Capítulo 2
1102 Words
¡j***r! ¿Qué mierda acaba de suceder?
Era él, pero no me reconoció lógico apenas llevaba horas trabajando para él.
Suspire.
Está guapo, no puedo negarlo. Dylan, mi ex jefe, el chico de mi sueño me trajo a casa.
¡Dios!
Esto parece otro sueño.
Suspiraba y suspiraba completamente enamorada, subí a mi habitación pensando en Dylan sin percatarme que había abandonado a Aiden.
Me tire en la cama completamente feliz y recordando el episodio de hace rato.
¿Sera que volveré a verlo? ¿Sera que me buscara? O simplemente fue educado y me trajo por lo que me hizo.
Dylan. Dylan. Dylan y Dylan, solo pensaba en él, hasta mi mente viajo a mi detestable pero perfecto sueño.
Dylan.
Al llegar a la mansión no hacia otra cosa que pensar en aquella hermosa y misteriosa mujer llamada Cristina.
Estoy sentado en mi oficina con un trago en la mano, mi mente solo pensaba ¿Qué estará pensando ella de mí?
Joder, después de mi compromiso fallido jure no volver a mirar a otra mujer. Todas son iguales de interesadas, por primera vez quise hacerle caso a mi hermano pero veo que no lo hare, es culpa de cristina que me atropo con su hermoso ser. Y lo sé, la chica fue fría y tímida todo el tiempo conmigo pero hay algo que me dice que la debo de conocer más.
¡Demonios! Cristina que me has hecho.
Cristina hasta tiene nombre de mujer fuerte, de esas poderosas que están preparadas para enfrentar el mundo ellas solas.
Entre más pensaba en ella, más sentía la incertidumbre pasar por mis venas. No podía seguir más así.
Busqué mi móvil.
"Buenas noches, querida Amanda. Para mañana quiero todo y absolutamente todo sobre una joven llamada Cristina Fox de Nueva Jersey. Si no está eso en mi escritorio cuando llegué, date por despedida y eso va con todos los demás empleados también" –enviado.
No quería ser tan cruel con Amanda, ella me cae bien de hecho todos me caen bien, pero tengo que mantener mi reputación de jefe gruñón además hablarles así hace que trabajen mejor.
Luego de asustar a Amanda, fui a mi habitación a dormir un poco. Caí profundamente dormido después de quince minutos.
****
Desperté temprano como acostumbro, fui al baño y me acomode rápido. Bajé en menos de cinco minutos, estaba nervioso y ansioso de ver que consigo a Amanda sobre mi chica. Leticia, me esperaba en la puerta principal con una taza de café y luego estaba Alfred quién tenía puntualmente estacionado el auto en la entrada.
Tome la taza agradeciéndole por el sabroso café.
Subí al auto, y di la orden.–A Dollas Alfred, y rápido que me urge llegar–
Alfred asintió.
Miraba por la ventana.
El tráfico estaba pesado en la cuidad, sin embargo Alfred tomo un atajo que facilito llegar más rápido al lugar.
Cinco minutos después...
Entre a Dollas, luciendo imponente con mi traje n***o y mis ojos inclinados para darle carácter a mi rostro. Camine firmemente por los pasillos mientras mis empleados me ponían carpetas para firmar hasta que llegue al ascensor y todos desaparecieron como flash. Ellos saben muy bien, que puedo firmales todo lo que quieran mientras vaya por los pasillos pero al llegar al ascensor deben dejar de molestar.
Subí a mi piso.
Ya Amanda me esperaba con la información que le pedí, me abrió las puertas de mi oficina y luego las cerró. Posteriormente me siento en mi escritorio a revisar detalladamente la información. Estaba ansioso y eso se notaba en todo mi rostro.
La primera hoja tenía información básica, su nombre es Cristina Fox, vive con su padre en Nueva Jersey, su madre murió cuando era pequeña, soltera, amante de los animales y guardaespaldas por dos días del prestigioso empresario Dylan Markle. Inmóvil quede al leer lo último. TRABAJO CONMIGO, la chica que volvió a despertar en mí el deseo del amor, trabajo aquí en Dollas y la deje ir ¿Por qué mierda hice eso?
Sentí ira, mi ceño se frunció. Alguien tiene que resolver esto ahora, exprese estallando un golpe contra mi escritorio.
–¡Amanda!–grité fuerte y al instante ella entró.
–Dígame, señor Markle–expreso temerosa.
–Quiero que traiga a Cristina Fox. La quiero trabajando conmigo hoy mismo–ordene frio. Y ella asintió. Y mientras que ella cumplía mi orden, quede organizando mis pendientes.
Cristina.
Llegue tarde al trabajo y casi me despiden, todo es culpa de Markle quien me atormentaba por la noche. Por más que trataba no salía de mi mente, y cómo, yo tampoco quería que salieron esos labios carnoso de mis sueños.
Estoy limpiando una mesa donde botaron dos capuchinos grandes, y aun así con este desastre no puedo dejar de pensar en él.
Frustrada, limpiando el desastre de alguien más suena mi móvil.
Contesto sin mirar el número.
–Aló, buenos días, señorita Fox–dijo una voz conocida pero aún no descifraba bien quién es.
–Aló, ¿con quién tengo el gusto?–pregunté.
–Soy Amanda, la secretaria del señor Dylan Markle. Quisiera saber si le interesaría un puesto en la empresa.
Me congele.
Comencé a respirar agitada, hasta que mire a mí alrededor, había gente comiendo y riendo. Niños haciendo desastres con su comida y muchas mesas por limpiar. Recordé a Felipe cuando me dijo "Si estuviera trabajando de lo que te gusta, no estarías frustrada", Y tiene razón, esto no es para mí.
–¿De qué tipo de trabajo estamos hablando? –pregunté dispuesta aceptar solo una cosa. Que me diera mi antiguo puesto.
–Yo sé, que usted es guardaespaldas pero el señor Markle no corre ningún peligro. Así que desempeñaría el puesto de asiente personal del señor Dylan Markle.–dijo Amanda, y se escuchaba interesante pero yo quería desempeñar mi profesión.
Es lo único que se hacer y lo único que haré.
–Lo siento, aunque su oferta es muy tentadora, yo solo trabajo de guardaespaldas, Y si no hay cargo para eso, lamento decirle que tendré que decir que no a su oferta de empleo. Adiós...
–Aguarde–grito Amando con desesperación.–Esta bien señorita Fox, se le dará un cargo de guardaespaldas, solo tiene que asistir hoy a la empresa–añadió Amando y colgó la llamada.
A pesar que eso tenía que ver con Dylan, me olvide de él por un momento solo me centre en mí. Estaba emocionada, ya no voy a tener que limpiar más mesas, volveré hacer lo que amo. Volveré a ser yo.
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