Capitulo 5
Empezar de cero
Narra Tremm
Decido llamar a mi madre para saber de ella, le menciono que estoy acá, pero que me debe guardar el secreto, porque no quiero que nadie me busque y menos Roxanne, ella por supuesto accede, no quiere que esté al lado de ella, después de colgar, decido descansar un rato más y me quedo dormido, y solo puedo soñar con ella, me levanto con mucha irá ¡Cuánto la desprecio, pero también cuánto la amo! No se si algún día llegue a perdonarla, me rompió el corazón, de lo que si estoy seguro, es que no volveré con ella, solo de pensar que estaba con ambos, me hace enojar mucho, pero tengo que rehacer mi vida.
Al día siguiente, la vecina Luci vuelve a enviarme a su casa, pero esta vez accedo, solo para no estar a solas, aunque sea conversar con personas que conozco desde la infancia, me visto con ropa que tengo aquí desde hace un par de años, pero solo tengo trajes formales, me dirijo hasta la puerta de su casa y después de llamar, me recibe una chica como de 20 años, se queda mirandome de arriba abajo, y me pregunta casi tartamudeando, —Hola, ¿Qué se te ofrece?—
—Hola, ¿se encuentra la señora Lucía?—
—Si, claro— me dice mientras se muerde el labio inferior, se voltea y grita —¡mamá, te buscan en la puerta!— > tanto es el tiempo sin venir que no me he dado cuenta cuanto han crecido las familias por acá. Llega la señora Lucía tan amable y dulce como siempre, —Hola hijo, pasa, que bueno que te decidiste a venir—
—Gracias por la invitación, no sabía si venir—
—Sabes que eres bienvenido las veces que quieras, mira, te presento a mi hija—
La miró y la noto un poco nerviosa, le estrecho mano para presentarme, —mucho gusto, soy Tremm— al darme su mano, noto que la tiene helada y temblorosa, —Hola, soy Sofía— se presenta ella, quitando su mirada de mi y bajando la cabeza, me decido por pasar hasta la sala, tomo asiento y la señora Lucía me ofrece unos biscochuelos de chocolate, los acepto y pienso que es la mejor idea que he tenido, venir hasta acá para distraerme y no pensar en mi… en Roxanne.
—Tenias tiempo sin venir hijo, ¿desde cuándo no te veo? Has crecido mucho, ya eres un hombre—
—Si, no vengo desde hace poco, pero fue por negocios, y solo me quedé un par de días, pero no la veo desde que estoy bebé—
—Si, eso te iba a decir hijo, que no los veo desde hace mucho— Le sonrío y tomo del vaso con jugo que me trajo con los biscochuelos, —¿y tus padres?— pregunta ella con cariño e inocente de su separación, y por supuesto no diré nada, —ellos están muy bien, gracias por preguntar— respondo y siento que la mirada de la chica no se aparta de mi, volteo algunas que otras veces para no sentir que me come con la mirada, y cuando nos encontramos, ella desvía la suya, —¿y Sofía es que te llamas, no?— ella toma su cabello y lo oloca detrás de su oreja, respondiendo —¡Si!—
—¿Qué edad tienes?—
—tengo 20 años— responde aún un poco tímida, —no sabía que usted tenía una hija, señora Lucía— me dirijo a la vecina, —Si, ella es mi pequeña— expresa con mucho orgullo.
—¿quieres algo de chocolate caliente Tremm?—
—No gracias señora Lucía, me tengo que retirar— le informo mientras veo mi reloj, y no es por nada que tenga que hacer, simplemente me siento indispuesto, solo me quiero acostar y descansar, ella sonriendo me exclama —gracias por este tiempo agradable, Recuerda que eres bienvenido las veces que quieras— le sonrío en agradecimiento y me retiro, me despide la chica y casi no puede decie adiós, al darme vuelta, noto que no se mete a su casa, sino que sigue parada en la puerta, mi casa queda a pocos metros, así que no tardó mucho en llegar, no recordaba lo amable que es este vecindario, y debo acostumbrarme a este lugar, porque estaré un tiempo aquí.
Después de estar en casa, me dispongo a descansar, hasta el día siguiente, me levanto y para no quedarme encerrado, Salgo a dar una vuelta, me pongo mi chaqueta para el frío, porque particularmente hoy amaneció bajo cero, veo que nada ha cambiado, siguen los mismos árboles de cuando era niño, miro a las personas cerca del lago, siento que me ponen una mano en mi hombro y decido voltear, ya que ando un poco nervioso, con miedo de ver a Roxanne, es la chica de ayer, la hija de la señora Lucía, —Hola ¿Cómo estás?—
—Hola, bien. ¿Eres la hija de la señora Lucía, cierto?— ella sonríe y me dice —Si, no te debes acordar de mi, desde hace mucho que no vienes—
—uy lo siento, no recuerdo—
—yo era aquella niña que te molestaba y tomaba lodo cerca del lago y te lo arrojaba hasta hacerte molestar— por más que intente recordar, no se me viene nada a la mente, —No, lo siento mucho, de verdad— me disculpo por vergüenza de no recordar nada.
—no te preocupes—
Seguimos caminando hasta llegar al riachuelo de la Última vez que fui, me quedo mirando hasta el paisaje, que no me canso de ver, y ella aún permanece a mi lado, pero algunas veces, gira su mirada hacia mi, al llegar la tarde, le menciono que debo irme, —Creo que ya es hora de irme, gracias por la compañía— ella me sonríe —Gracias a ti— me responde y seguimos por la misma senda, aún sin llegar a separarse, algunas ocasiones, mientras damos pasos, su mano choca con la mía, como si quisiera tomarla, al llegar a la puerta de mi casa, para que ella siga su camino, le digo —nos vemos luego— en un tono un poco seco, porque me imagino las intenciones de ella, pero no estoy listo para fijarme en alguien más, acabo de pasar una mala relación, veo que ella se acerca mucho más a mi, y me besa en las mejillas, y noto sus ojos brillantes, —¡Adiós!— me dice con una sonrisa de picardía, me quedo sorprendido con esta escena, ella continúa su camino.