchó el estrépito de una silla siendo empujada y los pasos elegantes pero furiosos de Haydeé cruzando su departamento. El hombre maldijo entre dientes pero antes de que pudiera siquiera alejarse, los nudillos de su vecina chocaron contra su puerta con una fuerza inesperada. - Lennox!- gritó Haydeé, con esa voz afilada que podía atravesar paredes mejor que cualquier acorde de su chelo- Lennox, sé que estás ahi....abre!!! Él rodó los ojos, no tenía intención de tener otro enfrentamiento después de la gloriosa mañana que tuvo, sin embargo, no tenía alternativa así que suspiro, encaminandose hacia la puerta con su mejor expresión de desinterés. - Vaya, qué entusiasmo- murmuró, apoyándose en el marco con los brazos cruzados. Pero Haydeé no se dejó engañar y de inmediato lo fulminó con la mirada, el ceño perfectamente fruncido y la respiración aún agitada por la indignación. - Me puedes explicar qué demonios ha sido eso?! - Qué?!.....te refieres al golpe?!- Lennox soltó una risa seca- nada, solo una reacción completamente involuntaria al sonido del infierno de tus acordes.... dejé caer un mueble por el horror!! - "Infierno"?, en serio? - chistó con la lengua. - Si, imagínate que hoy pude despertar hasta que yo quise, tuve un día tan bello y de pronto lo aterrorizan a uno con algo tan.... infernal.... cualquiera se espanta- Haydeé entrecerró los ojos y cruzó los brazos con obvia indignación. - A ver, Lennox, si no salieras a horas tan inapropiadas y llevaras una vida normal, quizás no te molestaría tanto la música. Él arqueó una ceja, al ver la indignación de su vecina, era pequeña para Lennox, pues apenas y media 1.60, pero era muy graciosa cuando su rostro de muñeca apretaba el ceño en señal de molestia, sus grandes ojos color miel se entrecerraban y sus delgados labios se apretaban entre si, mientras su blanca piel con ligeras pecas se tornaba casi roja. - Qué?!- le preguntó con molestia al notar como la veía. - Nada, solo pensaba que podrías tocar a cualquier hora del día y seguiría siendo molesto- Haydeé resopló, indignada. - Bueno, a la señora Evans no parece molestarle- soltó con aire triunfal. La señora Evans era una mujer de 85 años, la única otra inquilina de ese piso y la pobre mujer poco escuchaba y casi no veía por lo que requería ayuda de dos enfermeras que rolaban turno, además dormía prácticamente todo el día, así que, evidentemente, nadie se quejaba. Sin embargo, ese argumento logro que Lennox le sostuviera la mirada un segundo antes de soltar una estruendosa carcajada que solo aumentó el malestar en la mujer. - Por supuesto que no.... la señora Evans es sorda- el silencio fue inmediato, el rostro de Haydeé se descompuso y apenas fue capaz de parpadear. - Eso no prueba nada- farfulló, enderezándose con dignidad. El hombre negó con la cabeza, le parecía algo divertido discutir con ella cuando reaccionaba con tanta indignación. - Claro, lo que tú digas, virtuosa del tormento- la joven apretó los labios, tratando de contener su frustración, pero el brillo en sus ojos la delataba. - Eres imposible- espetó, moviendo una mano en el aire- una verdadera bestia nocturna- y de nuevo esa respuesta solo aumentó más la extraña diversión que Lennox estaba sintiendo, asi que cruzó los brazos sobre su pecho con aire relajado. - Bestia nocturna?.... vaya, qué forma tan elegante de burlarte y llamarme búho. - Oh, no, no te confundas.....dije bestia- replicó ella con una sonrisa cortante- los búhos son sabios..... tú eres más como un… no sé, un mapache. - Bueno, eso explicaría por qué tengo una fisgona husmeando en mis asuntos- pero la aclaración no le gusto a Haydeé, quien sabía perfectamente a que se refería aunque no podía aceptarlo. - De qué hablas?- cuestionó con el ceño fruncido como si en verdad no comprendiera. Lennox inclinó la cabeza con fingida inocencia, si ella podía hacerse la desentendida él gustoso le recordaría su aparente travesura. - Vamos, de verdad vas a decirme que no estabas pegada a la ventana cuando salí ayer? - Por supuesto que no!- debatió muy ofendida - Si tú lo dices…...- exclamó Lennox encogiéndose de hombros- anque cualquiera diría que estabas muy interesada en mis actividades nocturnas. - No estaba interesada!- espetó, cruzándose de brazos con fuerza- simplemente… simplemente me asome por un poco de aire y coincidimos....nada más. - Claro- respondió él con una sonrisa ladeada- entonces tampoco te pareció extraña la música que usaba en mi ensayo, cierto? Los labios de Haydeé se entreabrieron y sus mejillas se encendieron sutilmente, pero su porte elegante no se tambaleó ni un segundo. - La música solo me pareció......era… peculiar. - Ajá- dejó escapar un murmullo divertido. Ella lo miró con los ojos entrecerrados sintiendo todo el enojo acumularse en su cuerpo, pero no tenía intención de seguir siendo acusada o interrogada cuando fue él quien provocó esta pelea. - No tengo por qué dar explicaciones. - No, claro que no- concedió aún divertido- pero ya que te gusta tanto analizar mis horarios, mis ensayos y mis gustos musicales, tal vez deberías admitir que eres un poquito curiosa- Haydeé exhaló con frustración, apretando sus manos por detrás de su espalda. - No es curiosidad, Lennox..... es preocupación por la tranquilidad del edificio. - Ajá- repitió él, asintiendo con fingida seriedad. - Deja de decir "ajá"! - Por qué?, si parece que te pone de los nervios- sonrió ampliamente, satisfecho mientras ella bufaba exasperada, girando sobre sus talones. - No voy a perder más el tiempo con esto.....o contigo, es inútil!! - Oh, pero si lo perdiste espiándome anoche- añadió Lennox con un guiño. Haydeé se detuvo en seco antes de soltar un resoplido elegante y desaparecer de vuelta hacia su apartamento, cerrando la puerta con un golpe seco, dejando a Lennox en el umbral, sonriendo para sí mismo, en tanto la observaba desaparecer tras su puerta. - Sí, definitivamente esta intrigada!!- exclamó con orgullo.
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