Osvaldo

561 Words

Me quedé en silencio después de aquel enfrentamiento con Robert. Todavía podía sentir el veneno de sus palabras quemándome la sangre, como si hubiera querido arrancarme el derecho de mirar a Kendra. Humillación… sí, esa era la palabra exacta. Y yo no la tolero. —Ese imbécil cree que puede arrebatarme lo que es mío… —me dije frente al espejo, observando mis propios ojos, rojos de rabia. Kendra… esa maldita mujer. No hay nombre ni perdón que me saque esta obsesión de las venas. Porque sí, lo acepto: estoy obsesionado, pero también la amo. La amo de una forma enferma, intensa, de esas que no te dejan dormir ni respirar. Cerré los ojos y el recuerdo me golpeó: el hotel Riu. Ese instante en que la tuve cerca, tan cerca que podía oler su perfume mezclado con el mar. Yo sabía que se iba a entr

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