—¿Quién es esa persona tan linda? —preguntó en voz alta, sin embargo no había hecho nada por acercarse a Adalphe, después de aquella conferencia de médicos, Ciro había ido de viajes por dos semanas, todo ese tiempo había estado pensando en ese personaje guapo.
Pasados varios días y se encontraron de nuevo en el ascensor, fue el mismo día en que volviera, el doctor Ciro, no se hallaba solo, si no que se encontraba otras personas mas, apareció Adalphe, quién trajera un una gabardina blanca, alguien le saludó llamándolo "dr. Monroy" él asintió aceptando el saludo, Ciro se sintió algo incómodo al verle saludar a otra persona, ese era un cirujano de unos 40 y tantos de años.
Al quedar solos en el ascensor, Ciro tomó del brazo a Adalphe y le dijo:
—¿Coqueteas con otros delante de mi? —a lo que Adalphe se sacudió, pero era de una contextura de cuerpo fino, pero fuerte, fue reducido bajo el cuerpo de Ciro quien lo mirara directo a los ojos, tan de pronto, Adalphe pensó que los labios de Ciro eran carnudos y apetecibles para ser besados, él solo levantó mas su mentón y abrió su boca atrapando torpemente la boca de Ciro, éste al ver la interacción de la otra parte creyendo que era una mujer seduciéndolo, lo besó también.
Primero, el beso que diera Adhalpe era suave y tímido, pero cuando fuera correspondido por Ciro, el volvió ese beso tan hambriento, tan abrumador, ámbos amarraron las lenguas y se saborearon sintiendo el calor intenso rellenarse en cada poro del cuerpo.
Adalphe se sintió en las nubes, su corazón bombeaba como martillo que de pronto se le quería salir del corazón.
Ciro si sintió que la anatomía de Adalphe era fuerte, musculosa, también que no tenía pechos como las mujeres pechugonas, sin embargo la atracción que sentía no lo dejaba ver el sol claro, el estaba cegado.
Le acarició la espalda a Adalphe y le dijo:
—Me traes loco, ¿Lo sabías? —A lo que Adalphe se detuvo de besarlo y sonrió, mientras Ciro viera sonreírle, mas atraído se sentía de esta persona.
Ambos se dieron cuenta que estaban en un ascensor finalmente se soltaron, por ejemplo Adhalpe traía los labios hinchados y rojos e igualmente Ciro, se reían de este momento, mientras que Ciro le dijera a Adhalpe.
—Nos tenemos que ver después del turno de hoy —Adhalpe rápido se sacudió y pensó en que si este hombre todavía no se había dado cuenta que él era otro macho machote, puro machón.
Asintió al abrirse la puerta Adhalpe se quedó por que iba a los pisos de arriba, mientras que Ciro salió de ahí y se fue al área de cirujanos, no sintiéndose bien, Ciro se fue al baño, ahí entró en el cubículo del inodoro y se bajó los pantalones solo para ver a su amigo el Kiko bien crecido.
"Uff" dijo Ciro hablándole a su enano y grosor amigo.
"Reconozco que estoy como nunca deseando a esta persona ¿Se sintió bien verdad?" Quiero que muestres tu mejor actuación hoy cuando tengas ese culote para ti, ¿me oyes?
Como no bajara el tamaño desproporcionado del juguete añorado por tantas féminas, a Ciro no le quedó mas remedio que jalarse el mismo el cuello a su ganso.
"Ufff, ohhhh, uhhh, Auch, así siiii ummm" fueron los ruidos extraños que emitiera Ciro mientras tenía la imagen de Adhalpe en su mente.
Saliendo de ahí ya relajado y haber mandado a varios millones de sus propios descendientes por el desague, Ciro ya relajado salió de aquella area para hacer su trabajo, a lo lejos visualizó a Adhalpe que venía acompañado de varías especialistas.
Enseguida sintió las ganas revolotear entre sus piernas, pero que coños, se dijo, se acababa de vaciar.
—Buenos días Doctor Martelli, ¿Ya sabe en qué área trabajará usted? Ciro que era adicto al sexo y por lo mismo para estar viendo la kuka de tantas mujeres como pudiera había elegido la especialidad de ginecología, dijo:
—Si, es el área de ginecología —el jefe de ellos miró y dijo:
—Tanto usted cómo el doctor Adalphe Monroy estarán trabajando juntos atendiendo a las mujeres directamente.
A Ciro le encantó saber que estaría hombro a hombro trabajando con "ella" mientras que si Adhalpe ya no quería seguir en este plan de relación gay, debía parar ahora o callar para siempre.
Adhalpe se preguntaba si debía dejar todo esto por la paz, lo cierto era que la semana en el que Ciro se fuera del hospital y desapareciera, a él hasta depresión le dió, se sentía mal sin energía y sin razones para levantarse de la cama.
¿Cómo podría ahora dejarlo todo así? Pues seguiría con ésto hasta que Ciro si es que no se había dado cuenta de su condición e identidad de que era hombre, diera por terminado con todo esto.
—Doctor Monroy, ¿tiene alguna objeción que hacer? —preguntó el jefe de área, en este caso Adhalpe miró directo a los ojos de Ciro para ver si había comprendido que lo habían llamado doctor y no doctora.
—Si aquí el doctor Martelli no tiene inconvenientes, yo tampoco.
—Bien, nos vamos dijo el doctor Jefe, quédense ustedes juntos conociendo su área donde trabajarán los dos.
Al pensar, Ciro, "los dos solos" le creció la bazuca otra vez. ¿Que era lo que tenia ella? pensó, se sentía con ganas de meterle sus 20 centímetros de puñal, se dijo Ciro.
Adhalpe caminó dando la vuelta y miró a Ciro, éste último pensó que le daba señales y entró rápido detrás de él.
—Señor Martelli... ¿Sabe a qué juega usted conmigo? —la voz de Adhalpe sonaba grave y ansioso.
—¿A que jugamos? ¿Pues que crees? No pienso claro hasta que te posea, tu me traes loco, ¿sabías?
—Nunca antes nadie me había puesto así, mi miembr'o se pone tieso apenas pienso en ti o tu imagen viene en mi mente.
—Yo reconozco también que desde que te conocí estoy así de loco —dijo Adhalpe, Ciro se acercó y lo besó de nuevo tomando la iniciativa, Adhalpe tenía su serpiente crecido en su pantalón también, ¿pero a quien se lo metería, o quien a quien?
Rápido dió la vuelta y sacudió a Ciro y le dijo:
—¿Acaso no entendiste mi condición?
—¿Que con tu condición? ¿Acaso estás enferma o algo?
—Yo, enfer-ma no, en-fer-mo seria, porque soy hombre al igual que tú —explicó Adhalpe.
Rápido Ciro se separó de él y lo miró asustado a la vez enojado, dió la vuelta y salió de la misma habitación sin decir media palabra.
Sería que debía pensar muy bien claro que haría de ahora en adelante. E igual seguía sin sacarse a esa persona de su mente y los deseos seguían multiplicándose.
Los días siguientes llamó al hospital y pidió licencia por enfermedad, lo cierto era que Ciro estaba luchando por sacar a Adhalpe de su mente y corazón, pero la tentación del elixir ya había calado muy hondo.