Camine hacia Folken y lo abracé.
“Bienvenida hermanita,” dijo acercándose a besar mi mejilla “lo encontraste?” Susurro tan bajo que apenas y logré escucharlo.
“No”. Me apresuré a responder de la misma forma. Una mueca se formó en su rostro, pero rápidamente regresó a su expresión neutral. Me giré para tomar mi lugar, sin dejar de sentir sobre mi la mirada del nuevo invitado.
Estará aquí por mi?
No pude evitar pensar en esa posibilidad, y por mi mente cruzó la idea de qué tal vez no sería tan malo comprometerme con alguien.. como él..
Sacudí mi cabeza, mientras me sentaba, de inmediato uno de los sirvientes comenzó a traer nuestros platillos, la comida ya había iniciado antes de que llegáramos, por lo que naturalmente ya algunos asistentes habían terminado y se encontraban platicando, no tarde en notar, que únicamente había miembros de la nobleza entre los presentes, a excepción de Haakon y Vesper..
“Buenas tardes a todos, tendrán que disculpar mi presentación el día de hoy, como todos saben estamos en guerra, y vengo de una misión”.
Todos asintieron murmurando que no había problema, cuando él perfecto extraño aclaró su garganta llamando nuestra atención, sus ojos grises sobre los míos nuevamente, me comenzaba a poner nerviosa, así que traté de disimularlo poniendo comida en mi boca.
“Su alteza, me alegra admirar que su reputación la precede, estaba muy ansioso por conocerla..” dijo en una voz grave, sensual, que me hizo sentir afortunada de que me estuviera dirigiendo la palabra. Había un rastro de algo mas en su tono, mis ojos vagaron por su rostro hasta sus labios, y el gesto fue alcanzado por el, que comenzó a sonreír mas, mostrando sus blancos y perfectos dientes, sin embargo con dos caninos extrañamente más largos de lo normal. Este hombre sabía el efecto que tiene en las mujeres, y comprendí que se estaba burlando de mi. Con eso bastaba para que comenzara a despreciarlo.
Recordé que estaba esperando una respuesta y al terminar de pasar mi bocado sonreí de la misma manera que el antes de responder.
“Gracias caballero, me apena admitir que no comparto la misma idea”, sentí un golpe en mi pierna proveniente de Vesper, cambié mi cuerpo de posición y continué, “discúlpeme pero no tengo el placer de saber quien es usted.. si mi padre o hermano fueran tan amables de hacer la debida presentación”. Ellos de inmediato me miraron con cara molesta. Se suponía que debería saber quien es? O es porque llegue tarde y las introducciones ya se habían hecho? Mi padre iba a hablar cuando él extraño alzo su mano levantándose de la mesa y caminando hacia mi lugar con una calma y determinación que me desconcertó. Todos los demás invitados que eran en su totalidad unas 13 personas nos miraron atentamente.
Se colocó enfrente mío y se inclinó dando una reverencia.
Dioses! Es altísimo. Pude obsérvalo mejor y me impresionó su tamaño, considerablemente más grande que los hombres de nuestro reino, espalda ancha y brazos musculosos, al menos era todo lo que me permitía admirar a través de su vestimenta, y sin embargo podía jurar que el resto de su anatomía prometía no decepcionarme. Al menos físicamente. Por su actitud era obvio que se trataba de un patán.
Me levante de la silla y cuando baje mi cabeza respondiendo el saludo el tomo mi mano y la beso, el contacto de sus labios con mi piel fue algo tan raro y a la vez placentero, que tuve que darme una cachetada mental para salir de trance.
“Soy el príncipe Lucien Naess, primogénito de Ada, hermana menor del rey Romulus Naess”. Dijo lentamente en una voz aterciopelada. Mis ojos se abrieron grandes en shock.
Es un hombre lobo. Me apresuré a responderle y disculparme ante el.
“Es un honor y placer conocerlo príncipe, disculpe mi rudeza de hace un momento” estaba hablando con la realeza de la nación de los hombres lobo, mi grosería podría resultar en guerra, y por el momento no podía darnos el lujo de ganar otro enemigo.
“No se preocupe princesa, entiendo que acaba de llegar de una misión, debe estar cansada” murmuro inclinándose una vez más y regresando a su asiento. No quería perder la oportunidad, miles de preguntas se alzaron en mi mente. Siendo la más importante: que hace aquí?, ahora deseando que no fuera por mi mano en matrimonio, este hombre era el Lobo Blanco, y como toda su familia, tenían la reputación de ser sanguinarios y crueles hacia los demás.
“Agradezco su amabilidad, siéntase bienvenido en nuestro reino”. Respondí en un tono más tranquilo, a pesar que mi corazón comenzó a acelerarse, batallé para encontrar la manera correcta de hacer mis preguntas. Afortunadamente mi padre pareció entender mi batalla mental y comenzó a hablar atrayendo nuestra mirada.
“El príncipe nos honra con su visita para discutir negocios, la ruta de la seda por fin se abrirá para nosotros y es algo que debe celebrarse! Nuevas oportunidades comerciales, es algo muy benéfico para ambas naciones”. Mi padre era un hombre inteligente, hizo mucho hincapié en sus palabras, como si tratará de detectar algún cambio en él rostro del lobo, algo que indicara si tenía otras intenciones, pero eso nunca pasó. El solo movió la cabeza en acuerdo. Por mi parte me sentí aliviada al saber que no tendría entre mis pretendientes un extraño con reputación espeluznante, pero esto no se trataba de tenerle miedo, extrañamente, aún sintiendo su aura de poder, no le temía, simplemente se trata de gente despiadada con la que no quiero verme involucrada, y sin embargo, también me desilusiono un poco.
“Vengo de parte del Rey para agilizar las negociaciones, y al parecer llegue en el momento perfecto para presenciar una de sus costumbres, una boda real!” Presentó esa media sonrisa que ahora reconocí de las revistas, descrito como uno de los hombres más atractivos del mundo, solo detrás del príncipe heredero Valerian y Folken, con sus inusuales ojos grises y una cara de ángel, suave, y amigable que escondían su verdadera naturaleza.
“Acaso ustedes no celebran bodas? Como hacen sus uniones con sus parejas? O acaso tienen más de una?” Las palabras salieron de mi boca sin pensarlo, de inmediato me arrepentí, su media sonrisa se borro, pero aún así su rostro seguía mostrando amabilidad.
“Nosotros no hacemos ceremonias cómo está, en nuestra larga vida solo tenemos una alma gemela, por lo que es algo extremadamente sagrado, cuando hacemos nuestro reclamo ante alguna ‘mujer’”, en cuanto dijo la palabra se escuchó rara, mientras, se inclinaba en la mesa, haciéndome sentir como si fuéramos las únicas dos personas, “basta con marcarla como nuestra, esto hace que su aroma cambie y se mezcle con el propio, indicándole a los machos y hembras solteros, que esa mujer u hombre ya tienen pareja”.
Aah, ellos se refieren así mismos como machos y hembras, que.. interesante.
“A qué se refiere cuando dice marcar?”
“Una mordida en su cuello, cuando llegamos a los 19 años, podemos encontrar a nuestra pareja, antes de eso algunos acostumbran involucrarse por diversión, nada serio, la verdad no tengo nada en contra de esta práctica” dijo con una sonrisa juguetona y por rodé mis ojos por dentro, si, él es un patán.. “pueden pasar años antes de encontrar a tu alma gemela, pero cuando ese momento llega, el macho marca a su hembra naturalmente”. Dijo relajándose nuevamente en su asiento. Iba a hacer otra pregunta cuando mi padre nos interrumpió.
“Un tema muy interesante sin duda, nuestras culturas son bastante diferentes, espero que esta nueva relación con su nación marque la pauta para una buena amistad entre los reinos, y aprender más entre ambos”
“Sin duda su alteza, estamos ansiosos”. Una vez más posó sus ojos en mi, sin embargo el gris claro de sus pupilas fue reemplazado por un tono más oscuro, que me recordó a la mirada de un depredador asechando a su presa, eso hizo que sintiera un escalofrío recorrer mi espalda.
Continuamos comiendo y por el resto de la cena evite volver a mirar en su dirección.
“Ya que todos hemos acabado, me referiré al tema que los ha traído aquí.
La guerra que estamos combatiendo, así como las nupcias que se celebran el día de hoy, me han recordado lo frágil y bella que es la vida, los momentos buenos pasan, y debemos atesorarlos.
Ninguno de los presentes me dejara mentir, todos sabemos lo que es el campo de batalla, ver la muerte en cara, y muchas otras cosas peores..” suspiro y giró su cara hacia mi, la emoción estaba descrita en su rostro, el no quería que estuviera sola.. si antes estaba molesta con el, ahora ese sentimiento había desaparecido por la calidez de su preocupación.
“Hija nada me haría más feliz que partir de este mundo sabiendo que tienes a tu lado alguien, un hombre honorable, fuerte y amoroso con quien compartir tus alegrías y tristezas, tus penas y triunfos, Folken encontró una buena mujer, es hora de que encontremos un buen hombre para ti” ahora dirigiéndose a los lores, quienes permanecieron en silencio, pero asintiendo hacia las palabras de mi padre, continuó, “caballeros, no tienen que impresionarme a mi, los conozco de primera mano y sé que cada uno es un excelente partido.. tienen siete días para demostrarle a mi hija a quien debe elegir”.
“Por la princesa dorada” exclamó uno de ellos, haciendo que todos los demás levantaran sus copas y repitieran sus palabras, a excepción claro de Haakon, Folken y Vesper, quienes saben de primera mano cuanto odio ese apodo, aunque eso no fue impedimento para reírse a mis expensas, por cortesía tuve que levantar mi copa y sonreír.
Mis ojos pasaron por cada pretendiente, algunos los conocía desde pequeños, y otros solo en estricta etiqueta, viniendo a mi mente los artículos que describían las conquistas y formas de vida de los más extrovertidos. De inmediato los deseche de la contienda, siendo cuatro caballeros los que quedaban, con los que he tenido la fortuna de compartir batallas.
Escuché entonces la voz del príncipe, quien se había tornado serio y con mirada calculadora. Hablo en tono firme sin rastro del humor coqueto que manejaba minutos antes.
“Y que cualidades busca la princesa en su pareja?”
Después del shock inicial de su pregunta, dejé pasar unos segundos pensando en mi respuesta, si decía abiertamente mis expectativas en un hombre, por arte de magia todos se volverían el candidato Perfecto, tenía que escoger sabiamente mis palabras. Lamí mis labios y vi como su mirada se concentró en esta acción, ojos oscuros nuevamente, y traicionándome mi corazón latió más rápido ese momento.
“Las cualidades que mi padre ya ha mencionado, lamento no entrar en detalles pero debo poder juzgar a cada uno en un entorno natural, siendo honestos, no actuando para impresionarme”. Una sonrisa se esbozó en su rostro. Abrió su boca para decir algo más pero fue interrumpido por Milo.
“Su majestades, disculpen la interrupción, pero deben ir a prepararse si no quieren llegar tarde a la boda”.
Todos asentimos y nos paramos de nuestros lugares despidiéndonos, cada lord seguido de una escolta, mientras que el imponente Lobo Blanco, tenía el honor de llevar 5 escoltas, como precaución.
Noté como Vesper estaba hablando en silencio con Haakon, mientras que mi padre salía del salón con Folken, sin duda para un momento entre padre e hijo.
Me acerqué a mis amigos para discutir la estrategia ante esta situación, tornándome un poco más flexible hacia la idea. No era como si nos fuéramos a casar al día siguiente, por lo que le daría el gusto a mi padre de eligiendo a alguien. Digo, siempre puedo cambiar de opinión no? él me amaba, por eso hacía esto.
“Necesitaré de su ayuda” les informe mientras colocaba mis brazos alrededor del cuello de Vesper y Haakon, que comenzaron a reír.
“Así que acatarás la orden de tu padre?” Pregunto Haakon alzando una ceja.
“Entiendo las razones del viejo, y no me casaré mañana, tengo tiempo para acostumbrarme a la idea”. Algo cambió en su rostro, se puso serio y Vesper comenzó a reír más, cubrió su boca con la mano, Haakon deslizó mi brazo fuera de su cuello y me hizo una reverencia, me pareció muy extraña su cambio de actitud.
“En ese caso, me temo que no puedo ayudarla princesa, me disculpo, tengo un asunto importante para hablar con el rey”. Se dio la vuelta y se fue antes de que pudiera preguntarle qué había sido eso. Me giré hacia Vesper y suspiro, tomo mi mano y comenzamos a caminar hacia nuestras habitaciones.
“Que diablos fue eso?”
“Muchas veces podría jurar que eres la persona más perceptiva y calculadora que conozco, y en otras ocasiones, cómo está! Me sorprende tu estupidez”.
“A qué te refieres?” Le pregunte alzando mis cejas. Diablos, de que me perdí?
“Haakon te ama.. y fue a hablar con el rey, para pedirle que se le considere un pretendiente para ti”.
Me detuve a mitad del camino, mi boca completamente abierta en shock, mi mente vagó a las incontables veces en que estando en alguna misión hemos estado en paños menores frente a frente por la premura de los tiempos, que sería otra razón por la que mi padre no le gustaba mi elección de profesión. En su defensa, todos mis hombres son unos verdaderos caballeros. La desnudez dejó de ser tema incómodo hace muchos años. Aún así me sentí avergonzada.
Sentí mis mejillas arder, nunca había pensado en Haakon de manera romántica. Ni siquiera me había permitido verlo como un hombre con el que me involucraría. Que voy a hacer?!
“Vesper que diablos voy a hacer?” Me jalo del brazo y comenzó a reír un poco, continuamos el camino, nuestra habitación se encontraba en el tercer piso del palacio, y mientras nos acercábamos vimos el ejército de mucamas entrando y saliendo, sin duda ya tendrían listo para mi llegada.
“A quien sea que escojas, él aceptará tu decisión”. Llegamos a la puerta de mi habitación y antes de irse me dio un abrazo fuerte. “No tardes princesa, te espero fuera del gran salón”.