Reprimí un gemido de frustración, pero no pude resistirme al sentir su enorme polla negra palpitar en mi mano. "Tus dedos en mi... mi coño... Me van a hacer... ¡Ohhh, por favor! ¡Se siente tan bien!" Y con esas palabras, sentí sus dedos frotando con más fuerza mi clítoris, haciéndome gritar de placer. Me empujó hacia atrás sobre la mesa, besándome con fuerza mientras sus dedos trabajaban mi clítoris aún más rápido y con más fuerza, haciéndome retorcerme y gemir debajo de él. "Córrete para mí, zorra..." murmuró contra mis labios. "Córrete para mí... ¡Kayla! Córrete para tu novio..." Parecía tan malo, travieso y sucio, pero no pude detenerlo. Estaba tan cerca, mi cuerpo temblaba mientras me sentía al borde de un orgasmo poderoso. "¡Me corro!", gemí mientras mi mente se quedaba en blanco

