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Mi Salvacion

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Blurb

Exequiel y Araceli.

Exe es un chico estudioso y en sus tiempos libres trabaja pero su gran problema son las drogas que no puede dejar.

Ara es una chica muy trabajadora y luchadora, vive con su abuela que le inculcó una vida cristiana a raja tabla y ella la respeta, su problema es la soledad, se enfrenta todo sola y necesita ayuda.

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Capitulo 1
Araceli. —¡Hola!. —la chica me mira asombrada y hasta se para apoyándose en el mostrador a mirarme de pies a cabeza. —Creo que te equivocaste de lugar hermosa. —me sonríe con amabilidad, no con burla como veo en la mayoría de las personas que me cruzo—. La iglesia queda a dos cuadras más allá. —No... Yo... —temblando saco una hoja de mi bolso dándoselo, lo agarra media dudosa, debe pensar que es algún verso de la biblia o algo así—. ¿Quería saber cuánto saldría este dibujo en toda la espalda?. —lo mira fijo por un rato y después a mi. —¿Quién te dibujó esto?. —Yo lo hice. —¡Está genial! De hecho, está muy bueno. —¿Me lo podría tatuar?. —Espérame que no entiendo. —se sienta bien y agarra mis manos como si fuera una nena la cual no entiende lo que esta haciendo y hay que explicarselo—. No creo que estés sabiendo de lo que hablas.... Acá hacemos tatuajes ¿Sabes lo qué son?. —la miro fijo ya que cree que soy estúpida—. Y tatuaje significa que nunca jamás en la vida te lo vas a poder sacar de tu hermosa piel. —¿Cuánto me saldría?. —niega sonriendo parándose y rodea la mesada donde estaba con unos libros —Ven. —me apunta unas cortinas al fondo del local—. Vamos al probador para medir el tamaño que quieres. —Bien. —veo a un chico dibujando dando la espalda al local, se nota que muy concentrado en lo que hace y otro chico esta tatuando a un hombre en el brazo. —Acá. —agarra un papel grande y un marcador—. Sácate la ropa de arriba, quédate en corpiño, es solo para tomar bien las medidas. —Bien. —temblando me saco la ropa frente a ella que me mira alzando las cejas. —Gíra ¿No era en la espalda?. —Si. —me giro y cierro mis ojos cuando gime al ver mis cicatrices. —¡Por Dios santo!. —¿Me tomas la medida?. —Si... Disculpa. —Esta bien. Sin decir nada apoya el papel en mi espalda y siento el marcador que lo pasa dibujando el contorno de mi espalda, con una cinta métrica hace otras medidas y las anota en el papel haciendo marcas que no entiendo pero confío en ella y que sabe lo que hace, según oí es uno de los mejores locales de tatuajes y muy recomendable, por eso vine a parar acá y confío en ella y que lo va hacer de maravilla. Cuando terminamos me visto y la sigo al mostrador así anota mis datos y saca cuentas de lo que va a valer, me da la tarifa y le dejo la mitad pagada y el turno, es bastante caro por el tamaño, colores y cantidad de tiempo que va a llevar, me dice que van a ser varias sesiones por las dimensiones y detalles, pero no me importa en absoluto porque quiero tapar las cicatrices como sea, aunque nunca lo voy a mostrar, pero yo sé que están y me molesta. Cuando salgo corro a la esquina en donde está mi mejor amigo esperando, no quiso acompañarme al local por miedo y porque insiste en que no me haga nada, pero él no entiende mi aflicción. —¿Y?. —El fin de semana tengo turno. —¿Tan rápido?. —¡Mejor! —Ara. —agarrada de su brazo comenzamos a caminar hacia el café donde trabajo—. ¿Estás segura? ¿Sabes que eso no sale mas?. —Mis cicatrices tampoco salen mas y me lo voy a hacer. —Tu abuela se va a enojar y mucho. —No tiene porque enterarse... Eres el único que sabe de esto y si se entera voy a saber quién fue. —Yo no voy a decir nada, pero las mentiras tienen patas cortas. —¿Cómo las tuyas?. —riendo me alejo unos pasos donde él se enoja mucho que le digan petiso, pero lo es, es unos centimetros mas bajo que yo, también a quién va a salir alto si sus papás son muy bajos los dos. —No se puede contigo. —Perdón... Apuremos que tengo que ir a trabajar. —Otra cosa. —lo miro dudando—. ¿No me digas que tengo que cubrirte el sábado?. —¡Mas vale! Le voy a decir a mi abuela que tenemos un trabajo de la escuela y que lo vamos hacer en tu casa. —¿Y si llama a mi casa? Mis papás no son tan así pero van a meter la pata. —Mejor le digo que en la biblioteca pública. —Bien... Le voy a decir lo mismo a mis papás por si llama tu abuela preguntando. —Bien, ¡Gracias!. —De nada. En mis días es siempre lo mismo, a la mañana ir al colegio, voy a la universidad, estoy estudiando ingenieria en tercer año y me quedan dos para recibirme y hasta creo que mas, muchos mas ya que este año solo estoy cursando dos materias de las cinco que hay, tuve que buscar trabajo porque la plata no alcanza, mi abuela es jubilada y aunque cuento con una beca no nos dan las cuentas, muchas veces por pagar las cuentas y no tener deudas nos quedabamos sin comer, solo con té y pan, así que un día decidí que debo trabajar a tiempo completo, mi abuela se negó pero no nos queda otra, o nos íbamos a llenar de deudas para poder comer y no queríamos ni una ni la otra. Llego a la cafetería en donde estoy hace casi un año en forma fija, porque cuando me dedicaba solo a estudiar venía a trabajar en mis vacaciones escolares, ahora ya todo el año estoy acá. —Ara. —voy a la cocina mirando los pedidos—. Ya puedes irte, tu abuela se va a preocupar mucho. —¿Qué hora es?. —Son las once de la noche. —Uhhhh, no me di cuenta... Debe estar loca. —me saco el delantal dejándolo en la cocina. —Toma hermosa. —Oscar grita desde la cocina así voy con él, el cocinero siempre que puede y no está el dueño me prepara dos bandejas de comida para llevarme y ahí es un alivio mas para que las cosas que tenemos nos duren un día mas. —¡Gracias!. —miro que hay y sonrío porque sé que a mi abuela le va a encantar—. A mi abuela le encantan los tostados. —Bien... Nos vemos mañana, derecho a tu casa. —Nos vemos. —prácticamente corro por las calles para llegar, cuando salgo tarde me espera en la vereda, desde la esquina la veo parada en la vereda esperándome, corro rápido así entramos enseguida por las dudas, le he dicho que no lo haga, que pueden entrarnos a robar, pero su desespero es mayor. —¿Dónde estabas?. —Recién salgo... Estaba muy lleno. —Estaba que me daba un ataque Araceli. —tiene su mano en el pecho y yo la insto a que entre—. Nunca llegas tarde. —Ya te expliqué Abuela... Traje tostados para que tomemos un té o una leche. —Bien. —cierro el portón y luego la puerta, vivimos solas y muchos lo saben—. Ve a bañarte que apestas a diferentes comidas. —Vengo enseguida. —la casa huele a rosas, en mi cama tengo mi pijama listo, ella es muy controladora en todo y a veces me hace sufrir de verdad esa vida—. Abuela ¿En qué te ayudo?. —Pon lo que trajiste en platos. —mi pijama es casi un vestido hasta el suelo hecho por ella—. Ya esta el agua. —Voy. —sirve las tazas y las llevo a la mesa, pide la bendición por la comida y miramos tele, a esta hora dan un programa de juegos que nos gusta mucho—. ¿Cómo estuvo tu día?. —Bien... Vino la boleta del gas. —¿Dónde está? Mañana la pago. —En la mesita ¿Vas al colegio mañana?. —No... Tengo que ir a planchar y después limpio un departamento. —Bien, ¿Vienes a comer?. —Si, ¿Queda del pedido?. —Algo queda. —muerdo mis labios porque no debe quedar mucho y seguramente no debe cocinarse para que lo hagamos juntas—. Pero hasta mi jubilación estamos bien. —El sábado voy a ir a la biblioteca con Gastón a terminar una tarea. —¿A qué hora? No quiero que llegues tan tarde hija, yo me preocupo. —¡Tranquila! Vamos a ir en la tarde, tipo dos, y ahí me voy al café. —Tendrías que tener celular así me llamas. —Me lo robaron, ¿De dónde saco otro?. —Unos de esos feítos no mas... Es para que me avises en donde estas. —Si consigo uno a buen precio lo compro... Anduve mirando y salen como tres sueldos mío Abu, es una locura, ni loca gasto ese dinero. ................... Llega el sábado y estoy muy nerviosa, Gastón se queda en la plaza diciendo que hasta entrar le da miedo, y voy todo el camino diciéndome que no debería gastar está plata cuando no tenemos nada en la heladera, pero a la vez deseo hacerlo, trabajo día y noche, algo para mi a parte de un alfajor de vez en cuando me merezco. —¡Hola!. —la chica me mira con una sonrisa. —Hola ¿Cómo estas?. —Bien. —rodea el mostrador sonriendo—. Como quiero que tengas algo realmente lindo el mejor tatuador que tenemos te lo va a hacer. —Pero... ¡Yo creí que tu lo ibas a hacer!. —Él es mi hermano y puedes confiar en él... Va a quedar de maravilla. —Bien. ***** Exequiel. —¿Otra vez tarde?. —No jodas Cele. —tiro la mochila detrás del mostrador. —No jodo nada... Hay reglas acá. —la miro que esta furiosa y eso me da risa. —Me quedé estudiando hasta tarde. —¡Si, seguro!. —prácticamente me arranca la campera para sacarmela—. ¿Quién es la atorranta? Mas vale que te cuides. —Cele. —me agacho un poco mirándola a la cara—. Me quedé estudiando, voy a la universidad no sé si sabias... Y no siempre me voy con MUJERES... Estudio también. —voy a la cartelera viendo en donde están mis turnos—. Me desperté tarde pero voy a cumplir todo ¿Ya llegó el primero?. —En la mañana tienes a cinco y en la tarde a dos. —¿Por qué dos? Manuel tiene mas. —lo miro que se ríe negando mientras tatúa a una chica. —Va a venir alguien que espero que venga. —la quedo mirando por eso, no es de decir eso sobre los clientes, siempre dice que si vienen, vienen, aunque manda mensajes para que confirmen su asistencia—. Y necesito que lo hagas porque es muy importante. —Bien. —sin decir nada preparo mis cosas mientras llega el primer turno. —Ahí está la primera. Es una mujer adulta y ya me imagino lo que quiere, ellas siempre vienen por tres motivos; uno, se le murió un hijo y lo quieren retratar; dos, se le murió un animal o tres, se hacen las locas ahora porque son libres y quieren cumplir sus sueños pendientes y liberarse de las ataduras de un matrimonio absorvente. Cuando no puedo Cele hace las mediciones y todos los arreglos para que venga directo a tatuar y realmente le agradezco que se tome el tiempo de hacerlo y seguir trabajando, porque si no fuera mi hermana ya hace tiempo me hubiera quedado sin trabajo por falta de tiempo. La miro que en cada tiempo libre que se pone a estudiar, cuando cerramos al mediodía se va a sus clases, estudia diseño de interiores y esas cosas que no entiendo nada, pero aunque no le guste depender de nada de mi papá, deja que le pague clases particulares ya que puede ir a la tarde a seguir avanzando un poco mas sin tener que dejar de venir al local o dejarlo encargado. —¡Hola!. —miro a la chica que entró, habla con Cele y se aprieta las manos con fuerza. —Exe Ven. —negando voy donde ellas. —¿Qué pasa? No me hagas escuchar predicaciones Cele... Dile que se vaya. —No es eso y cierra el pico. —la chica baja la cabeza cuando la miro—. Viene a tatuarse y tu lo vas a hacer. —No... No no no no... Después los padres vienen enojados creyendo que los estamos obligando... Es menor Cele, y ya no hago eso. —No soy menor. —la miro enseguida cuando habla. —¿Querías ser la rebelde de tu iglesia?. —me mira a los ojos dudosa—. Pues es mejor que te lo pienses hermosa, ya que Dios no te va a poder borrar la tinta del cuerpo. —No hables como si fuera estúpida. —Cele se ríe y eso llama mi atención, parece que la chica le cae bien—. Se lo que es un tatuaje y ya pagué por el. —Bien bien ¿Qué te vas a hacer?. —mi hermana me da el dibujo, es inmenso, tiene diferentes dibujos pero todos en sintonía y armonía, hay flores y animales, una casa y un reloj, no sé su significado pero me encanta—. ¡Mierda! ¿Tu lo hiciste Cele?. —No... La chica. —asiento maravillado. —Esta muy bueno. —Ya te reservé el privado. —Bien... Sigueme. —camino hacia el privado pensando por donde empezar, llego y no esta, todavía sigue con Cele que sonríe y las dos me miran—. Ven... No puedo tatuar así nena. —cuando viene cierro la cortina, me siento mirándola—. ¿En la espalda no?. —Si. —¿Y qué esperas para sacarte la ropa?. —¿Cómo?. —se va para atrás apretando su cartera, me paro soltando el aire con fuerza. —¡Mira hermosa!. —Araceli me llamo... No nena ni hermosa. —Como decía... Acá nadie te va a robar, puedes dejar de tirar de la correa. La suelta de inmediato, creo que era un acto involuntario por la forma en la que se miró las manos, luego comienza a sacarse la ropa de arriba, cuando queda con una remera me mira, estoy con una sonrisa mirándola intentando darle tranquilidad pero se ve que no lo consigo, realmente abajo de toda esa ropa carga con terrible cuerpazo dejándome sorprendido. Una vez en corpiño se cubre con sus brazos, con mi dedo hago que gire, cuando lo hace quedo en shock al ver las cicatrices que carga, son realmente feas y cubren gran parte de su espalda, ahora entiendo el tamaño del tatuaje y porque va todo pintado y no sobra ni una parte donde no va a ir tinta. —¿Así?. —No. —me acerco por detrás, pongo mis manos en sus hombros—. Te desabrocho el corpiño. —Me lo saco yo. —No. —lo desabrocho y bajo un poco las tiras—. Para que no te sientas mal podes dejártelo así. —Gracias. —limpio su espalda y voy poniendo el dibujo—. Tengo que bajar la pollera ¿Es hasta tus nalgas?. —Si... Solo un poco. —Bien. —me siento y ahí le bajo un poco, intento de tocarla lo menos posible pero mis manos tiemblan. —¿Y ahora?. —En la camilla. —preparo las agujas y la pintura, hoy solo n***o donde voy hacer los bordes y llegar hasta donde aguante—. ¿Cele te dijo como va a ser el procedimiento?. —Si... Me dijo que iba a ser todos los fines de semana un avance ya que es muy grande. —Si. —siento mi boca seca, es realmente hermosa y eso me está poniendo nervioso, sus ojos son muy penetrantes, parece que te viera hasta la mas profundo—. ¿Voy a empezar por abajo si? Así después te cubres y vamos a llegar hasta donde aguantes. —Bien. Empiezo a tatuarla con miedo a que pegue un salto y alguno de los dos salga lastimado, pero no hace ni un sonido ni gesto, si eligió algo tan grande debe estar consciente que va a doler como la mierda, porque si que duele, no es que te acarician, Seba está avanzando en mi espalda pero realmente me duele ya que va toda la espalda pintada, el diseño que me esta haciendo esta muy bueno, pero me duele mucho, a veces debo pedirle que pare porque me llega a temblar el cuerpo. —Bien... Ya dibujé todo el contorno. —me mira de inmediato y le sonrío asintiendo—. ¿Te duele?. —No. —se sienta con cuidado y así quedamos de frente. —Te voy a poner un poco de vaselina y una venda, cuando estés en tu casa te la sacas ¿si? Evita los golpes o roces. —Bien. —se para dándome la espalda. —Estuviste muy bien ¿Es tu primer tatu?. —Si. —le pongo la venda y le acomodo la pollera intentando de que no le roce, que la tela se cargue en las gasas. —Ya estas... Nos vemos la otra semana. —Bien ¡Gracias!. —No hay de qué hermosa. —me mira enojada y riendo me paro—. Te dejo para que te cambies tranquila. —cuando salgo me doy cuenta que es bastante tarde, me sueno la espalda jadeando, estos dibujos así me matan la espalda donde debo estar mucho tiempo inclinado. —¿Y?. —Cele me mira con intriga. —Calqué un poco más de la mitad... Ya su piel estaba muy roja pero estuvo muy bien... No hizo ni un ruido ni movimiento, se la bancó re bien. —Bien. —sale del privado y saluda a mi hermana con un beso, y a mi y a Manu nos saluda alzando la mano. —Nos vemos. —Chao hermosa. —le sonríe a Cele y a mi me pone caras—. Ni se te ocurra Exequiel. —¿Qué cosa?. —reviso mi celular viendo que Mariano me invita a su casa y acepto enseguida, me pongo la campera para salir enseguida—. ¿Eh?. —Es una chica de bien... No hagas nada con ella. —¿De qué hablas? No te estaba prestando atención. —Hablo de Araceli. —¿Qué tiene ella?. —Deja de hacerte el tonto Exequiel y escúchame. —Lo hago pero no entiendo nada. —Te vi como la mirabas... No hagas nada con ella si no es en serio. —Si tiene algo conmigo va a ser porque ella quiera ¿y acaso no soy de bien?. —abro los brazos sonriendo y Manu se rie desde su silla por nuestra discusión—. Soy magnífico Cele. —Sabes de lo que hablo. —Me voy a buscar chicas de bien. —desde la puerta la miro que esta enfurecida, encima donde Manu se rie peor se pone—. En realidad que sepan coger bien. —Imbécil. —mira a Manu tirándole un lapis—. Deja de reírte ¿Qué te pasa?. —Dejalo mujer. —Si claro, y después viene dado vuelta. —Chao Cele, me voy a cuidar lo juro... Y no le avises a papá. —Ya mismo lo estoy llamando. —agarra el celular y niego. —Vamos Cele no hagas eso. —llama y yo niego empezando a enojarme—. Me voy a la mierda, me están esperando. —Hola Papi ¿Cómo estas?. — espués de escuchar eso me voy corriendo de ahí. . . 1° Mi Salvación. ■ 2° Liberame. 3° Revivir. 4° Mi Pequeña Obsesión. 5° Otra Oportunidad. 6° Insegura. "letras rojas". 7° Insegura "Letras azules". 8° No Me Sueltes. 9° No Te Soltaré. 10° Cuídame. 11° Tocando el Cielo.

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