—El Jefe trajo… a Karen, ¿por qué ha venido aquí?
Ella salió del coche. Después de llevarla a un hotel de lujo no muy lejos de la empresa en la que trabaja.
—Tengo un trabajo para que usted haga.
—¿Qué trabajo? — Preguntó ella y caminó sin descanso siguiendo a la alta figura, pronto la llevó a una habitación.
—Pasa primero.
Aunque estaba aterrorizada, tuvo que entrar en la majestuosa habitación que tenía delante.
El jefe sonríe con la comisura de la boca. Sus ojos eran juguetones como un joven en el que ella nunca se había fijado. Él cerró la puerta y echó el cerrojo.
Ella se quedó temblando en medio de la habitación. El aire acondicionado en marcha le dio tanto frío que tuvo que levantar la mano para cruzar los brazos.
Entró y se detuvo frente a él. Unos ojos afilados recorrieron
