CAPÍTULO 10

1068 Words
KAILANI . . No tengo idea en qué estará pensando él. ¿No les ha pasado que van con alguien compartiendo un momento, no saben en qué estarán pensando y mueren por saberlo? —Oye, estás muy callado, ¿pasa algo? —De hecho, estamos claros en que lo nuestro es pura cama. ¿Verdad? —Me le rio en la cara, no puede ser más patético su planteo. —Sí, ¿piensas que, por pasar el día juntos, me voy a enamorar de ti? —Niega—. Bien, porque eso no va a suceder. ¿No crees que sería algo tonto? No es que luego de esta semana nos volvamos a ver —Trabajo con tus padres. —Yo no. Me enoja mucho cuando hacen ese tipo de comentarios, eso es algo que jamás voy a entender de los hombres. Si una les sonríe demasiado, creen que les están tirando onda. Si hay buen sexo y se da un poco de atención, como en este momento, enseguida piensan que nos vamos a enamorar. —Curvo mis labios hacia abajo —. No encuentro lógica… —Es que la mayoría… —¿La mayoría? No culpes a las mujeres. Ustedes a veces, por una buena cogida, nos hacen creer que nos bajarían el cielo, el sol y las estrellas ¿Resultando? terminan metidos ustedes con esa mujer. ¿Y te digo algo? En mi caso, y te lo aclaré hace un par de noches, no me voy a enamorar; y lo único que logras es romper la magia de la química que hay entre nosotros. —Solo pensaba y justo preguntaste. —Ahí está el problema… No pienses, la cagas si lo haces. —¿Quién se cree? ¿El único hombre sexi y bueno en la cama en el mundo? —. Ten cuidado, no le des vueltas al asunto. Y no te enamores porque yo no puedo corresponder. —Mira su teléfono, está enojado. —Enciende el celular, hasta tus amigas me preguntan si te vi; o deja que les diga que estás conmigo y estás bien. Tu padre está preocupado Kailani. —Diles, yo no tengo ganas de soportar a nadie. Es más, si quieres te dejo en el hotel y me largo, sé que estoy insoportable. Él, con la vista al frente, se limita a mandar un audio al grupo de chat en el que estamos todos nosotros, dando aviso que estoy con él y que no me esperen. Supongo que tiene ganas de seguir soportándome. Masoquista. Decidimos pedir comida en la habitación además de unas cervezas. Ambos sentados, uno frente a otro, en la suave y peluda alfombra de color n***o. Kook está con su espalda apoyada en el filo del sillón, una pierna estirada y la otra ligeramente doblada. La estética que admiro es algo sensualmente llamativo, su cabello peinado hacia un costado, su cara de nene, aún levemente maquillada, a simple vista es bonito y casi angelical. Por lo que he visto, si no está en la calle, le gusta usar pantalones de algodón y remeras holgadas exageradamente grandes, dejando a la imaginación lo que esconden esas tres o cuatro tallas de más. Sus pectorales jamás pasan desapercibidos, por más grande que sea su ropa, siempre queda ese pequeño doblez en el pecho dejando divisar algo realmente sexy. Cuando viste para la calle lo hace en forma totalmente diferente; sus pantalones, cualquiera sea el tipo, suelen ser ajustados, contrariando lo antes dicho; marca cada detalle que hay desde su cintura hacia abajo. En general usa camisas, siempre metidas dentro de su pantalón, y adorna la unión de dichas prendas, con un cinturón. Juvenil, varonil y jodidamente sexy, es su aspecto todo el tiempo. En su rostro hay un único detalle que me encanta, tiene un pequeño lunar debajo del labio inferior y otro en el cuello, ambos bien marcados. Su sonrisa es perfecta Él es perfecto... Termino de comer, me levanto para ir a la cocina a dejar el plato utilizado y cambiar mi botella vacía por una fría y llena. Él me sigue. Esta vez me dirijo al balcón, es uno de los lugares que prefiero en una casa, u hotel en este caso. He olvidado destapar mi botella, y sin ganas de perder ni un minuto de la vista, coloco el borde de la metálica tapita sobre el filo del barandal, dando un pequeño y seco golpecito sobre la botella, lo consigo. Vuela hacia alguna parte y doy el primer sorbo. ¡Refrescante! —Cuando creo haberlo visto todo, tienes algo nuevo que me sorprende —comenta Kook a mi espalda. —Nunca es con intención. —Me encojo de hombros restando importancia. —Siempre me dices lo mismo. —Arrima su cuerpo al mío —. Nunca alardeas, eso me gusta de ti. —Me quedo en silencio—. ¿Sabes que más me gusta de ti? —Niego, comienzo a sentir su pecho y el calor que emana su cuerpo—. Tu olor… —coloca la nariz en mi cuello y aspira—, tu sabor… —saca la lengua y da un lametazo lento sobre la zona—, tu piel y esa suavidad tan única que tiene. Cada una de sus acciones lleva la misma consecuencia, mi excitación. Acaricia mis hombros con ambas manos y las desliza a lo largo de mis brazos para terminar entrelazándolas con las mías. Su boca recorre desde un costado de mi cuello y rodea mi nuca para terminar en el lado opuesto. Se me escapan varios suspiros, estoy como en otro mundo, eso es lo que está provocando él, con su boca y sus manos… Hasta que algo me saca de allí y me trae de nuevo al bullicio de Brasil. El puto celular de Iankook no deja de notificar y recibir llamadas. —Espero que alguien haya muerto. —Atiende gruñendo mi acompañante—. Sí, ¿y cuál es el drama? Bueno me importa un carajo… Ya le digo ¡¡chao!! —Me mira enojado—. ¡Prende el maldito teléfono, no dejan de joderme! Al parecer eres más imprescindible de lo que crees. —¡Ay que genio el tuyo! No me des órdenes —le hablo en tono retador ¿Quién se piensa? Tomo mi bolso y las llaves. —Nos vemos…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD