Aquella semana no fue exactamente mala como yo crei que sería, de hecho estar fuera del hospital me sirvió mucho, no solo para arreglar algunos pendientes que venía arrastrando, sino que me di cuenta de que mis piernas habían empezado a responderme. Sarah no había ido en varios días, así que sin la ayuda de nadie, me había tenido que hacer cargo de mí mismo y aunque claro, la tarea no era específicamente sencilla, había aprendido a ser un poco más independiente de los demás. Intuí que esa supuesta sensación de bienestar y desintoxicación debían ser señales de mi próximo final, o al menos eso era algo que había escuchado en el hospital, aunque siendo sincero no era una persona que gustara de prestarle oídos a los chismes y rumores, aunque, por otro lado, algo me decía qué mis síntomas ha

