|Capítulo Uno|

1700 Words
|Capítulo Uno| Cuatro años atrás.  Liam Brown. No creo lo que me dijo Stella hace unos días, no creí en su sospecha, no preste atención a lo que me dijo. No, lo hice porque sé que aun existe una oportunidad con Savannah. No lo hice porque conozco lo experta que es ella es hacerle creer a quien sea lo que ella quiere, es una maestra en el arte del engaño. No lo creo aun cuando ella esta fuera de mi casa, con una bebé en brazos. No lo creo aunque ella insistía con que es mía. Sin embargo mí hermana asegura que la niña lleva mi sangre. Cree que es mía. Pero quien sería yo, sino conociera ya a Jasmil. Cuando ella quiere algo hace lo que sea por obtenerlo. No le creo porque existe muy poca probabilidad que esa niña sea mí hija. Stella podrá cree lo que quiera y ponerse en parte de su lado, pero soy yo quien dice que es padre de esa pequeña. No ella. Como yo no soy mí hermana, no soy tan débil, no me importará si es una bebé. Ciertamente ella no tiene nada de responsabilidad, todo es culpa de su madre. Sí la niña es mía la querré a mí lado. Pero conociendo a Jasmil no dejará que la niña se quede conmigo. No si ella no lo hace también.  -Alpha, qué hacemos. La princesa está esperando fuera junto con tres soldados -expresa uno de mis hombres.  -Dile que pase -ordeno, él asiente, hace una sutil reverencia y sale.  Si lo que Jasmil dice es cierto, lo sabré solo con tener a la niña cerca. No voy descartar ninguna posibilidad de ser el padre de la niña, porque ciertos errores del pasado me llevaron a cosas de las que me arrepiento. Pero si una de esas cosas que pasaron tuvo como resultado a la bebé que Jasmil asegura es mí hija, será de único de lo que no me arrepentiré.  Después de cinco minutos esperando la puerta de mi oficina es tocada y por el olor se perfectamente que son ellas... -Pasa, Jasmil -accedo, dos segundos después de eso. Ella ingresa con la bebé en brazos.  -Alpha -hace una reverencia.  -Déjate de juegos, Jasmil -camino hacia ella y esta retrocede apretando a la niña en sus brazos-, quiero saber si es o no mí hija.  -¿De quién más podría ser, Alpha? -ataca ella, pasando por mí lado-. La niña es tú hija, nuestra hija. ¿Acaso necesitas que te recuerde cómo fue creada? -pregunta ella. Está a la defensiva.  -No, sé perfectamente cuales fueron mi acciones en ese entonces...  -La niña es tuya -vuelve a decir, extendiéndome a la bebé esta vez-. Tómala y confirma que sí es tú hija -me acerco a ella y tomo a la niña con cuidado.  Lo que siento cuando tengo a la niña en mis brazos es una sensación indescriptible. Es pequeña pero puedo sentir perfectamente el lazo que se forma entre ella y yo en el momento que la tomo en brazos. La conexión entre padres e hijos de nuestra especie es diferente a la de otros seres.  La pequeña de no más de cuatro meses se mueve en mis brazos, mientras estira sus pequeños bracitos hacia mí, haciendo que una sonrisa crezca en mi labios. Sus ojos son de un color un poco más bajo que los míos. Su tono de piel es una mezcla ente la mía y la de su madre...  -¿Lo ves? Es tú hija -dice Jasmil, rompiendo el hechizo en el que me encontraba gracias a mí hija.  Ruedo los ojos, ya que de ahora en adelante, la comunicación y conexión con Jasmil son prácticamente obligatorios. No me molesta el hecho de tener una hija... Es ella lo que me molesta, su madre. -Sí, puedo notarlo Jasmil -camino hasta una silla donde me siento, con mí hija aun en mis brazos-, quiero a mí hija conmigo -ella sonríe como si hubiera ganado un gran premio.  -De acuerdo, traeré las cosas a tú manada hoy mismo... -la interrumpo.  -Dije, quiero a la niña conmigo. No a a ti -aclaro, ella frunce el ceño y coloca sus manos a cada lado de sus caderas.  -¿Perdona? ¿Te has vuelto loco? -cuestiona fingiendo estar ofendida. -Para nada, ya te lo dije. Tengo derecho... -ella gruñe-. La niña también es mía.  -Hace una hora no sabías que tenías una hija, no vengas a hablarme de derechos Liam -intenta arrebatarme a la niña de los brazos-, dame a la niña. ¡Es mí hija, Liam!  -Es nuestra hija, de ambos. No solo tuya... -tomo aire y continuo-, y sí, no sabía de ella porque a su madre hasta ahora se le apetece decirme...  -¿No tienes a esa? ¿No dijiste que no tenías ningún tipo de relación conmigo? -pregunta levantando la voz.  -Eso fue mucho antes de...  -Antes de que regresarás a mí cama por puro despecho, ¿verdad? -su sonrisa se agranda, por sabe que tiene razón. Bueno gran parte de razón.  -Eso no tiene importancia ahora -digo, ella solo se encoge de hombros pero no se le borra la sonrisa-, la niña es nuestra. Es mí hija, quiero que tenga todo, no me importa lo que tú pienses, Jasmil.  -Yo no pienso interponerme en tú relación con nuestra hija... -asegura sentándose en mí silla, detrás de mí escritorio-. No haré nada, siempre y cuando se me de lo que me merezco como tú mujer y madre de tu primer hija, bueno hija.  -No, la niña tendrá todo, pero tú aquí obtendrás nada -sentencio, obteniendo el sonido de su risa en respuesta-, ¿te parece gracioso? -cuestiono elevando mis cejas. -Ciertamente, sí. Liam tú crees que simplemente te dejaré a mí hija -se señala a ella misma-. Soy su madre y he estado desde que nació con ella. Si te la quedas y luego se entera que no permitiste que su madre se quedará a su lado, ¿a quién crees que odiara?  -Que calculadora eres -gruño entre dientes.  -Soy la mujer a la que más has deseado. Aunque sea la criatura más calculadora que conozcas... -No te equivoques. Eras la mujer a la que más había deseado. Pasado, Jasmil, pasado -corrijo, viendo de inmediato como sus manos se cierran en puños y sus uñas se clavan en sus manos con tanta fuerza que en cualquier momento podría sangrar. -Mientras tú estás aquí preocupándote por ella, respetándola. Ella esta allá con su gente y quien sabe tal vez ya no seas el único en su vida -ataca ella, restandole importancia a sus palabras.  -¿Qué acabas de decir, Jasmil? -interrogo. Con voz molesta.  -Lo que oíste... Pero te pido que por un momento dejes de pensar en esa y te concentres en algo que vale tú atención. Nació hace unos cuantos meses y su padre recién la conoce, ¿podrás dar toda tu atención a ella? -pregunta y aunque me cueste admitirlo tiene razón.  -De acuerdo... -suspiro agotado, pero feliz. Aunque la niña no haya llegado en la más mejores circunstancias de mí vida, me hace feliz tenerla aquí, conmigo-. ¿Ella tiene nombre? -cuestiono, ella sonríe con aprobación. Asiente.  -Sí, es mí hija, debía llevar un nombre como princesa después de todo... -Entonces... ¿Cuál es el hombre que escogiste para nuestra hija? -pido saber. Ella se acerca con lo que parece ser una sonrisa sincera en su rostro.  -Hyacinth, su nombre es Hyacinth -toma a la niña con cuidado y la acerca a su pequeña. la pequeña reacciona al tacto de su madre, sonriendo y ronroneando-. Es nuestra hija, Liam. Esto es solo un poco de lo que somos capaces de hacer juntos -no lo dice con su acostumbrada soberbia, ni arrogancia. Su tono es suave y... Dulce. -Hyacinth... -pruebo el nombre de mí hija en mis labios y sonrió satisfecho-, es precioso -concuerdo.  -Lo es -ella se acerca y deja caer su cabeza sobre mi hombro-. ¿Liam...?  -¿Qué?  -No nos separes. Si quieres que ella viva contigo esta bien, pero quiero estar donde mi hija este... -intento decirle que no conseguirá nada, pero ella se adelanta y dice algo que no esperaba-. No espero que me conviertas en tú Luna y en tú esposa, pero al menos quiero dejes en claro que si vivo aquí. Tanto nuestra pequeña, como yo debemos ser respetadas -puntualiza. La bebé ajena a todo lo que dice su madre, sonríe.  -No les pasará nada aquí. Puedes quedarte -la tomo de los hombros-, Jasmil, más te vale, comportarte. Por el amor y el cariño que una vez nos tuvimos, te pido que te comportes como la princesa que eres... -ella asiento, mirándome fijamente-. Tampoco voy a decirte o a prometerte que serás algo mío, a parte de ser la madre de mí hija. Porque mi mate sigue existiendo y... -Sí, si. La amas, ya me lo sé de memoria no hace falta que me restriegues en la cara. Sino fuera por nuestra hija no tendría ninguna manera de acercarme a ti -me deja a la niña en los brazos-, pero puedo asegurarte, Liam, si ella pierde su oportunidad, yo no tardaré en tomarla y volverla mía...  Sé a lo que se refiere y me sorprendería sino fuese así, porque la Jasmil que he conocido hasta ahora siempre ha tenido en claro lo que desea, sea un capricho o no. A lo que a mí se refiere, no lo tengo en claro.  Cuando eramos jóvenes, ambos creíamos que eramos el mate del otro. La mayoría de nuestras primeras veces las experimentamos juntos. Eramos inseparables, hasta que la madre de Jasmil desapareció. Se volvió una joven apagada, cruel, parecía que sus sentimientos se habían ido junto con su madre. Ciertamente siempre fue algo caprichosa, testaruda y apasionada en todos los sentidos. Pero la cualidades de ella que deberían haber mejorado, hicieron todo lo contrario con la perdida de su madre, lo bonito en ella no tardo en desaparecer. Yo me volví más como un juguete para ella, algo con lo que podía desmostar que tenia poder sobre mucho. Todo en ella se volvió insano para mí... 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD