—Ese hombre me gusta —se dijo para sí, el cardiólogo. —Me gusta mucho, y veo que él no se escandaliza por mis gustos, así que bien podríamos empezar algo ahí. —Solo me tocará empujar un poquito para ver si cede el paso a mis necesidades. Por su parte, Adhalpe se fue con Aurora, y fueron directos a un lugar privado y Aurora le hizo cosillas a Adhalpe dejándolo muy cansando. Ella miró al hombre dormido plácidamente, pero su mente no paraba de pensar en el otro, en Ciro. —Necesito estar de nuevo con él —pensó con impaciencia. ¿Cómo era posible? Ella tenía a un hombre guapo en su cama, pero pensaba en el otro. Al día siguiente, aprovechando de que Adhalpe estaba en busca de otro empleo en otro hospital, Aurora se dejó ir al área de ginecología, fue disfrazada de paciente y hasta ese mome

