Layla había hablado con Leonel cada noche desde que llegó a Tierra del sol.
—La próxima semana el príncipe visitará Mainvillage
—¿Tu marido?
—Sí, él y su esposa esperan un bebé.
—¿Y eso que significa para ti?
—Nada, solo… comentaba.
—¿Y eso qué significa para ti?
—Nada, solo... comentaba.
—Tú deberías venir, yo te llevaría de paseo a conocer.
—No creo que pueda, no...
—Piénsalo, me mantendré en la ciudad esta semana solo por ti.
—Es hora de dormir —Se despide Layla.
La princesa no finaliza la llamada y tiene la sonrisa embobada de siempre. Esta vez, se queda seria pensando en Leonel. Si bien a ella le encantan sus llamadas y le gusta sentirse deseada y apoyada por alguien más, no le gustaría que en unos años ella termine representando algo negativo en su vida, como lo ha sido Elías en la de ella. No querría alimentar sentimientos que no podría corresponder por más que quisiese, porque si bien no habían consumado su matrimonio y no tenía sentimientos románticos hacia Kamal, le debe respeto, lealtad y fidelidad, y lo mismo se los debe a Leonel. Él se merece ser amado completamente, pero una mujer que esté 100% presente apoyándole carrera tras carrera y noche tras noche. Se habían conocido poco, pero aún siente sus besos y sus manos, y sabe que es un hombre apasionado. No quiere ni siquiera imaginar que él le hable así de bonito, así de dulce, y que alguien más caliente su cama. La enloquece la idea siquiera. Por eso, está segura de que tendrán que ponerle límites a su relación o punto final.
A la mañana siguiente, la princesa inicia el día con alegría. Va a ejercitarse un poco y más tarde desayuna mientras lee. Escucha a Selene discutir con la decoradora, y a Kamal apretar la mandíbula.
—¿Qué está pasando?
—No es el diseño que quería para Isla.
—¿Qué ha hecho falta?
—¿Me ves cara de que sé algo?
La princesa ríe, Kamal parece el tipo de padre que les daría implementos a sus hijos para que decoraran por su propia cuenta la habitación, Selene se ve como la clase de mamá que decora con detalle para hacerles la vida más fácil.
—¿Puedo ayudar?
—Claro. —Responde Selene—He pedido algo sencillo: pintura rosada, bordes escarchados y el mensaje como cuando hablamos tú y yo. Ella ha traído este papel feísimo, con muñecas. ¿Qué tal si le asusta o no le gusta?
—Podemos poner a Kamal a despegar eso y después a tío Elías a raspar y los otros tíos también. Luego lo pinto yo, ¿vale?
—¿Te dará tiempo?
—Sí.
—Layla, tenemos que hablar. —Le informa Kamal.
—Sí, el presidente de Mainvillage nos ha invitado a los tres a cenar en su casa, un evento íntimo y familiar.
—¡Pero no vamos a sus cosas privadas!
—Sí, pero no tienes vetado viajar con nosotros y tengo asuntos que atender contigo.
—A mí me da igual, yo solo voy a ver porque seguro asesina a mis bebés. —Responde Selene y los tres se quedan en silencio.
—Selene, tú eres la madre de los hermanos de mi hijo y la mujer con la que tendré que dejarles, no inspiras confianza con esta actitud. —Responde Layla y sale de la habitación.
Kamal ve a Selene y decide quedarse en silencio antes de comenzar a arrancar el papel. Layla va por unos lápices de colores y una hoja en blanco, en su camino de regreso les pide a Zair y Amir si pueden ayudar con la retirada del papel y los dos le siguen. Layla pinta cuatro cuadros y les muestra su idea a Selene, esta agradece y aprueba cada uno de los diseños.
El rey ve a sus hijos ocupados quitando los papeles, pintando paredes y acomodando las habitaciones, todos bajo la guía de Layla.
La reina decide preparar una cena mientras su esposo le acompaña en la cocina. En la noche, una vez que terminan todos sus quehaceres, la reina sorprende a sus hijos con comida chatarra preparada por ella.
—¿Qué es esto? —pregunta Amir. —No puedo, mozzarella sticks.
—¿Mamá, no se te ocurrió derretir queso adicional?
—No, esto es para que Layla se sienta como en casa normal, no para que sienta que queremos matarla con comida.
Los hermanos ríen y la princesa se sirve unas papas fritas, con mucha mayonesa al lado de ellas. Kamal observa que ella prefiere comérselas solas y que no ha tomado pollo ni queso, tampoco carne, y toma dos dados y los pone en su plato.
—¿Quieres vino?
—No, gracias.
—¿No bebes? —le pregunta Lorenzo.
—Mejor no.
—Quería preguntar si puedo ir con ustedes a Mainvillage, quiero visitar a mis hermanos, mi padre ha estado preguntando.
—¿Quieres que yo vaya contigo?
—No. —Todos ríen porque Farah tiene prohibido por todos los medios salir.
—Solo iré y regresaré en un día.
—Siento que estás huyendo de mí —le acusa su esposa.
—Sí, correcto. —Todos vuelven a reír. —Te portas fatal con lo del reposo, creo que al que le va a dar algo es a mí, porque ese bebé tiene tu carácter y no va a ningún lado hasta que a él o ella le dé la gana. —su esposo le mira con los ojos entrecerrados y Farah se ve obligada a reconocer que ella le había estado complicando los días a su marido.
—Bueno, lárgate, con la bendición de tu familia. Eso sí, recuerda invitar a los Fosters, el palacio ya está abierto a visitas.
Layla observó la dinámica familiar en la que todos eran amigos de todos, se querían, se apoyaban incondicionalmente, se burlaban de sus momentos más débiles y se abrazaban en sus momentos de tristeza. Eso le gustaba, eso le permitía sentirse mucho menos sensible con respecto a la idea de dejar a un hijo en el reino sin su padre.
Algunos días se sentía simplemente egoísta y otros se sentía ansiosa, como en ese momento.
—¿Estás bien? —le preguntó Kamal, quien la escuchó dar un par de bocanadas en busca de aire. —¿Layla? —Logro tranquilizarme y asiento, él sonríe y me pregunta qué me parece el pollo.
—Es muy crujiente.
—Tía Layla, ¿puedes ir a contarnos un cuento?
—No, la casa está muy lejos, Layla no puede ir y venir —comenta su padre tajantemente.
—¿Podemos quedarnos?
—No, mamá querrá que estemos en casa.
—Mañana podemos tener una tarde de lectura los tres juntos —propone la princesa.
—Nos vamos a mediodía, será al regresar.
—Bueno, pasaré a comprar libros nuevos, así será mejor —les digo a los niños y les guiño un ojo.
Los pequeños asienten convencidos de que su tía pronto les estará contando historias fascinantes, es entonces cuando la reina Eleonor le pregunta a Layla por su trabajo actual en Mainvillage. Para nadie es secreto que la princesa pasa horas despierta en su computadora y hablando por teléfono.
—Estoy realizando correcciones en libros y soy una especie de lectora prémium. Leo una historia y decido si merece que un editor firme contrato, otras veces escribo.
—¿Escribes novelas? —pregunta Farah sorprendida.
—Sí.
—¿Has escrito algo importante?
—No, nunca, pero me relaja.
—Eres una mujer muy talentosa —reconoce Elías. —Estoy seguro de que has escrito algo adecuado, pero te has puesto quisquillosa porque se trata de ti.
Ella lo observa y se encoge de hombros, porque Elías cree tenerla completamente descifrada cuando en realidad no sabe nada de ella. Layla continúa comiendo y conversando con sus amigos, los príncipes más pequeños.
—¿Layla, qué harás en Mainvillage?
—Bueno, tengo amigos allí, así que estaré con algunos amigos y tal vez visite a otros.
—¿Has vivido en Mainvillage? —pregunta el príncipe Lorenzo, quien había vivido parte de su adolescencia con su padre.
—Recién me había acomodado cuando mi hermano se volvió loco y fue a sacarme a rastras.
—Es precioso, podemos ir a conocer un poco más si quieres.
—Ah bueno, pero el señor, ahora es residente de otro país y todo. ¿Planeas regresar, Lorenzo? —pregunta su esposa y todos ríen.
—No sé si planeo regresar, Farah. Tardé diez años en conocer a mi padre, quizás...
—Tardé diez años en conocer a mi padre, quizás nos una más al niño a mí hacerlo de esta forma —responde irónico y Layla sonríe. —Estaré dos días en Mainvillage, y Layla podría usar compañía. Mi familia allá es enorme, podrías presentarte gente y así cuando vayas no estás sola.
—Es muy amable de tu parte, gracias. —Lorenzo le asegura que para él es un placer explorar ese pequeño país y sabe que el matrimonio de Kamal y Layla es lo suficientemente incómodo como para tener que ir a verle adoptar tres niños y hacer feliz a la esposa que ama. El príncipe le da un beso en los labios a su esposa y le da un par de palmaditas en la cabeza.
—Nos vemos en diez años, guapa —se despide. —Ehh, me la cuidas.
Todos en casa vuelven a reír y el celular de cierta princesa vibra.
Leonel:
En el mensaje viene un documento adjunto con el encabezado:
Itinerario
Layla:
¿Leonel?
¿Qué es esto?
Leonel:
Es una especie de agenda, un calendario para los días que estaremos juntos.
Layla:
No estaremos juntos, estoy de visita y pueden cambiar un montón de cosas, podríamos regresarnos en un día.
Leonel:
¿Tú solo haces lo que te dicen?
Layla:
No quiero que te ilusiones de más, estoy casada Leonel. ¿Recuerdas?
Leonel:
Todos los días lo recuerdo. Sé que no elegiste irte, sé que te casaste para mantenerte con vida y creo firmemente en que si no lo amas a él, tengo una oportunidad. Así que por favor ven y déjame demostrártelo.
Layla siente su piel erizarse, y su marido pone más comida en su plato. Ella bloquea la pantalla de inmediato y mira a los ojos a Kamal para intentar descifrar en su rostro si ha leído parte de esa conversación. El príncipe no sabe cómo reaccionar, pero le queda claro que la visita a la que ha invitado a su segunda esposa puede resultarle mucho más placentera que solo seguirle a él.
Hooola, cometen un poco más, por ahí me dicen que les gusta, que si voy a publicar y lego no comentan, mantengamos viva la llama que se nos pone super interesante.
Para motivar, les dejo preguntas: ¿Debería Layla tener un amorío con Leonel? Kamal se pondrá celoso o lo permitirá? ¿Selene como creen que lo tome?