NARRA FABIEN Mientras conducía por una carretera que no tenía la más mínima idea de hacia dónde me llevaba, pues no podía pensar en el camino, ya que mi mente estaba invadida por las imágenes de su cuerpo desnudo sobre la cama, de mi dedo introduciéndose en su centro caliente y tocando ese punto placentero, y recordando la suave melodía que producían los gemidos que se escapaban por sus apetecibles labios; mis puños golpeaban el timón con fuerza. Me preguntaba si no había sido un reverendo imbécil que dejó escapar la oportunidad de su vida y había actuado como un tremendo marica. Cuando actuamos gobernados por los impulsos, hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos, y era justamente eso lo que a mí me estaba pasando. Me estaba arrepintiendo de no haber aprovechado la oportuni

