La música de fondo era suave, no llegaba a perturbar los pensamientos, y de alguna forma conseguía mantener el ánimo relajado y alegre de los presentes. Más al fondo, estaba el salón de las diversiones, ahí se quedaban los amantes, vestidos con las extravagancias a gusto de sus maestros.
Al centro del gran salón principal, en la imponente mesa ovoide de coral rojo, los presentes iban acomodándose paulatinamente en sus lugares. Un par de asientos permanecían vacíos
Jennel Liesse, sabía ocultar su preocupación, sin embargo, por dentro se repetía. "Vamos Heller, llega"
Esa mañana se había tomado el trabajo de llamarle más de veinte veces para recordarle que la reunión era ese día, y en todas le había garantizado que llegaría puntual.
Vio llegar a Cox rodeado de cinco mujeres de piel cetri
