Emocionada estaba y eso se notaba. Me quité el delantal y lo deje caer al suelo, salí de starbucks firme y sin darle explicaciones a nadie, salí para no volver a pisar ese suelo más nunca.
Estaba en la carretera y alce mi mano para detener un taxi, el cual apenas se paró en frente de mí, me subí dándole la orden.
–A la empresa Dollas, en Nueva York, por favor–Dije,
El chófer asintió.
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Aiden.
Tristeza, desilusión, odio y mucha ira conmigo mismo. Se supone que anoche todo tendría que salir perfecto, se supone que Cristina y yo ya estuviéramos felizmente casados. Anoche después de salir del baño simplemente Cristina desapareció, la busque donde me dijo que me esperaría y no estaba ahí, la busque en los baños de chicas y no estaba, la busque por toda la feria y no estaba, de hecho no estaba en ningún lado. Me destrozo saber que ella se fue, sin embargo no la puedo odiar, la amo y un amor así no están fácil de quitar.
Quizás le pasó algo y se tuvo que ir. Tengo que saber si está bien–pensé. Tenía que darle esperanzas a mi corazón.
Salí de casa, utilizando eso como excusa para buscar a mi Cristina. Subí a mi auto e introduje las llaves para activar el motor, lo sentí gruñir y arranque a toda velocidad a su casa. Solo espero encontrarla ahí.
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Cristina.
El camino fue largo, y yo solo pensaba en no cagar la situación.
¿Qué hago cuando lo vea? ¿Sera que lo sigo tratando fría? No sé qué hacer, pero en definitiva no mostrare que esto me hace feliz.
Entre a Dollas caminando segura, todo estaba como lo recordaba, gente corriendo de un lado a otro y el vestíbulo era grande y hermoso. Subí al ascensor y pise el botón del último piso. Estaba ansiosa y nerviosa, estaba a punto de estar de nuevo enfrente del chico de mis sueño, el primero hombre de mi vida, por meses soñé tanto con volverlo a ver que no puedo creer que esto sea real.
¡Dios! Solo espero que sea educado–supliqué, al recordar que en mi sueño fue un imbécil total.
El ascensor se abrió y salí.
Amanda estaba en su escritorio, se veía estresada llenando y atendiendo llamadas, me pare enfrente de ella y despeje mi voz. Ella al instante me miró.
–¡Oh! Señorita Fox, llego rápido–expresó con tanta ironía en esa detestable y amarga voz que el sonido que se deslizo por mis ondas sensoriales hizo que mi amargura se notará un poco.
–De hecho no, fueron casi tres horas de camino–le dije con tal ironía como ella pretendió humillarme a mi–¿hay que firmar algo? ¿Cuando empiezo a trabajar? –pregunte malhumorada. Ella se levantó y su expresión hablaba por ella, decía que estaba indignada, por la forma de cómo le hable. Me levanto la mano, estoy segura que está a punto de decirme algo.
–Usted no pued... –decía Amanda cuando Dylan salió de su oficina luciendo elegantemente encantador.
–¿Que hace Amanda? Espero tener todo los pendientes listo para la tarde de hoy–ordenó imponente el señor Markle.–Y usted sígame–añadió mirándome. Obedecí como su sumisa que era en mi sueño. Llegamos al ascensor y ahí estábamos los dos con el calor que transmitía mi cuerpo.
Había un silencio incómodo.
No quería hablar pero la incertidumbre me superó.
–Está es tú forma de pagarme la sudadera que me dañaste–pregunté seca, sin mirarlo. Sin embargo él si me miró, y pude ver que había una sutil sonrisa en sus labios. Quería sonreír pero lo contuve.
–¡No! Está es mi forma de decirte que tengo el mundo a mi control –respondió seguro haciendo mi mente estallar, salió del ascensor al estacionamiento, salí atrás de él con una pregunta comiéndome la mente ¿Qué diablos quiso decir con eso?
Subimos al auto.
Aún seguía buscando respuestas sobre la pregunta en mí.
–¡A casa Alfred! –ordenó Dylan.
Aiden.
Me encuentro a fuera de su casa. Tengo ganas de tocar el timbre, pero ¿Qué si se enfada? Sé que no le gusta que venga sin avisar aunque yo necesito una explicación sobre anoche.
Tome aire, y toque el timbre.
Nadie salió, volví a timbrar y paso lo mismo. Al parecer no hay nadie, debe estar en su trabajo. Así que subí a mi auto y conduje hasta starbucks.
Cristina.
Mi mente seguí confundida, y más porque él no para de sonreír. Lo miraba y él solo miraba hacia la ventana.
¿Por qué mierda estará feliz? ¿Qué quiso decir con que tiene al mundo a su control? ¡Demonios! ¿Por qué tiene que ser tan misterioso?
Minutos después ya estábamos en la mansión, Dylan entro y yo seguía sin saber cuáles eran mis obligaciones.
–Sígueme Cristina, por favor–expreso Dylan, subiendo las escaleras, la mansión era igual que la de mis sueños, unas enormes escaleras enfrente de la puerta principal los cuales daban a unos pasillos con puertas. Y al estar en frente de una me dijo–Desde ahora esa será su habitación–me dio una llaves, y estática quede. ¿Acaso estoy soñando de nuevo? Esto no puede ser real.–me dije a mi misma al ver que la realidad tenia similitud con mi cruel sueño.
–No. No, puedo aceptar esto–dije devolviéndole las llaves. Quise salir corriendo pero él me detuvo aprisionando mi muñeca. –¡Aguarda! ¿Por qué dices eso? –preguntó totalmente confundido. Sus ojos estaban brillosos, se notaba que quiere llorar. Y ahí supe que si es real, pero igual no puedo aceptar, no me entregare a él tan fácil.
–Porque eres un extraño además eres mi jefe, esto no está bien.–dije.
–No soy un extraño y lo sabes...—toco mi mejilla–Y si soy tu jefe, pero es normal, mis empleados de confianza duermen en mi casa–dijo Dylan tan dulce, que no lo reconocí. Aunque no sé a qué se refirió cuando dijo "que no era un extraño"
Tome aire.
Quizás no sea tan malo–pensé.
Sonreí pidiéndole las llaves.
El sonrío y me abrió la puerta.
Aiden.
Estoy sentado a las afuera de starbucks donde trabaja Cristina. Si, donde trabaja. Ella esta mañana renuncio según el encargado del lugar, no entiendo ¿por qué no me dijo nada? ¿Dónde mierda está Cristina?
Cogí mi móvil y la llamé.
Sonaba. Sonaba y sonaba.
Cristina.
Estaba viendo mi habitación con Dylan quien me enseñaba todo completamente emocionado. Cuando mi teléfono sonó.
Lo saqué del bolsillo, y estaba a punto de atender hasta que vi que era "Aiden". Decidí colgar, no estoy preparada para darles explicaciones a nadie y menos a él. Lo siento Aiden, ahorita no tengo cabeza para pensar en más nadie que no sea Dylan Markle.
Guarde mi móvil y me centre en el hermoso y perfecto hombre que está a mi lado.