40. El imprevisto era una mujer.
Roy.
Hans Luther, un alemán callado ocupa el lugar de Rodolf. Roy tiene un problema con eso, en realidad más de uno. En principio tiene en claro que a Hans no puede manipular para que se vaya con una de las de limpieza para que pueda entrar a la recámara de Kramer y darle las instrucciones a Luna. Debe pensar en algo y pronto.
Le pasa unos buenos billetes a Lariza y a Karola para que al pasar asenado el pasillo le derramen algún líquido, y así pasa. El uniforme de Hans Luther queda con unas manchas espantosas.
—Disculpa, es nueva —le miente Karola—. Sígueme, te daré otro uniforme.
Hans le mira, como es un reemplazo de última hora desconoce que no es ella la persona autorizada para eso, y Roy asiente con la cabeza.
—Anda, ve ahora que hay tiempo.
Hans
