Había ya pasado un año, Aurora y Ciro se habían casado, el padre de Ciro no hizo preguntas y con el tiempo pensó que la confesión que su hijo le hiciera, era una broma de mal gusto. Ciro y Aurora disfrutaban a plenitud su matrimonio, parecían muy felices, es más, Aurora incluso quedó embarazada, y era feliz, aunque en el fondo de su corazón guardaba el recuerdo de Adhalpe, aquel vigoroso hombre de veinticinco años. De Adhalpe nada se sabía, era un hombre con una voluntad implacable, dijo que se iba y lo cumplió. Mientras que Ciro, en todo este tiempo se había enraizado a su esposa Aurora , se sentía feliz porque iba a ser padre, Aurora con tres meses de embarazo, no se le notaba nada, tenía un vientre plano, y casi la mayoría de las personas no creía cuando ella decía que estaba en esta

