Baje rápidamente a desayunar para luego irme a entrenar, anoche no pude dormir bien. Aunque a decir verdad casi nunca lo hacía, desde hace años no duermo bien... sufro de parálisis del sueño, y muy seguido suelo tener sueños extraños y sensaciones raras al dormir por lo que no puedo conciliar el sueño por más de tres horas, es algo extraño que no he logrado descifrar, es como si alguien me hablara tratando de decirme algo y lo peor es que muchas veces suelo tener interpretaciones de estas cosas. Que suelen hacerse realidad otras veces es como una advertencia o un viaje en el tiempo, recuerdo que una vez le comente esto a una psicóloga con la que tenía una gran conexión y me sentía segura, trataba de ayudarme en ello al igual que se lo comenté a uno de mis neurólogos sus ideas encajaban y eran similares ellos decían que mi dormir no tenía tanto que ver son eso si no más con un cerebro constantemente activo y que una de las causas era esos sueños, recuerdo que el doctor clauz fue uno de los que más me habló cuando lo conocí por primera vez sentí como si lo conociera de toda la vida. Su forma de hablar y expresarse me gustaba, sentía que podía ser yo misma con él.
Aún recuerdo la vez que tomo mi mano y me empezó hacer preguntas, sentí que me leía la mente o que mis ojos le decían todo lo que con mi boca no era capaz de decir; él me dijo que yo era una niña muy inteligente y especial que yo era algo más de lo que creía ser y que ni yo misma conocía mis propios límites esas palabras jamás saldrían de mi mente. La seguridad con la que me decía todo lo que yo pensaba y me daba miedo aceptar, por el que podrían decir por miedo a muchas cosas, él me las dijo desde lo que me gustaba y desde lo que no. También recuerdo que antes de indagar en mí y decir tantas cosas que en el fondo yo sabía y me daba miedo mostrar. Él hizo que mi madre se retirara diciendo que ella no podía estar presente porque sería muy confuso y ella no estaba preparada, ni tenía la capacidad para entender esa conversación y que lo mejor era que estuviera fuera de ella. Que él sabía cómo me sentía y que no era fácil llevar aquello, ya que no todos tenían el mismo nivel de conciencia para comprender y aceptar las cosas de alguna manera.
Mi día en el gimnasio se hizo largo, a veces odiaba el pensar tanto no había un segundo en que mi mente parara de hacer algo día y noche estaba activa y lo peor es que era difícil para mí cansarme, siempre tenía algo que hacer y por más pesado que fuera el día esta no se mostraba desgastada. Era como si tuviera baterías ilimitadas, las cuales a veces me provocaba cortarlas, a ver si tenía un minuto de paz. Terminé de entrenar y no quería ir a casa, así que me dispuse a caminar sin rumbo alguno, siempre solía hacer eso cuando quería escapar de mi anhelado hogar. No tenía muchos amigos por decir que en realidad no tenía ninguno, ya que para mí la amistad no existía; aunque en el fondo aprendí que era algo temporal que todo en la vida era de un ir y venir, hoy estás aquí con alguien que llego a tu vida por algún motivo al que le llamamos casualidad, pero la verdad es que las casualidades no existen en este punto todo está para cumplir una misión esta para y por algo en su debido tiempo.
Es así como funciona esto, no somos dueños de nada, todo es como un préstamo que la vida te pone en el camino... no es cuando tú quieras ni cuando digas necesitarlo es cuando el universo decida ponerlo en tu camino, porque así era necesario que pasara y de la misma forma lo quita, ninguno de nosotros somos quienes para juzgar aquello, solo es cuestión de aceptar y aprender a soltar, se trata de comprender que nadie es dueño de nada ni mucho menos de lo ajeno, porque nadie es ajeno a nada.
Mi travesía terminó justo a la orilla del inmenso mar en la bahía de Maicalon, donde las olas y el fuerte sol posaba detrás de las montañas, dándole paso a los hermosos colores. Esta ciudad era conocida por sus hermosos mares y atardeceres había de todo por hacer. Muchos le decían que tenía la magia de tenerlo todo, las personas eran alegres y divertidas se notaba la cordialidad por todos lados y la unión era como vivir en una fiesta, pero yo no lo sentía así. Yo sentía que no pertenecía a ese lugar que era muy chico para mí, mientras pensaba sentí como alguien me hablaba a mis espaldas, realmente me asuste porque no había sentido nada yo era capaz de percibir cualquier persona cerca y me sorprendió no sentir la presencia de aquel hombre; con aspecto un poco desgastado que a simple vista podría causar un poco de miedo o desconfianza.
Pero a mí me causaba curiosidad parecía ser un ser interesante con mucho y poco por contar de esos que ven la vida de una forma bella y sin juicio alguno, no puse cuidado a lo que dijo y seguí observando el mar hasta que habló de nuevo
Mucho gusto me llamo Marcos, jamás te había visto por acá.
Y como porque tendría que verme, no suelo pasar mucho por aquí y creo que no es del interés de nadie si pasó o no. -conteste lo más seca posible-
_ Vaya, para ser una chica tan joven cargas mucho odio y desprecio en tus palabras. Estás aquí para pensar o para quejarte con la vida, ¿no crees que estás muy joven como para darte tantas amarguras?
Quien dice que me doy amarguras, usted no me conoce para saber eso ni tampoco está en derecho de juzgar u opinar sobre mis actitudes, no cree que está muy grande para meterse en lo que no debe.
"Este suelta una risa y empiezo a sentir incomodidad"
_ aunque no me lo ha pedido te daré un consejo, en tus ojos se ve un oscuro sufrimiento. Tu alma es joven, pero tus ojos reflejan inconformismo con la vida deja de buscar excusas y culpables el mar está lleno de ellas y no necesita más, mejor pregúntate a ti misma que eso que necesitas aceptar y comprender, qué es lo que te hace falta, y verás que cuando encuentres la respuesta todo empezará a fluir. Aceptar siempre será el primer paso a esa respuesta que tanto necesitamos. -dijo este sin más dejándome ahí sola nuevamente-