Introducción

919 Words
Empiezo este pequeño monólogo con la frase que empezó todo hace tiempo atrás, una que ha llegado y salido de mi vida, a su antojo, como un fantasma que me persigue y nunca se va.  «El amor no es para mi» Esa era una frase muy recurrente en mi día a día, una idea con la que estaba casado y que religiosamente cumplía al pie de la letra, en pocas palabras, mi mantra. Puede parecer algo malo o deprimente, pero no fue así, esa misma ideología me llevó a muchos años de diversión y libertad, sin tener que preocuparme de nada, ni de nadie, disfrutando el placer por el placer y conociendo a todo tipo de personas nuevas a mi alrededor; alguien nuevo cada noche, un despertar diferente cada día. Sin embargo, un día todo cambió sin que yo lo supiera, no fue algo que yo buscara o que pidiera, si no simplemente entró por la puerta y lo abracé. Llegó como aire fresco, con una sonrisa en el rostro, un cabello fenomenal y con una mente llena de nuevas ideas y sueños.   Al principio, traté de negarme, de pensar que sólo era un capricho más como a los que estaba acostumbrado, pero entre más me acercaba a ella, más me gustaba y me atraía  al grado de que cambie  mi frase dogmática de “el amor no es para mí” a “el amor está a mi lado”, entonces, ¿qué es lo que harás ahora?, ¿huirás? o ¿dejarás que esta vez entre en tu vida, entonces… caí.   Sí, lo hice, me dejé llevar y al parecer ella también me correspondía en todos los sentidos por lo que comencé a vivir mi historia de amor llena de viajes, palabras bonitas, momentos inolvidables, miradas profundas y un disfrute que fue más allá de lo que yo consideraba placer.  Ella era hermosa, inteligente, firme, sabía lo que quería y era feliz porque era para mí, era como si hubiese encontrado agua en un lugar desértico, Asli Fernández así se llamaba y tan solo pronunciarlo hace que en mi rostro se dibuje una ligera sonrisa porque ese nombre siempre provocará mucho más que una reacción superficial en mí, siempre tendrá un lugar especial en mi corazón, y gracias a todo eso que sentía tomé una de las decisiones más grandes de mi vida, algo que pensé que no sucedería, le propuse matrimonio y ella aceptó. Lo hizo sin dudarlo, con una sonrisa en sus labios y una seguridad que me hizo saber que la decisión tomada había sido la mejor.  Así que, cuando yo pensaba que había tocado el cielo con sus besos y su mirada y había ganado la lotería del amor, el pasado la alcanzó en forma de un ex amor y sin que yo pudiese hacer nada, poco a poco… me la robó, justo delante de mi ojos, en mi propia casa, en la habitación que compartíamos.  Entonces, la frase “El amor no es para mí” regresó a mi mente, pero de una forma diferente, esta vez me dolía admitirlo, no como otras veces donde sólo me reía al decirlo y lo daba por hecho. Esta frase ya no era el pase para una vida sin frenos o de libertinaje, era una que me recordaba lo bonito que era sentirse amado por alguien, el despertar cada día a su lado y saber que ya no estaba solo, que en un mundo tan raro como este alguien me comprendía pero lo perdí, lo tenía todo y me quedé con las manos vacías y esta vez sé que no fue mi culpa Ahora me despierto solo en una cama con sábanas frías y recuerdos que no puedo sacar de mi cabeza. Regresó esa sensación de sentirme incomprendido, fuera de lugar e incluso un poco deprimido, algo raro en mí, porque te pones a pensar que tal vez si no hubieses jugado al amor anteriormente hubieses sabido cómo conservar a la mujer de tus sueños, en lugar de verla al lado del hombre que te la robó casi todos los días en la televisión.  Definitivamente, el amor no es para mí o al menos, el amor de ella no lo era… ¿será que pueda tener una nueva oportunidad para amar? o ¿Santiago Torreluna debería conformarse con ser quién es? Dicen que la vida da muchas vueltas y eso es verdad sólo que espero, esta vez, no marearme en el segundo intento que le puedo dar a mi vida para volver a empezar, porque no queda de otra más que hacerlo, no puedo parar el curso de mi destino, sólo porque alguien no quiso compartirlo conmigo.   Quiero suponer que debo dejar que la vida me sorprenda un poco con la esperanza de que sea algo bueno y un para siempre, si es que lo merezco, claro está, porque algo que he aprendido en todo este tiempo, es que cuando uno juega en este campo debe estar preparado para admitir que tal vez no está hecho para estar con alguien, debe estar dispuesto a perder, pero también, dispuesto a darlo todo, aunque a veces el resultado no sea el esperado. Deseo que ella sea feliz y espero que ella me desee también felicidad, una que voy a intentar buscar mientras intento descubrir quien soy, ya que realmente siento que me he perdido un poco en este camino tan desconocido que la gente llama amor y que para mi era completamente nuevo.     
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