—¿Entonces… cuándo planeas presentármelo?
Esa fue la frase que me congeló justo cuando estaba cerrando la puerta del refrigerador luego de buscar un trozo de pastel que claramente ya no existía.
Bueno, esa y el hecho de que Luce estaba caminando en mi dirección mientras revisaba algo en su móvil.
No sé si me vio o no, pero yo sí. Y entré en pánico.
Lo primero que vi después fue a mi prima inclinada frente a la heladera, hablando en voz baja. Pensé en salir. En serio. Pero la tía Julia entró detrás de ella, y ahí supe que ya era demasiado tarde.
Me quedé quieta, agachada, escondida detrás de la mesa, como una cucaracha emocional.
Y como era de esperarse, ella sabe.
La tía Julia siempre sabe. Tiene ese radar materno que detecta secretos, mentiras y embarazos con semanas de anticipac
