En la mañana, cuando desperté, Vincent estaba ya vestido, terminaba de ponerse sus zapatos cuando me vio despierta. Una lenta sonrisa se extendió por su rostro, yo estaba despeinada seguramente, mis ojos hinchados por dormir y una expresión de desconcierto en mi cara. Había despertado en su habitación en vez de la mía, solo me tomó dos segundos recordar porqué. Y recordar todo lo que habíamos hablado la noche, y sobre todo su promesa. —¿Siempre te levantas tan temprano? —pregunté levantándome y sentándome en la cama. Él parpadeó. —¿Es temprano? — preguntó de vuelta. Miré el reloj, solo eran las siete de la mañana, definitivamente demasiado temprano para mí. —Para mí lo es —dije y él sonrío, pero no dijo nada más. Terminó de arreglar sus zapatos y me miró, los recuerdos de anoc

