Me siento eufórica, el recuerdo de ese instante tan pegajoso golpea mi mente como un rayo, la sensación de sus manos recorriendo mi trasero invade mi sistema, es sensual el condenado italiano, sus besos son exquisitos, aunque muy atrevido para mi gusto. Tecleo con rapidez, debo ser salvada o mi reinado se terminó, tengo 22 años, respetó la autoridad de mis padres, en algunas ocasiones no, pero en la mayoría —¡Hermana! Sálvame la vida, por favor. —Un segundo después tengo respuesta.
—¿Qué me darás a cambio? —Sonrió, Emily es atrevida, tiene la belleza física de papá, pero su inteligencia sin duda es la de mamá. Ella es lo contrario a mí, es decidida y no les hace caso a los mandatos del dictador, así le llama. No está de acuerdo con los bochornos que por amor nos ha hecho pasar, no entiendo sus celos irracionales, me da la impresión, que algo más allá sucedió y por eso teme a que seamos lastimadas. Le he preguntado mil veces a nuestra joya, sin embargo, evade sin respuesta.
Me dediqué a responder —¡Manipuladora! Todo mi amor. ¿Estás en casa? —Pregunto por qué necesito que borre cualquier cabo suelto. Papá cree que nos controla, sin embargo, eso se encuentra muy alejado de la realidad. Literalmente estoy pidiéndole a mi hermana menor que jaquee una vez más el sistema de seguridad del Señor. Montalvo, la verdad siempre lo hacemos y nuestro papi no se entera. Recuerdo cuando implantó un virus, todas las cámaras quedaron inservibles.
—Ya lo tengo, pero bueno, lo aceptaré. Sí, estoy en casa. ¡Te espero! Ya vi que saliste corriendo. —Me carcajeo.
—Herma, andas en todo. —Al enviar el mensaje, recosté la cabeza del asiento, no dejé de pensar en el trasero redondo y bien formado del Mozzarella. Espero nunca más encontrarlo ni por equivocación, porque estoy segura de que intentara matarme, aunque en tal caso me hago la desentendida, llamo a seguridad y ya está. Es mi palabra contra la de un desconocido, por supuesto creerán en mí y si está mi padre le da un empujón y lo saca a patadas de su club.
Al llegar a casa, bajé del coche, abrí la puerta tan despacio y silencioso que dudo que me escuchen. Esa era mi intensión antes de ser capturada en plena huida, bueno, literalmente me sentí una criminal huyendo en plena persecución. —¿Señorita para donde crees que vas? —Me tensó de inmediato, mordí mis mejillas internas al escuchar la voz ronca de papi, mi corazón empezó a latir a mil por hora, respiré profundo y al girar escondí mi trofeo de corredora olímpica detrás de mi espalda.
—¡Papá! No hagas eso, quieres que muera joven, está princesa se dirige a sus aposentos —Suspiro, no me encuentro fingiendo, ando temblando como flan. —Me voy a dormir —Corrí por segunda vez esta noche.
—Ericka no digas eso, ven a abrazar a tu padre —Escucho que me llama. Es demasiado cariñoso, no es de extrañar que desee un abrazo, sin embargo, me dedique a rezar para que no se entere lo que hice y si lo sabe no le daré oportunidad de procesar la información. Mis manos literalmente sudan, me encuentro a nada de sufrir un colapso nervioso, papá es demasiado dramático.
—Lo siento padre, me estoy desangrando —Dije para incomodarlo —Parezco un filete fuera del refrigerador, llegó la visita mensual sin avisar, debo ducharme. No deseo que me observes de esta manera tan bochornosa —Grite mientras subía las escaleras. Todo es una total mentira, si cumplo con su petición corro el riesgo de ganarme el castigo que jamás me han dado. Me meteré en problemas con el tatuaje o el traje fino que acabo de tomar prestado.
—¡Ericka! —Aunque quiera detenerme, no puedo, al llegar a mi habitación, cerré con seguro, guarde en mi armario la costosa prenda del Mozzarella no antes sin llevarla a mis fosas nasales, tiene buen gusto el italiano, besa bien, un magnífico trasero, no todo es perfecto tenía que ser un atrevido. Me lanzo a la cama y sonrió. Tres toques me hacen salir de mi burbuja, esa es Emily. Al abrir literalmente la jalé del brazo.
—Debes contarme, si te rehúsas, no borraré tus huellas —Mi hermana es experta en el chantaje. Sonrió porque siempre se sale con la suya, es una Montalvo con toda y sus letras.
Ruedo los ojos, para luego sonreír —La verdad hice una travesura — Emily aplaude eufórica, llevé mi mano a su boca —¿Te piensas calmar? Las puertas tienen oídos —Susurre y ella asiente con la cabeza, retire mi mano de sus labios y no esperó tres segundos para hablar
—¿Ya perdiste la virginidad? —Se lanza a la cama conmigo, abrí los ojos, tosí incómoda, al paso que voy la perderá ella antes que yo.
—Baja la voz o te escucharán, por supuesto, que no. Solo me di unos besos con él —Vuelve a gritar y otro toque nos interrumpe. — Mierda te lo dije —Susurró.
—Ya las escuché —Respire aliviada, es mami —Al abrir me percate que no estuviera papá. Ella me revisa de pies a cabeza.
—Erick me dijo que te sucedió un accidente. —Ruedo los ojos.
—Un accidente muy guapo mamita —Emily me echo de cabeza. No debió, aunque entre nosotras no existen secretos.
—Chismosa. —Chillé molesta. A mi mamita le brillaron los ojos.
—Debes contarle a tu madre. —Expresa tranquila, es nuestra cómplice.
—Conocí a un chico, bueno, él me conoció a mí. —Omitiré la parte que me tocó el trasero —En resumen, me pareció un poco básico. Es guapísimo, pero intentó pasarse de listo y lo dejé sin ropa en el baño del club. —Mamá se carcajea.
—Así inician las mejores historias de amor, lo digo por experiencia, me parece genial que no te dejes intimidar. Naciste para ser una reina, tu papá te dio un castillo de princesa, cuando llegue el indicado no puede darte menos. —A mamá se le forma un brillo hermoso en sus ojos, nos abrazamos a ella. —¿Emily, tú tienes alguna sorpresa para mí? —La atrapo, la señora Emma, nos lee perfectamente. Le muestra el abdomen. —Sin duda me quedaré viuda al paso que vamos —Su ombligo es adornado con un piercing brillante —¿Algo más? —Emi sonríe. Le muestra su costilla, tiene un lindo tatuaje, es una corona con las iniciales de mamá y papá, es discreto, pero hermoso. Permaneció largo rato hablando con nosotras.
Al quedarnos asolas, Emi salva mi vida, en sí borro absolutamente todo, solamente se muestra cuando me encontraba bailando y luego inserto una parte de un video donde salgo caminando con total normalidad, sin ningún objeto en mi mano. —La mejor, eso eres —Me aferro su cuerpo y nos quedamos dormidas. El fin de semana paso rápido, tengo una cita con papá a las diez de la mañana. Visto formal, llevo un pantalón alto de vestir, una camisa con un escote muy recatado, un blazer y zapatos de tacón.
—Buenos días, mami —La saludo.
—Fresita, tu papá te espera, toca antes de entrar, se encuentra con uno de sus socios. Te anunciaré. —Asiento con la mirada, la escuché hablar de forma profesional —Puedes pasar hija —Acaricia mis mejillas una vez más, toque la puerta y al abrirla me congele por completo. ¡Jodida mierda!