Capítulo 1

1517 Words
Adam Davis 15 de diciembre, 2017 La nostalgia me invade estando rodeando de la enorme Londres que me vio crecer, es la primera vez| que decido volver a Londres, para algo más que trabajo; puede que aún no acepte la negativa que ella me presenta; pero acá estoy. No tan firme, pero con algo de decisión a enfrentar mi pasado Un rubio de ojos verdes abre la puerta acompañado de un castaño quienes van hablando animadamente; Allen, el rubio voltea viéndome por primera vez en meses. Mi hermano pequeño grita una palabra que no alcanzo a comprender saltando encima mío; como si aún tuviera cinco años de edad, haciéndome tambalear. -hasta que te dignas a dar la cara por este lugar-Exclama mi pequeño hermano aun abrazándome, el castaño nos mira con diversión -tú no puedes reclamarme mucho renacuajo, nunca andas por acá-recalco su continua ausencia los últimos años -no mientas, es malo mentir-Allen se burla -deja de monopolizar a tu hermano, Damián Allen-grita mamá dentro de la casa - ¡solo Allen mamá, dañas mi encanto con el Damián! -grita Allen como toda una diva-Adam Evan, Evan Adam-nos presenta Allen haciendo un rápido movimiento de mano señalándonos dos veces a cada uno; el castaño extiende su mano, la estrecho correspondiendo el saludo Allen y Evan siguen su camino. Entro a la acogedora casa, buscando a mamá. -Buenas gente, estoy aquí-grito cuando encuentro a mi madre sacando una bandeja de galletas del horno mi madre se gira dejando escapar un agudo grito-Adam bebé-ella corre tirándose encima mío, rio agarrándola dando vueltas con ella -parece que la temporada va hacer muy movida-murmuro observando la cantidad exagerada de bandejas con galletas de todo tipo en ellas. -va a estar más que movida, pequeña estrella-mi madre camina hacia las galletas desmontándolas-ve saluda a tu padre y ayuda a tu pobre hermano, que está perdiendo los nervios Encuentro a Gael dando vueltas por su cuarto, con un papel arrugado en la mano, su cabello va despeinado y su fina camisa blanca de vestir va hecha un desorden. -vas a ser un hueco en el piso-interrumpo su discurso, él se gira mirándome con sorpresa; nadie esperaba que llegara ante de la ceremonia - ¡estoy que me tiro de la ventana, no puedo con todo esto! -su voz está más aguda que de costumbre; mostrando lo que los nervios han hecho en él, sus manos van una y otras ves a su cabello, desordenándolo aún más. -tranquilízate - ¡no puedo! -me interrumpe-siento que algo va a salir mal, todo debe estar perfecto, todo debe ser perfecto; absolutamente todo-repite una y otra vez cayendo en un ciclo -discúlpame-alzo mi mano pegándole en la mejilla sacándolo de su ciclo repetitivo -hay métodos mejores Adam-habla una voz a mis espaldas, giro encontrándome a mi padre quien sonríe divertido de la situación; siempre ha tenido nervios de acero algo que Gael no heredo inclino ligeramente la cabeza como saludo-ya no puedo más-vuelve a gritar Gael, le pego de nuevo haciendo que reacciones -Auch-se queja, sobándose el área herida -tienes una hora para estar listo-cojo una botella de whisky del rincón de licores-tomate esto hasta el fondo y estarás mejor Gael niega repetidas veces, dando numerosas razones porque esto saldría mal si toma; al final se rinde y termina tomándose dos copas llenas de whisky escoses. Acompaño a Gael, hacia la puerta donde se llevará a cabo la boda; su respiración es un asco en estos momentos, su mirada me busca tratando de hallar el apoyo que siempre ha tenido en mí. Puede que Gael sea el mayor; pero siempre he estado ahí para él, siendo su apoyo desde niños, siempre hemos sido los dos contra los problemas, dándonos golpes hasta seguir adelante; después llego Allen, la diva de Allen quien escandalizaba a todo el mundo con su dulzura infantil y cautivadores ojos verdes; era un pequeño diablillo con apariencia de ángel. Aún sigue siendo un diablo con apariencia de ángel -solo entra y se él Gael confiado que eres-lo empujo abriendo la puerta-el novio no puede llegar tarde, hermano Gael camina decidido hacia el improvisado altar; el salón te hace sentir que estas en un bosque; Leah siempre ha sido amante de la naturaleza, esperemos que para el nacimiento de su primer hijo no quiera tenerlo en el bosque. La música se detiene, las puertas se abren; unos delicados pasos se escuchan dirigiéndose lentamente hacia Gael; quien está sonriendo como un bobo. Leah sonríe arrastrando el largo vestido blanco perla, no hay ramo de flores; las únicas flores que lleva es en el elaborado tocado que decora sus castaños cabellos. -felicidades a la pareja, tanta espera ya me estaba haciendo viejo-dramatizo, abrazando fuertemente a Leah -no fue tanto tiempo-me contradice Leah rodando los ojos como siempre lo hacía de pequeña entrecierro los ojos-no me contradigas pequeña ardilla, fue demasiado tiempo esperar que se dieran cuenta de sus sentimientos-suspiro haciendo un gesto de estar cansado y agotado por la espera de estos dos. Realmente fue bastante tiempo, no sé si eran ciegos o no querían darse cuenta que los dos estaban profundamente tragado del otro; aunque fueran tan obvio en cada una de sus acciones. -ya, ya deja el drama Adam no te luce para nada-dice Leah abrazándome- ¿y tú cuanto nos harás esperar? -cuando la indicada caiga a mis brazos desde el cielo, serás la primera en saberlo y sí, estoy hablando literalmente-sonrió como un zorro y ella niega Dejo a la enamorada pareja con sus invitados; agarro una copa de champaña dorada, tomando un largo trago de la cara y fea bebida; mi padre y madre bailan en la pista de baile, entre risas. La banda de mi hermano toca ambientando la fiesta; no puedo negar que su música es buena, demasiado buena. No esperaba que mi pequeño hermano se fuera a dedicar a la música y escenarios brillantes, Allen desde pequeño ha sido alguien carismático que atrae la atención de todo el mundo donde se encuentre, pero su fuerte no es ser el centro de atención; a lo lejos observo a una pelirroja que me parece conocida. - ¿ya te disté cuenta? -hablan a mis espaldas, observo por el rabillo del ojo a Gael-No podía evitar que estuviera acá -no tengo problema con eso-vacío la copa-ella es pasado, el pasado se debe quedar atrás donde no estorbe -ojalá esas palabras sean reales Adam-hace una pausa-sé cuándo aun te importa algo -Gracias por tu preocupación hermano, pero ella ya no me importa Zoe es pasado y debe quedarse como tal, no hay lugar para alguien como ella en mi vida; puede que hace años haya sido la causante de mi felicidad, pero estaba segado y no veía más allá de un amor, ahora dudo que fuera realmente amor; uno no ama y hace esas cosas. - ¿me concedes un baile? -pregunta tomándome por sorpresa una castaña -es todo un honor, concederte este baile bella dama-agarra su mano guiándola hacia la pista de baile, sus curvas se moldean perfectamente contra mí; demasiado perfecto para pasarlo por alto La música es lenta, haciendo que nuestros cuerpos se rocen con lentitud con cada paso que damos; su cabello castaño hace cosquilla en mi mejilla y mano. -hace tiempo que no te veía-rompe la castaña el silencio, llamando mi atención con sus palabras -no sabía que me conocías-digo con picardía -me lastimas un poco que no me recuerdes-la castaña me sigue el juego-soy Emma Scott - ¿Emma? esa misma Emma-ella asiente con sus mejillas sonrojadas, nunca hubiera adivinado que la pequeña Scott se convertiría en esta hermosa mujer -no me sorprende que no me reconocieras, solo tenías ojos para Zoe Mi sonrisa tiembla dejando ver el fastidio que me produce ese nombre; me recompongo fingiendo que ya no me importa ese tema-me fui hace siete años, ahora eres completamente otra mujer; una hermosa mujer-coqueteo provocando que sus mejillas se sonrojen aún más. Adorable Emma no dice nada más y seguimos bailando, su silencio no es incómodo, tampoco es algo a lo que no esté acostumbrado; siempre causo timidez en las personas del sexo opuesto, me alegro de saber que aun en casa causo el mismo efecto -cambiamos de pareja-escucho como dicen a mi derecha una voz melodiosa; giro observando a una pelirroja exótica, la cual me devora con la mirada; le sonrió con malicia y coquetería. Sus caderas se mueven pronunciadamente, marcándose aún más por su estrecha cintura, no; puedo negar que mi cuerpo aun responde a ella en diferentes maneras, solo es lujuria me repito tratando de no caer; Zoe sonríe, pero ya no hay nada angelical en esa sonrisa, solo hay seducción pura y los más oscuros deseos en esos lujuriosos labios rojos -tanto tiempo, Adam Davis-arrastra mi nombre con su aterciopelada voz-es un placer verte de nuevo-dice comiéndome con su ávida mirada -no puedo decir que sienta lo mismo -no niegues lo que es obvio-susurra acariciando el lóbulo de mi oreja con sus fríos dedos, mi piel se eriza ante su fría caricia y sus perversas palabras hacen estragos en mi cuerpo
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