CAPITULO 1

4273 Words
KAILANI Miércoles 2 de febrero, en la noche. —Ahhh, sí... ¡Dame más! —Por Dios Kailani, me vas a matar... Eres perfecta... Esta cama... es toda tuya, cada vez que quieras hacerlo conmigo... a cada hora... a cada minuto. —Qué pesado, siempre el mismo discurso... —Ok, ya debo irme. —Necesito salir de aquí antes de que pida segunda ronda. —Amor, ¿otra vez te vas corriendo? —pregunta mientras me pongo la ropa. —Andrés, ¿qué hablamos de los reproches? Sabes que tengo que irme, en unas horas sale mi vuelo a Brasil. —Le doy un beso de piquito—. Adiós. Recuerda, hasta que no me instale no puedo comunicarme, ¿ok? No te pongas ansioso. —Ok, que tengas buen viaje, mi amor. ¡Te amo! —Gracias, te quiero... ¿La verdad? No sé cuánto más voy a soportar, Andrés es mi "novio" por así decirlo. Llevamos seis meses saliendo, pero él me presenta como su novia a todo mundo y dice que me ama. La realidad, para mí, es otra. ¡He sido estafada! Nos conocimos en diciembre. Él es modelo. Un día, en el set, me lo presentaron y congeniamos. Tiene veintitrés años, alto, morocho, ojos verdes, tez trigueña. Todo un bombón asesino. ¿Quién no se querría comer ese caramelito? Hasta ahí, me gustó su apariencia. Le tocó fotos en ropa interior y a mí se me cayó la baba. ¡Un bulto, señoritas! Todo un combo... músculos marcados y piernas tonificadas acompañan ese enorme montículo entre ellas. El primer día yo, obviamente, toda recatada. Todo eso quedó en mi mente. Al segundo día, le di su vestuario y me rozó la mano al tomarlo. Tercer y último día. Primero me guiñó el ojo, pensé que era pura casualidad, pero al despedirnos me pidió mi número de teléfono. No soy tonta, me hice la difícil unos minutos y luego se lo di, no iba a perder esa oportunidad. La cosa es que los días siguientes fueron puro mensajes... A la semana nos vimos y nos besamos. Segunda semana... más besos. Tercera semana, no salíamos de largas horas de charlas y besos. Mi cuerpo pidió más. Cuarta semana y ya me estaba muriendo por ser cogida por Andrés, o sea, besaba muy bien y me dejaba bien caliente cada vez que lo hacía. Quinta semana y se dio. Tuvimos sexo... ¡QUE DESILUSIÓN! Siempre oigo a mis amigas quejarse de que salen y se encuentran con p***s pequeños, pero de una forma u otra quedan satisfechas. No fue mi caso. Tremendo cuerpo, tremenda labia, tremendo pene... no lo sabía usar. Me lo hizo como abuelito de ochenta años. ¡Horrible! A lo conejito, unos cuantos besos me encendieron al momento, ya venía deseándolo y fue fácil prenderme. El tema fue que solo fueron unos besos y me penetró, me bombeó unos minutitos y se corrió. Fin de la narración. Triste pero cierto. Me dije a mí misma que se dio así por los nervios, pensé en incentivarlo para que entrara en confianza, pero bueno. Pasaron dos semanas más y recién ahí volvimos a acostarnos. Un fiasco. Le hice sexo oral y quedó como loco, esperaba que me lo hiciera... nada. Hice sonar mi teléfono y me fui. Me buscó por dos semanas enteras, dijo no poder vivir sin mí... Amigo, hacía dos meses que salíamos, ¿y ya no podías vivir sin mí? La mierda que soy buena... No sé por qué —y que alguien me golpeé por favorؙ— seguí viéndolo. Hoy llevamos seis meses y no ha cambiado nada. Me lo sigue haciendo mal y yo solo finjo tener orgasmos. Ya ni siquiera me excita. . . . . Jueves 3 de febrero, 3:30 am. —¿Andrés no viene a despedirte? —pregunta mi amiga una vez que estamos en el hall de espera para hacer el check-in. —No. —La miro, haciéndole entender que luego hablamos—. Voy por café mientras se despiden. ¡Adiós! —Saludo al novio de mi amiga. Es un tipo raro, pero es mi amigo también. Bren y su novio son dos personas que a simple vista no tienen absolutamente nada que ver. Ella es la mujer más dulce del mundo, atenta, habladora, amable y divertida. Él se llama Siu, el tipo es coreano, serio, seco, no habla casi, no lo he visto reír en público prácticamente y es tremendamente celoso. Lo extraño es que es un productor de música y uno de los mejores. Al regresar me sorprendo al verlos besarse tan efusivos, es extraño ver al señor freezer dando cariño. —¿Listo? ¿Nos vamos? —pregunta mi amiga ni bien me ve llegar, asiento y, tras unos besos más, nos vamos. . Una vez en el avión, acomodadas, me dispongo a contar lo que ella quiere escuchar. —Ahora sí. Tú no aprendes, delante del idiota de tu novio no voy a hablar. —Nos miramos—. La cosa es que estoy extremadamente cansada de seguirle el juego a Andrés. —A ver Kali, no entiendo cómo sigues con él, eso ya te lo he preguntado. —Si lo sé, pero ni bien regresemos lo termino, ya estoy cansada. ¿Sabes lo duro que es tener a semejante bombón arriba tuyo y no sentir nada? —Me quedo mirando a la nada—. O sea, me acabo de dar cuenta que jamás he disfrutado del sexo. —Me arrimo más a ella y susurro—. No sé lo que es tener un orgasmo con otra persona, jamás lo he experimentado. Mi amiga pone cara de circunstancia. Me mira incrédula. —¡¿Jamás?! —Niego, agitando mi cabeza lentamente— ¡¿Nunca?! —¡Never! Mi primera vez, casi como todas, sentí miedo, no placer y él, tras ser muy bruto, me lastimó y me costó bastante volver a entregarme. Luego comencé a salir más seguido. Tuve un par de encuentros con el cubano, ¿lo recuerdas? Prometía bastante. Eyaculación precoz... Luego Giovanni, el brasilero que resultó ser gay, quería experimentar conmigo para ver si era bisexual. Nunca se le paró. ¡Qué decepción! —¡Y qué fuerte que estaba ese brasilero, por Dios! O sea, nosotras envidiándote por las hermosuras que te comes, y tú toda frustrada sin saber lo que es un buen orgasmo... Qué locura... —Así es, mi triste... vida... sexual... Sí sé lo que es un orgasmo, me los auto brindo. Después de haber leído ese maldito libro. ¡50 sombras y la puta madre que lo pario! Encendida a mil y sin una buena compañía. —Ambas reímos—. Y tu larguirucho, ¿qué tal? —Uff, no sabes lo que es... una máquina s****l —comenta casi teniendo un orgasmo mental. —¿No te da miedo que se quiebre? —Largamos la carcajada. —Me da miedo que me rompa a mí. —Hace gestos que me causan gracia—. Tú lo ves así todo calladito, flaquito, serio... pero se las trae. —¿Qué hay de ese mito...? Si es asiático... ¿La tiene chiquita? —De eso no sé nada. Solo te digo que, sí es así, Siu es la excepción a la regla. —La muy sucia se saborea—. Yo creo que el tamaño no va de acuerdo al origen, es lo mismo que dicen de los negros y mira lo que le paso a Diego. Todo desesperado por encontrar uno que lo rompa todo y la tenía como un niño de cinco años. —Ambas nos descostillamos de risa. Diego es uno de nuestros amigos gay, mejor dicho, bisexual. Amamos a ese ser vivo, nos hace reír desde que nos vemos hasta que llegamos cada quien a su casa. Creo que toda mujer debería tener un amigo como el de nosotras, para mí son más confiables que una mujer en cuestión de amistad. Súper sinceros, defensores, atentos, puedes hablar de lo que se te dé la gana con ellos porque no te van a juzgar jamás. . . . . Jueves 3, 4 pm. . Tras horas de charla interminable, llegamos a destino. Una vez que hacemos trámites y todo, buscamos nuestro equipaje y salimos en busca de un taxi. El recorrido es fascinante. Río de Janeiro es espectacular, tiene una arquitectura hermosa y bellos paisajes. En un minuto estas en la carretera y al otro te metes en un puente entre dos cerros. Los espacios verdes por todos lados y las playas increíbles. Tras cuarenta y cinco minutos llegamos al hotel en Barra Da Tijuca, un lugar top. Hotel Laghetto Barra, del cual sales y te caes en la playa... ¡Una bomba! En cinco minutos hacemos el check-in y nos dan las tarjetas magnéticas. Agarro mi celular mientras caminamos hacia el ascensor y, entre tanto lo esperamos, le escribo a nuestra amiga, Jud. Le pregunto si, junto con nuestra amiga; Joo, ya están instaladas. Recibo su afirmación, a lo que respondo: "En 20, en el lobby con los trajes de baño puestos". Subimos, nos instalamos, cambio de ropa rápido y bajamos. Juro que, si no me tomo una caipirinha rápido, exploto... —¡Como vai voce! —Ambas hablamos perfecto portugués y ellas son brasileñas. —Chicas, ¿cómo están? —pregunta Jud. —Que te digo, felices de volver a ver los cuerpazos que se cargan los hombres de por aquí. —Nos saludamos las cuatro y a la playa —. Vamos, necesito alcohol... Ni bien bajamos a la playa, se siente un aroma exquisito, una mezcla de cerveza, caipirinha, choclos asados y pinchos de carne. Todo eso, más arena y olor a mar, significa estar en el paraíso para mí. Lo primero que hago es pedirme una deliciosa y fresquita caipirinha, mientras mis amigas con sus cocos en la mano, son de lo más aburridas. A lo lejos divisamos un grupito de hombres que, con un descaro tremendo, se levantan y se sientan pegados a nosotras. —¡Hey, International! Ese de ahí. —Así me llaman, ya que los hombres con los que he estado son de diferentes países—. A ese de ahí lo conozco. Es Kurata, un bombón, Corea-Brasil, y no te saca la vista de encima ¡Te va a comer viva! —Me rio mientras Joo saluda en su dirección. —¡Joo, ya la cagaste, ahora se nos van a pegar! —Se queja Bren—. ¿Sabes que tengo novio, amiga? ¿Me quieres dar problemas? —Ay, vamos —digo graciosa—. ¡Lo que pasa en Brasil! —Y mis amigas se unen— ¡Se queda en Brasil! —Carcajeamos las cuatro. —Hola, hermosas —saluda uno de ellos—. Soy Ronaldo, un gusto. —Renzo, lindas. —Haciendo un gesto de saludo con la cabeza. —Soy Kurata, bellas. ¿Nos harían el favor de tomarse una cerveza con nosotros? —¡Dios! Qué voz que tiene este hombre y ni hablemos de esos músculos, ya quiero tocar. —Lindos, les presento a Bren y Kailani —ambas levantamos la mano en forma de saludo—, a Judit y a mí ya nos conocen. Entre risas, cervezas y caipiriñas para mí, la pasamos genial. Ese hombre me dejó como loca. Decidimos darnos un chapuzón y no se le ocurre mejor idea que abrazarme por detrás, apoyando su escandaloso cuerpo en mi espalda. Soy bajita, siempre uso plataformas, sea deportivo, casual, o formal mi calzado, pero en el agua bajo varios centímetros. Así que sentí esos hermosos y bien marcados pectorales en mi espalda... Me prendí como el fuego, necesito sexo del bueno... . . . La nochecita llega y toca despedirse, mañana debemos madrugar. Y antes de desaparecer, el atrevido y sexy Corea-Brasil, me atrapa entre sus brazos y me deja sin aire. —Mmm, si así son tus besos, quiero ver más, hermosa... . . Cuando llegamos al hotel, vamos cada una a su habitación, prometiendo que en dos horas regresaríamos a la piscina para cenar juntas. ¡Qué les digo! La boca de ese hombre no me alcanzó, solo me dejó caliente. Ducha, cambio de ropa, yo soy muy rápida para todo. Excepto en la ducha. No entiendo como alguien se puede bañar en diez minutos, por más que corro, no demoro menos de treinta. . Ya en la zona de la piscina, nos pedimos un par de pizzas, yo como bastante y, en la pizza de Brasil, la masa es inexistente. Acompañadas de unos ricos jugos, cenamos entre risas. Concretamos una salida a bailar para mañana, es viernes y se sale fuerte, quedamos en ese plan. La cena acaba y nos despedimos, mañana debemos trabajar. —¡Bren! —grito mirando mi celular—, no te pierdas de mi actuación. —Le muestro a que me refiero y, saliendo de twitter, marco el número de mi "novio"—. ¡Eres un maldito! ¿No amor que...? No me vengas con estupideces que acabo de ver las fotos. ¡Ajá! No... No... Mh, mh... De ninguna manera... Obvio que terminamos. ¡No te quiero volver a ver en mi puta vida! —Vuelvo a gritar fingiendo un llanto histérico y corto largando la carcajada contenida—. ¡AL FIN...! ¡Que se lo coma otra a ese pelmazo! Con mi celular en mano, YouTube y en el buscador "SOLTERA REMIX", a perrear. Entre risas canto como una loca sintiendo el poderío. —¡Exacto...! Voy a poner a mi corazón a dieta, pa' que ningún cabrón se meta. —Tirándome en la cama entre risas digo—: Mañana recuérdame ir de compras, no traje nada para salir de fiesta... . . . . Viernes 4, 6 am. Nuestros despertadores nos anuncian que debemos abandonar las hermosuras debajo de nosotras. ¡Adiós camita, nos veremos en la madrugada! Ya cambiadas, nos encontramos en el bufet nosotras cuatro para desayunar rápido y salir. A la señora Robinson no le agrada que lleguemos tarde. Jooise y Judit son modelos de mi madre, Bren es fotógrafa y… ¿Yo? Yo multiuso. Todas trabajamos para el señor y la señora Robinson, mi desaparecida madre. Esta semana es la semana de los desfiles de moda y nosotras nos vamos a cualquier parte del mundo donde se celebre. . —¡Hola, señora! —saludo a la mujer en frente de nosotras. —Insolente, abraza a tu madre. —¿Se acuerda? Será cínica...—. Ven aquí, niña mal educada... —¡Hola, mamá! —Blanqueo mis ojos—. ¿Todo bien? —Bien hija, atareada. Me faltan tres modelos... Oye, Bren, tú podrías... ¿Cuánto mides? —Uno setenta y cuatro, señora Robinson... —¡Dios! No se les va nunca esa fea costumbre. Marcela niña, me llamo Marcela. Bien, ve a vestuarios con Jud y Joo, dile a Londra que eres nueva modelo y que es orden mía. —Como diga, Marcela. Nos vemos luego Kali. —Se van mis amigas y yo trato de escapar. —Amor, en casa tienes el auto. No sé por qué se fueron a un hotel si sabes que tienes casa. —Privacidad, mamá. Con tus ojos encima no podemos hacer nada y ya tengo veintidós. —Ya me enteré lo que hizo el imbécil de Andrés, tu padre lo echó. —Abro mis ojos de par en par —. Será idiota ¿Meterse con la hija del jefe? ¿Meterle los cuernos? —Mi mami tan directa, suerte que no siento nada por él—. En qué cabeza cabe... —No era necesario, es un buen modelo, luego voy hablar con papá. No hay por qué mezclar. —Me enoja que se metan en mis cosas—. Ya saben que no deben meterse en mi vida. —Nena... No te enojes, tu padre no quiere que vuelva a ocurrir... —La corté. —Ni se te ocurra, porque tomo el primer vuelo a Miami y no vuelvo nunca más... Me doy media vuelta y me voy, necesito ir al baño. ¿Por qué mierda tiene que hacerme recordar? Ese hijo de puta va a pagar algún día. La vida es un bumerang, lo tiras y vuelve. Todo comenzó cuando tenía ocho años y recién llegábamos a Estados Unidos a vivir. Mis padres toda la vida tuvieron la empresa de modelos y servicios. Comencé a estudiar y conocí un montón de buenas personas. A los dieciséis conocí a Ronald y nos hicimos novios, aunque a mi padre no le gustó que él fuera cuatro años mayor que yo. Entre una cosa y la otra, con el pasar del tiempo, me propuso que nos casáramos y acepté. Era menor, era inmadura, era una soñadora, ilusionada con el príncipe de los mejores cuentos. Totalmente enamorada. El día de la boda nunca apareció. Tenía mujer e hijo ya, él solo quería lo bueno que brinda "mi" estatus económico. Me lo dejó claro en su notita... Ya me había alejado de todas esas buenas personas que conocí, por él. Perdí todas las bellas amistades que quisieron abrir mis ciegos ojos. Sola, totalmente sola. Engorde, adelgace, intente suicidarme, ¡Casi lo logro la tercera vez...! Todo en cuestión de un año, pero tras esa última idiotez que casi me deja sin intestinos y estómago, desistí y cambié... Hoy por hoy, no entiendo como fui tan estúpida. Mi vida vale mucho, mucho más que cualquier idiota con ganas de jugar a la casita, muchísimo más. Además, fui injusta, nunca estuve sola; Brenda siempre estaba para mí. Jud y Joo también. —Vuelve a la realidad, Kali, no te dejes pisotear por nadie... Ni las palabras de tu madre valen cuando quieren perjudicar... Me hablo a mí misma. El reflejo del espejo frente a mí quiere mostrar una Kailani vulnerable, llorona y angustiada que ya no existe... yo la maté. Lavo mi cara, escurriendo todo sentimiento aparecido en el último minuto, odio eso... Mostrando mi mejor cara de pocos amigos, entro en la oficina de mi mamita. —Bien, ¿en dónde me quieres? —Amor, ¿estás bien? —La fulmino con la mirada—. Toma las cámaras, hazte del mando de todos los camarógrafos. —Ok, voy por mi auto y regreso enseguida. Recojo las llaves que me entrega de la casa. No vivo aquí y me parece absurdo tenerlas. Ni bien salgo de la empresa paro un taxi. ¡Mierda que los brasileros están todos buenos! Un bombón de esos que te comes con la mirada y luego quieres disfrutar poco a poco. Y aunque no estoy en mi país, quiero guardar un poco, solo un poco, la compostura. Me siento en la parte trasera del auto e indico a donde me quiero dirigir. . Llegamos, saco mi tarjeta y pago el viaje, recibiendo una tarjeta de presentación por parte del conductor que, guiñándome el ojo, dice: "Sería un placer tenerte nuevamente de pasajera" ¡¿Ok?! Una quiere comportarse y se la ponen difícil, una tentación. Con una sonrisa en mis labios agradezco y me bajo, tomando camino hacia la gran casa de mi madre. Entro y recuerdo algunas de mis tragedias. Los dos últimos intentos de desaparecer de la faz de la tierra fueron aquí. Sin querer entrar en la ridícula emoción, agito mi cabeza, sacudiendo todo lo recordado. —¿Qué? Esta mujer, no sé para qué quiere tantos vehículos. —Sigo mirando las diez llaves que cuelgan frente a mi vista y por supuesto hablando sola—. ¿Se ha comprado una Hummer y un BMW? ¡Vaya que la agencia da sus frutos! Tomo las mías sin querer seguir allí dentro y me dirijo al garaje. —¡Puta vida, esa moto es enorme, hermosa, majestuosa, y la quiero...! El BMW no es un auto sino una lindura de dos ruedas que me acaba de enamorar. Amo las ruedas, amo la velocidad, amo la adrenalina, pero sigo de largo para montarme a mi bebe. Mi hermoso y adorado Chevrolet Camaro Six. Lo enciendo y él me da vida con su ronroneo feroz, es la cosa más bella que me han regalado. Mi padre no me deja llevármelo porque dice que voy a volver a la vida nocturna de las carreras ilegales y no quiere que su hija termine con el cerebro regado en el parabrisas por andar de "Rápida y Furiosa" En fin, toda empoderada afirmada a mi volante, arranco con destino a la agencia de mi madre. . . —Volví —digo entrando a la oficina de mi progenitora—. Toma. —Le entrego sus llaves. —Son las tuyas ¿Por qué no van a hospedarse en casa? —No mamá, estamos bien en el hotel ¡Esta de puta madre...! Gracias... —Me mira y me mira, no sé si querrá regañarme por mi léxico, pero me da lo mismo—. Una pregunta, esa moto que tienes en el garaje, ¿qué onda? —No me imagino a la señora Robinson con sus tacos aguja, falda diminuta y todo su glamour, trepada en ese maquinón. —¡Nena! —Se queja—. Era mi sorpresa para ti —¡Carajo! ¿Ese maquinón es mío? Ya lo amo—, pero bueno ya lo viste. Olvide que no debías ir tú por tu auto ahora... —¡Gracias! Es hermosa... Hoy no porque saldremos con las chicas, pero mañana esa nena ronroneara entre mis piernas. —Mi madre blanquea los ojos. —¡Niña! ¿Qué son esos modos? No te hemos enseñado así... —Dios... ¿Se puede ser más cínica? —Supongo que tus padres tampoco te enseñaron a ir detrás de jóvenes con cuerpos sensacionales, olvidando a tu marido e hija. Pero henos aquí, a las dos, haciendo la contraria. —Me encojo de hombros, sé que le molesta. Sin embargo, es la cruda realidad. —Ya vete a trabajar y no me jodas con esas estupideces, ya bastante complicado me lo pone tu papito como para tener que soportarte. —Ahí salió la mamá del siglo... ¡Tan bella! —¡Adiós! En la hora del almuerzo nos vamos de compras, así que demoraremos un rato más. —Concluyo la charla y me retiro. —No es necesario que regresen —comenta con su semblante serio —, hasta el jueves trabajaran medio día. Eso sí, el viernes van a estar aquí muchas horas y el sábado, ya sabes, es el evento. —¡Ajá, nos vemos! Gracias por la sorpresa... Salgo de allí y camino por los pasillos saludando a todo ser vivo que se me cruza por el camino, excepto a las "top models estrella" de "Robinson Models". Son tan idiotas y superficiales, se creen el ombligo del universo... Pobres ilusas... Tetas de goma, culos retocados y dos kilos de maquillaje, eso sin nada de cerebro. Creen que la cabeza es para llevar sus rubios y teñidos cabellos, solo para eso, nada de utilizar las neuronas. —Hola, querida. —Oigo a las lagartas detrás de mí. —¿Qué onda niñas? —Me hago la amable—. ¿Cómo dicen que les va? — ¿Qué quiere decir eso? —pregunta una de las huecas—. ¿Es un saludo nuevo? Blanqueo mis ojos y sin ganas siseo: —Emmm, si pues... adiós. Sigo mi camino, no pienso perder mi tiempo con estas mujeres que no soporto, ni lo haré en mi vida. A lo lejos, y limpiando el lente de su cámara fotográfica, veo a Fran, un chico-chica como dice él, un putaso de los mil demonios que amo. Llego hasta él y lo nalgueo. —¡Mi marica preferido! Mmmm, esas nalgotas están bien duras... —Se las amaso. —¡MARICA, aaaaaaaaaaaaah! —Tremendo chillido da el huevón—. ¡Joder, que estás de puta madre, hecha una diosa! —Mi amor... ¿Cómo estás? Tanto tiempo sin vernos... No sabes lo que te extraño... —Ya me puse empalagosa. —¡Que te como toda bebé! —Me abraza y besuquea—. Estoy que flipo con lo que veo, estás hecha una potranca. —Mi gallego preferido—. ¡Joooo! ¿Qué estás haciendo para tener esas curvas? —Pues, ¿Qué te digo? —Me encojo de hombros— ¿Nada? Solo voy al gimnasio dos veces por semana, solo eso... —¡Ni de coña te creo! Pero vamos a ver, mira ese culo. Chula, muy chula estás. —¡Gracias! Tú también, estás bien bueno como siempre... ¡Todo un desperdicio! Ojalá te gustaran las chicas y nos damos contra todo. —Ambos carcajeamos—. Muy bien, seremos los camarógrafos estrellas del evento. Ah, hoy nos vamos de puterio con las chicas, ¿te sumas? —Ni se pregunta, obvio que voy... Oye, ¿Has escuchado que vienen unos caramelitos coreanos al evento? Están para comer con tomate. —Típico en él, yo sonrío—. Pero a ver, que tienen unos cuerpazos, ¡Joder, menudos hombres...! —Deja el chisme Fran, luego del almuerzo nos vamos todas al centro comercial por nuestros outfits. —Uff, ya decía yo que esto se pone caliente, cuenten conmigo... Tras unas horitas de trabajo, nos reunimos las cuatro con Fran y nos largamos, trepadas a mi Camaro. Son las 3 pm, un calor infernal... —¡International Girl, vamos a emputesernos!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD