Leonel fue a cenar solo temprano, a las cuatro porque quería ir a descansar para la clasificatoria del día siguiente, y Andrés y Pablo le felicitaron por su entrenamiento.
—Eres una leyenda.
—Estoy muy vivo para ser una leyenda.
—Si yo fuera 1/3 de lo que tú eres, moriría.
—Tronco, vas a llegar al top 5 como mínimo, Andrés, esto es sobre confianza.
—Sí, y tú te tomaste toda la universo — bromea obvio.
—Dile que va a ganar, que se lo crea y sopla la polla esta noche como nunca.
—¿Tú tienes sexo antes de una carrera?
—Siempre que puedo. Me relajo y después me da un subidón sexy en el auto. Yo recomiendo el buen sexo y dormir — Andrés y Pedro rieron porque conocían a Leonel y nadie podía tener una visión más ridícula que él, pero los dos aceptaron intentarlo y estar a la altura del reto. El joven se disculpó porque si algo amaba de esa rutina ganadora era beber una sopa, meterse en la tina, follar y dormir. Como solo tendría dos de esas cosas, más le valía estar temprano en su habitación llena de soledad y confusión.
Está por ingresar al restaurante del hotel cuando recibe una nota de una señora que insiste en que debe abrirlo.
"Si quieres hablar en persona, sigue a Vijad."
El joven busca con la mirada, ve a un hombre el cual asiente y si lo sigue sin levantar demasiadas sospechas. Los dos se alejan del público, salen del hotel y caminan por un callejón oscuro. Leonel piensa en lo increíblemente estúpido que es eso, puesto que acaba de colocar un anuncio enorme diciendo lo mucho que ama a la mujer de un rey y que aseguró arruinarle y matarle si era necesario.
Se acercó al hombre, el cual le pidió el teléfono y sus artículos personales, le ordenó cambiarse de ropa y esperar al final de su destino. Elección paralizante de palabras, pero igualmente entregó todo y se quedó desnudo en medio de la noche en un callejón de un país desconocido y se puso ropa nueva. El miedo no le paralizó por completo hasta que se dio cuenta de que llevaba casi una hora en un auto dando vueltas de aquí para allá y tenía que estar temprano en un lugar, amaba ganar competencias y ser su mayor fuente de ingresos. ¿Qué tal si es solo para rechazarle?
Layla llevaba unas dos horas esperando en un apartamento que su asistente rentó para ellos, amoblado, con un refrigerador lleno. Había escuchado que la comida favorita de Leonel era la sopa, así que se había puesto a cocinar para entretenerse. Una hora más tarde, cuando llegó, Leonel ingresó al apartamento y la vio descalza, frente a la cocina mientras movía algo dentro de la olla.
—Creo que choqué —dijo mientras intentaba respirar.
—¿Qué?
—No puedes...
—Leonel —dijo Layla mientras se acercaba y él tomó de la mano—. Preparé sopa, leí que comes sopa y que tienes sexo inapropiado antes de la carrera.
—Entonces no me estás perdonando, estás siendo parte de mi rutina.
—Estoy dejándote disculparte y preparé la cena, luego iremos a la cama y mañana ganarás y encontraré una excusa para quedarme y... si lo hacemos funcionar una semana, entonces, le diré a Kamal... que puede irse a la mierda o algo se me ocurrirá... yo...
Leonel se acercó y la besó, todavía no podía creerlo, no podía creer que ella estuviera diciendo exactamente lo que él quería, tampoco que estuviera besándole y que los dos estuvieran solos, tuvieran todo el tiempo del mundo.
—Layla, sé que soy supersticioso, pero literalmente solo puedo echar un polvo porque si no no gano y eso me afecta emocionalmente —Layla se rió y volvió a besarlo, se deshicieron de la ropa de Leonel y él de la suya y con costo llegaron al sofá. La prisa, los besos, las risas y el hambre eran todo lo que ambos habían soñado durante los últimos meses. Leonel se colocó el preservativo un poco desencantado con la idea, pero eso no le impidió tener un momento mágico, único y solo para ellos.
Layla se acostó a su lado y le tomó de la mano, Leonel la acercó un poco a su cuerpo y ella le miró a los ojos un par de segundos, le dio un beso en los labios y el celular de la joven sonó.
—Son casi las siete, preparé sopa de coliflor.
—Uy, tronca...
—¿No te gusta?
—Me encanta, soy team coliflor, solo...
—¿Solo no en sopa?
—Seguro te queda buenísimo... pero es productor de gas y no quiero sentirme mal o echar pedos toda la noche.
Layla se ríe a carcajadas y le da un beso a Leonel.
—Hice un caldo de pescado, seguro es más liviano.
—Adoro el pescado —señala Leonel.
—Vale, a qué hora te tienes que despertar.
—Cuatro de la mañana.
—Vale, ¿te gustaría un masaje?
—Me gustaría que te metas en la cama conmigo y me abraces —Layla se puso en pie y fue a buscar un pijama para ella y otro para Leonel, él anunció que iría a ducharse y ella intentó mejorar la sopa un poco para Leonel. Cuando salió de la ducha fue a tomar una muy rápida y después regresó a comer junto a Leo.
—¿Quieres hablar?
—No.
—Quiero hablar—respondió Leonel.
—Solo quiero dormir, quiero despertarme mañana y que estés en la cama.
—Podemos hacer eso.