Viernes de encuentros inesperados.

2108 Words
Es viernes. ¡Al fin es viernes! ¡Es HOY! Así, emocionada como aquel meme de r************* . Y aunque deba ir a casa de Micha a verlo ser todo empalagoso con Luce, estoy feliz de verlos ser eso… felices. Ambos se lo merecen. Yo, por otro lado… decidí ponerle un alto a la búsqueda. Siempre me he enamorado de la persona incorrecta. Y estoy consciente de ello. Todo empezó mal en realidad. Siempre supe que tendría problemas para enamorarme. Cuando era niña no lo notaba, pero cuando fui un poco mayor y miré hacia atrás lo supe: soy masoquista. Y, para colmo, un poco desafortunada. No del estilo “sumisa de Christian Grey” masoquista; Mas bien del: quiero que me insulte, me golpee, me embarace y me abandone. ¿cómo lo supe? Mi “primer crush infantil” fue mi primo Francisco. Él es diez años mayor que yo, y siempre fue un idiota. Pero cuando era pequeña, no podía evitar seguirlo a todas partes. Diciendo a medio mundo que cuando fuera grande me casaría con él. Papá no estaba muy feliz al respecto, pero por las razones erróneas. Según él “debería querer casarme con mi padre” (lo cual es aún más raro) pero no me malentiendan. No hay cosas raras dentro de mi familia, creo que yo soy la más rara de todos (por otros motivos que no vienen al caso) En fin. Mi primo era un angelito caído del cielo. Era caballeroso, amable y cariñoso. Hasta que entró a la escuela secundaria y se convirtió en el típico rompe corazones. Los rumores dicen que su primera novia “lo arruinó”. Nunca me he atrevido a cuestionarlo. El caso es que lo he visto cambiar de novia como de bóxer. Lo he visto comportarse como un caballero, es verdad… pero con la novia de turno. Cuando la relación acababa, volvía a ser un idiota arrogante. Y a mi (a mis cinco años) me encantaba. Desde entonces supe que sería difícil para mí enamorarme de alguien que merezca ser amado. Los años pasaron y crecí. Dejé atrás mi amor infantil y empecé la escuela un año detrás de Abby, mi prima. Y, aunque no me molesta, debí elegir una escuela diferente. Se siente como cuando tienes una hermana gemela y la institución recomienda inscribirlos en distintas salas de clases por su salud mental. A mí no me dieron esa recomendación. Pero viviendo a la sombra de mi prima, es duro. No me malentiendan, la amo. Es mi mejor amiga y uno de mis soportes emocionales más firmes, pero también es cansadora la comparación constante. Nunca voy a ser como ella, y tampoco deseo serlo. Por eso, he decidido vivir mi vida como me plazca, sin buscar la aprobación de nadie. O al menos es lo que intentaré hacer. En fin, volviendo al inicio. Es viernes y estoy en casa de Micha. Aunque ahora, ya no soy “la señora de la casa”. Y eso está bien para mí, me he acostumbrado, pero al inicio fue duro. Solía venir a su casa, hacer y deshacer. Ordenar a diestra y siniestra, pero ahora está Luce. Y mi lugar fue delegado al sofá. Así que, a eso me limito. Me siento en el sofá con un short de algodón y una camiseta negra que me llega a las rodillas, enrosco mis piernas como niña de primaria y fijo mis ojos en el teléfono. Paso video tras video intentando obviar la conversación de las chicas, pero no puedo evitar sonreír cuando escucho a mi muy embarazada Sofia quejándose de qué tan sobreprotector se ha vuelto mi primo Francisco ahora que ella carga a su hijo dentro. — Entonces le dije que no iba a permitir que me mantuviera encerrada entre cuatro paredes y, en el momento en que entró al baño, salí por la puerta—. La tierna sonrisa colmada de orgullo me hace sonreír inconscientemente. Soy la menor de mi generación, lo que significa que nunca he estado en contacto con una mujer embarazada. Es la primera vez que toco un vientre abultado y presencio los cambios de humor y los ataques de llanto de una mujer susceptible por las hormonas debido al embarazo. Cada reacción de Sofí me sorprende como no tienen idea. Y nunca pensé que verla ponerse tan “loca” sería tan tierno. — ¿se enojó mucho? —. Luce, tan bella como siempre abre sus grandes ojos azules oculto por las pestañas negras más largas que he visto hasta ahora y comprendo por qué Michael la eligió. La inocencia y la verdadera preocupación en su mirada me obliga a reconocer que yo también la elegiría. — No lo sé, apagué el teléfono cuando llegué aquí. — ¡Sofi! Va a volverse loco—replica preocupada por la salud mental de su hermano. — Lo sé… pero esta es la primera vez que salgo sola desde que vine el mes pasado. Necesito respirar algo aire que no esté contaminado por su colonia cara. — Te entiendo, pero deberías decirle que estás bien…—. La culpa abrumándola luego del pequeño “exabrupto” que tuvo con su muy embarazada mejor amiga y cuñada. — Oh… lo sabe—replica Sofi. —Le dije a Abby que lo llamara. Ya sabes cómo es con ella…—dice mientras pica unos tomates en pequeños cubos para hacer la famosa salsa “pico gallo”. Luce continúa cocinando para la noche de tacos, y pensé que la conversación moriría, pero Abby interviene. Camina hasta la mesa y se sienta en la silla disponible de la misma manera en que yo lo hice. Pero obviamente ella se ve hermosa y radiante, no es un mamarracho humano como yo. Cuando noto la diferencia entre su posición y la mía, extiendo mis piernas lentamente y me siento de una manera normal. No podría resistirlo si Micha entrara por la puerta y nos viera a ambas sentadas de la misma forma, pero luciendo tan diferente. — Me llamó como loco preguntando por ella, pero le dije que estábamos todas juntas y lo mandé a volar… — ¿Estaba muy enfadado? —pregunta Sofi comenzando a dudar de sus acciones. — No te preocupes, le estoy enviando mensajes cada tanto con actualizaciones… teme que el bebé nazca cuando él no esté presente. — Faltan como diez semanas todavía para que nazca… — Micha ya debería haber llegado…— anuncio intentando romper el hielo. Y unos segundos después, la puerta se abre. Michael tiene su uniforme de policía y las gotas de sudor corren por su frente. Sonrío al verlo como un niño que ha jugado todo el día y recuerdo cómo estaba de demacrado cuando lo encontré. Ahora, puedo decir con confianza que se ve como debería. Brazos firmes, piel bronceada, su cabello peinado hacia atrás y la leve arruga alrededor de sus ojos y labios luego de sonreír tanto. Esa arruga que hace unos años no tenía. — El calor está insoportable… llevé una campera y luego no tenía dónde dejarla. Casi muero sofocado—dice caminando hacia Luce y dejando un beso en su frente. La imagen me causa ternura, y entonces reafirmo lo que pensé antes. No era amor realmente. Luce, en mi situación no estaría sonriendo con ternura. Ella estaría sintiendo el corazón apretujado. Pero yo… no siento nada. Y puedo quedarme tranquila. — ¿cómo te fue hoy? — Para ser viernes, bastante bien…—. Se queda unos segundos observando la panza de Sofi que pone los ojos en blanco antes de carraspear para llamar su atención. — Mis ojos están aquí arriba “oficial” …—dice ella burlándose de él. — Lo siento…—murmura antes de saludarla con un incómodo palmeo de hombro. — ¡Micha! ¡Llegaste tarde! —exclamo colgándome de su cuello como siempre hago con los hombres de la familia. Esta es mi manera de mantener las cosas como antes. La única forma de recordarme a mí misma que no, no siento nada por él. Al menos no algo romántico. —Ya estaba preocupada. ¿Tienes que seguir siendo oficial de policía? ¿No puedes buscar un trabajo menos riesgoso? Como… instructor de salto en paracaídas o algo así— bromeo sonriendo honestamente. Michael sujeta mi cintura y me arrastra hasta el perchero donde cuelga su abrigo y palmea mi cabeza como la niña que soy. — Eso no suena muy seguro que digamos… — Mueren menos paracaidistas que policías—. Regresamos a la mesa y aunque Michael ya no me sujeta, sigo aferrada a él. — Esa cifra no es muy alentadora… — Lo sé, acabo de inventarla, pero suena convincente. — Eso es verdad. Pero, por ahora, estoy muriendo de calor, niña… ya suéltame— murmura sin verse muy molesto que digamos. Me quedo de pie junto a la mesa viendo su interacción con Abby y la sonrisa incómoda que intercambian luego de que ella le reclame el no haberla saludado. Todo acaba con otra palmada en la cabeza y él se dedica a cortar unos aguacates antes de ir a darse una ducha. — Todavía no logro acostumbrarme a que no será mío nunca…— suspiro bromeando otra vez porque hay que mantener un papel, a lo que Abby pone sus ojos en blanco y me reprocha que ya no es graciosa mi broma. — ¿qué broma? —continúo sentándome en la silla y abriendo mis r************* . Veo foto tras foto de modelos e influencer y pienso en qué tan lindo sería obtener este tipo de atención y elogios. — ¿no te cansas de hablar de él así? — Abby… ¿te cansarías de ver a Ryan Gosling sin camisa? —. Pongo mis ojos en blanco y continúo con el móvil intentando ignorar los reproches que caerán a continuación. — Por supuesto que no… — Exacto-afirmo. — Oye… Fran— dice Sofi sonriendo macabramente, quiero correr y esconderme. Porque la conozco lo suficiente como para saber que algo inapropiado dirá, pero mi curiosidad no me permite levantarme e irme. (Algo que debería haber hecho, definitivamente) — ¿qué? —pregunto titubeante apretando el móvil en mi mano. — Tú… ¿podrías tener sexo con Michael? —lo sabía. Maldita sea… — ¿qué? —pregunto sin creer lo que acabo de escuchar. — Sí… ¿te imaginas a Michael poniendo su cosa dentro de ti? — ¡SOFIA! — Aghh… Sofia, ¡qué asco! —reprocho sintiendo la bilis subiendo por mi garganta. No, definitivamente no podría si quiera pensarlo. Y este nuevo sentimiento me deja aliviada. — Entonces no te gusta… deja de hablar así. — No pensé que te atreverías a tanto— dice Abby estallando en carcajadas. —¡Sería como pensar de Francisco así! — ¡Aggghhhh déjenme en paz! — grito escapando hacia la puerta —¡Lo siento! ¡No sabía lo que decía! —. Necesito escapar. Tomo el picaporte, y cuando abro la puerta siento que, esta vez, sí se trata del destino. Cabello rubio oscuro, ojos de un color marrón verdoso que no consigo distinguir bien y, lo que más llama mi atención, uniforme de policía. — ¿necesitas algo? — pregunto observándolo de pies a cabeza y sonriendo torpemente. — ¿No es la casa de Michael? — Micha se está bañando ahora… ¿quieres pasar? —. Y me aparto para que entre al departamento. Lo sigo hasta la cocina y sus ojos se dirigen directamente a mi prima Luce. Escanea la habitación un tanto incómodo e inmediatamente sujeto su brazo para acompañarlo a sentarse porque sé lo que debe estar sintiendo en este momento. Soy una persona demasiado empática y solidaria para mi gusto. A veces desearía que no se me diera tan bien leer las mentes y expresiones ajenas. Pero lo hago. — Señorita Wells…—saluda todavía sorprendido. Sus ojos se centran en Abby, muy mal sentada en la mesa, observa a Sofi que acaricia su pequeña barriga y nuestros ojos hacen contacto cuando aprieto un poco más su bíceps. Quiero que sepa que no está solo en esta situación. Sonrío, pero no siento que se refleje en mis ojos, y la tensión abandona su espalda. Se está refugiando en mí. Y finalmente entiendo todo por completo, mi alma cae al suelo al hacerlo. Si se tratara del destino, entonces el mío es un reverendo hijo de Voldemort. Porque me está pasando otra vez. Me interesé en él a primera vista, pero él solo tiene ojos para Luce.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD