— ¿¡Porque nunca puedes hacer algo bien!?
Cierro mis ojos con fuerza y empuño mis manos dentro de los bolsillos de mi vestido.
La princesa Margarita es una de las peores y terribles princesas que he conocido, ni siquiera se puede comparar con sus otras 4 hermanas, y es que al ser la última hija del rey, ha sido consentida con todo lo que desea y quiere. Todo el tiempo tengo que escuchar sus quejas y gritos, pero sobre todo debo soportarlo por el honor de mi familia.
— Lo siento princesa. — Hago una leve inclinación de disculpa. — Ya mismo le colocaré más rosas al agua.
— ¡Pues apurate y no te quedes ahí como una estatua! — Volvió a gritar.
Salgo de la habitación dejando atrás a aquella temible víbora de 2 cabezas. Si eso es lo que es aquella niñata, fácilmente puede derrotar a su pariente más cercano, siendo la hidra de lerna su tía.
Mientras camino por el largo pasillo del palacio real, puedo ver a través del gran ventanal, viendo en el horizonte a Elmbrook. Un reino encantador y sobre todo próspero, sin embargo la monarquía se ha encargado de echarlo todo a perder, volviendo a sus habitantes más pobres de lo que ya somos. Mi madre trabaja junto conmigo en el castillo, pero creo que yo me llevo la peor parte al tratar con la princesa más odiada del reino, la única persona que la quiere es su padre, porque ni la reina ni sus hermanas la quieren, es como si la odiaran.
Salgo al gran jardín, donde cultivan rosas solamente para la princesa Margarita y sus baños de agua de rosas.
— ¿De nuevo aquí Zoe? — pregunta Lola, la jardinera de la realeza. Hace media hora estuve aquí por las rosas de Margarita.
— No le pareció suficiente. — Respondo con una mueca. — Ya sabes como es la princesa de odiosa y exigente.
— ¡Ey! — Lola me mira con seriedad. — Recuerda que no debes hablarle así a la princesa, sabes que este lugar tiene oídos por todos que te pueden escuchar.
— Me da igual. — Me encojo de hombros. — Solo dame más rosas para que ella pueda darse su baño y aspi podré descansar de ella por una hora.
— Está bien. — Lola me entrega un ramo de rosas rojas. — Si sigue así a este ritmo no tendremos rosas hasta la primavera
— Es un hombre que el rey debe solucionar.
— Este reino se irá a la quiebra dentro de algunos años. — Lola niega con su cabeza. — Por eso deberías considerar irte a otro reino.
— No puedo hacerlo Lolita, no puedo dejar a mi familia atrás y que sufran mientras que yo no estoy.
— Zoe, tienes 22 años, ya deberías estar casada, pero mirate. — Me señala de arriba a abajo. — Estás perdiendo tu juventud con esa malcriada.
— Hablaremos eso despues Lolita, ahora debo volver con la princesa.
— Está bien, pero piensalo antes de que sea muy tarde.
Me alejo de la mujer y camino nuevamente por los pasillos del palacio y seguido, comencé a escuchar el murmullo de algunos trabajadores que celebraban por lo bajo algún triunfo. No le di importancia y sigo mi camino hasta llegar a la habitación de Margarita, pero menuda sorpresa me llevo al verla llorar rodeada de varias doncellas.
— ¿Qué sucede? — Pregunto, mientras que me acerco al círculo.
— ¡Mi vida está terminada! — Gimoteo con sus lágrimas corriendo por todas sus mejillas.
La puerta de la habitación se abrió de golpe, y de inmediato todas las doncellas nos colocamos de rodillas y bajamos nuestra mirada al ver al Rey entrar.
— No permitiré esto. — habló el rey mostrando una hoja con muchas letras escritas. — ¡Mi hija no será la esposa de un príncipe asesino!
¿príncipe asesino? Había escuchado el rumor de un príncipe que ha asesinado a todas sus esposas, todas mueren en circunstancias cuestionables y ninguna doncella, princesa o duquesa quiere casarse con él por temor a morir en sus manos.
— Señor lamento decirle que el matrimonio debe darse. — Intervino uno de los consejeros del rey y la princesa rompe aún más en llanto — Nexusburg es nuestro principal exportador de telas y piedras preciosas, si la princesa no se casa con el príncipe… perdernos todo su patrocinio.
— ¡Papá no dejes que me lleve lejos para asesinarme! — Margarita se postra ante los pies de su padre llorando como una Magdalena.
— Señor, todas sus hijas se han casado con buenos príncipes que han traído prosperidad al reino de Elmbrook, la princesa Margarita no puede ser la excepción.
El rey se veía notablemente consternado, debatiéndose entre el amor de su hija y el bien de su reino, pero su decisión nos dejó a todos notablemente sorprendidos.
— Margarita, tendrás que casarte con Aron de Nexusburg.
— ¡Noooo! — Margarita se desgarró a un más, sus chillidos eran tantos que tenía la necesidad de tapar mis oídos.
La satisfacción invadió todo mi cuerpo, por fin esta mujer se iba a ir del castillo y reinará la paz, pero otro lado me sentía muy mal por ella, a pesar de que es una mujer odiosa, no merece morir a manos de otra persona, sobre todo si es aquel príncipe que asesina a sus esposas. Así que me acerco a ella y me inclino para quedar a su altura, Margarita se encontraba tirada en el suelo llorando a mares.
— Tranquila señorita. — Coloco mi mano sobre su espalda. — Debe recordar que es usted quien sacara adelante nuestra nación, es su destino como la princesa de Elmbrook, todos la recordaremos por ser la princesa más hermosa de todo el reino, mujer que traerá la prosperidad.
— ¡No quiero! — Volvió a exclamar. — Seguramente morire a manos de ese tonto principe. Soy muy joven y muy bella como para ser una más de su lista.
— Quizás… — Ni siquiera sabía que iba a decir exactamente. — Con usted cambie de opinión. — Pero lo dudo mucho, porque yo en estos momentos quiero asesinarla.
Margarita levantó su mirada y frunció el ceño, trago fuerte saliva y miró hacia otro lugar, sin embargo ella no dejaba de verme fijamente, hasta que una sonrisa se asomó en sus labios.
¿Qué carajos le pasa a esa mujer por la cabeza? Pensé.
Se levantó de golpe sin importar la desnudes, el resto de mujeres dentro del cuarto se colocaron detrás de ella proporcionandole su mejor bata de baño, hecha a mano por los mejores sastres del pueblo.
— Sabes… Me has hecho entrar en razón. — Limpio sus lágrimas. — Seré yo quien salve a Elmbrook de la miseria.
Y sin decir más nada salió de la habitación dejándome un poco confundida por lo que acaba de pasar.
El resto del día todo transcurrió sin novedad, de hecho, eso me perturbo un poco, por lo general margarita suele ser el peor grano en el culo, pero ahora estaba saliendo del castillo para ir directo a casa con una gran sonrisa en el rostro.
— ¡Zoe! — Sabía de quién se trataba, me giro sobre mis talones y corriendo en mi dirección venía Matt, el hombre más guapo de todo el pueblo y por supuesto mi mejor amigo.
Matt no lo sabía, pero estoy malditamente loca de amor por él.
— Hola. — Dije con una sonrisa en el rostro.
— ¿Es cierto que la princesa Margarita se casará con el príncipe que asesina princesas?
— ¿Y tú cómo sabes eso?
— Tengo mis contactos en el castillo. — Se encoge de hombros y comenzamos a caminar en dirección a nuestros hogares, y por cierto, somos vecinos.
— Pues, no puedo asegurarte nada, pero cruzo los dedos. — levanto mis dedos cruzados. Matt suelta una fuerte carcajada. El más que nadie sabe lo mucho que odio a Margarita.
— Así por fin serás libre y podrás encontrar al hombre que anhelas.
“Si supieras que eres tú” dijo aquella voz en mi cabeza.
— ¿Estás dispuesto a dejar ir a tu mejor amiga con otro hombre?
— Sabes… — Pasa su brazo por encima de mis hombros, y siento como mis mejillas comienzan a calentarse. — Seré yo quien escoja a tu futuro esposo.
— ¿Y si ninguno me gusta?
— Pues me casaré contigo.
— Dos mejores amigos casados… no suena tan mal, lo voy a considerar.
Matt y yo nos conocemos desde muy pequeños, recuerdo que siempre rompía mis juguetes y yo metía su cara en el lodo como castigos, hemos crecido como si fuésemos hermanos gemelos y nuestras familias sueñan con vernos juntos, sin embargo se que a él no le gusto, su verdadero amor es una chica que vive en otro pueblo y viene una vez al mes junto a su padre para comercializar telas. Él no me lo ha dicho, pero sé que está locamente enamorado.
Llegamos a nuestras casas
— Los chicos y yo iremos a la fogata de primavera está noche ¿Vendrás conmigo? — habla del otro lado de la cerca
— ¡Claro! Necesito tomar un poco de tiempo para mí.
— Entonces nos vemos en la noche.
— Tenlo por seguro.
Me alejo de la cerca y entro a casa, admirando el trabajo de mi padre. No éramos una familia rica, pero gracias al talento de papá como carpintero, nuestro hogar era un refugio encantador. Cada mueble, cada detalle, llevaba su sello distintivo de habilidad y amor.
Mis dos hermanos también siguieron los pasos de papá en la carpintería, y sus familias compartían el mismo orgullo por nuestro hogar. A menudo, nuestras cenas estaban llenas de risas y conversaciones animadas sobre proyectos de carpintería y planes para mejorar aún más nuestra casa.
La noche caía lentamente, y mientras me cambiaba para la fogata de primavera, me sentía emocionada. Opté por un vestido floreado que me hacía sentir como parte de la naturaleza que celebraríamos esa noche. Con el cabello recogido en una trenza y unas sandalias cómodas, estaba lista para unirse a la diversión.
Mientras me preparaba, escuchaba a mis padres en el comedor, sirviendo la cena con su habitual amor y atención. Pero entonces, el sonido de la puerta resonó en toda la casa, interrumpiendo nuestra tranquila noche.
Me apresuré a ver quién podría ser a esa hora y justo veo como mis padres se arrodillan en frente del rey… ¿El rey? ¿Qué carajos hace el rey en mi casa?
— Su majestad es un honor para nosotros tenerlo aquí. — Habló mi padre.
— Si. — hace una mueca de asco. — Vengo para hablar seriamente con ustedes y su hija.
— ¿Acaso hicimos algo malo? — La expresión de mi madre fue de terror.
— No, no es nada malo, vengo a hacerles una propuesta que no podrán rechazar.
Mis padres se miran con el ceño fruncido.
— Su majestad. — intervengo haciendo una leve inclinación.
— ¡Contigo quería hablar! — Dice aparentemente emocionado.
— ¿De qué se trata? — preguntó con curiosidad
Mis padres se colocan a mi lado.
— Bueno… Como sabrás, tendremos la visita del príncipe de Nexusburgo y la princesa Margarita no se siente muy bien.
— Ok ¿Y qué puedo hacer para que la princesa Margarita se sienta bien?
— Vas a tomar su lugar.
Toda mi casa se inundó en un silencio sepulcral.
— ¿Qué quiere decir con eso su majestad? — pregunta mi padre con una risita nerviosa.
— Bueno, el reino no puede quedar sin su princesa, sobre todo con un hombre que tiene una mala fama, ¿Si me entienden?
— Lo que usted quiere hacer es entregarme a mí, a un hombre despiadado y no a la princesa Margarita.
— ¡Sabía que eras una mujer inteligente! — habló el rey aún más emocionado.
— Entonces usted quiere arrebatarle su hija a mi madre para… salvar la suya. — nuevamente hay silencio. — No lo voy a hacer.
— Si no lo haces toda tu familia morirá. — Respondió tajante.
— ¡Es injusto lo que está haciendo! — Elevo mi voz.
— ¡Zoe! — Exclama mi padre. — pídele disculpas a su majestad por haberle gritado.
— No, yo no hice nada malo, en cambio el si, el es quien nos debe una disculpa.
— Esto es un tema que debo resolver con tu padre, es él quien toma las decisiones de esta familia.
— No, yo hablo por mi misma. — intervengo.
— Hija. — mi madre se coloca enfrente de mi. — Sabes que te amo y haz sido la mejor hija de todo el mundo, pero re se coloca enfrente de mí. — Por favor, déjanos hablar con su majestad a solas.
Mis ojos de inmediato se llenaron de lágrimas,hice a todos a un lado y corri fuera de casa, no podia creer que mis padres estaban considerando lanzarme a la boca del lobo, pero lo nefasto de todo esto es que la princesa Margarita no asuma su maldito rol de Princesa.
— Zoe, ¿Que te pasa? ¿Porque estan los guardias reales afuera de tu casa?
Miro en direccion a Matt y corro a sus brazos, me recibe y comienza a acariciar mi espalda, me derrumbo y dejo que toda la impotencia salga de mi cuerpo, la vida estaba siendo injusta conmigo y tal parece que morire a mis cortos 22 años por culpa de una princesa caprichosa.
— ¿ Que pasa Zoe? — Pregunta nuevamete Matt. Me separo un poco mientras que limpio mis lagrimas. — Las mujeres bonitas como tu no deberian llorar ¿Dime que puedo hacer para evitar que sigas llorando?
— Creo que nada. — digo entre zollosos. — Y creo que no nos vamos a ver más.
— ¿Que? ¿De donde sacaste eso? nosotros somos mejores amigos, nos vamos a ver por el resto de nuestras vidas.
— Matt… me van a enviar lejos de aquí y no nos vamos a ver más.
— Me estas diciendo algo a medias Zoe, ¿Que pasa realmente?
— ¡Zoe! — Me giro y mi padre se encontraba en la entrada de nuestra casa. — Ya puedes entrar.
Miro nuevamente a Matt, grabandome cada uno de sus detalles, sus ojos marrones, las pecas en sus mejillas, su cabello azabache revuelto, y me aleje.
— Espera Zoe. — Me toma de la mano.
— No hay nada que puedas hacer. — Le sonrio de forma debil. — Pero quiero que recuerdes, que siempre seras mi mejor amigo, que te quiero, recuerda buscar una mujer que te ame, y que te de hermosos hijos. — Me inclino hacia delante y planto un beso en su mejilla.
Para luego soltarme y entrar nuevamente a la casa, donde mi verdugo estaba esperando.
El rey parecia satisfecho con la respuesta que les dieron mis padres, mi madre estaba dandome la espalda, pero por el movimiento de su espalda pude notar que estaba llorando. Y mi padre simplemente se coloco a mi lado pasando su brazo por encima de mis hombros.
— Tus padres han aceptado mi propuesta, vas a asumir el lugar de la princesa Margarita ante el principe Aron de Nexusburg, estaras a primera hora de la mañana en el palacio, vas a tomar clases de etiqueta para que el principe no note que eres una plebeya, si te niegas, tus padres, tus hermanos y sus familias pagaran por tu desobediencia. — Dijo el Rey. — Ya debo irme, no quiero llamar la atencion del resto de los pobladores.
Aquel hombre deposta salio de nuestro hogar dejando una bruma de problemas y desolación, dejando a una familia que antes se amaba de forma incondicional rota.