Ella respondió de inmediato: "¡Nunca me reiré de eso, Tom! Es cierto, puede que nunca vuelva a ver a esos tipos, ¡pero los que tienen cámaras seguro que me verán con los pechos al aire! ¡Solo Dios sabe qué harán esos pervertidos con mis fotos!".
"¡Oh, estoy seguro de que sé qué harán con ellos!" dije sonriendo.
¡No le hizo ninguna gracia mi respuesta! Se puso roja de rabia y gritó: "¿No te molesta saber que esos tíos probablemente se van a sacar la polla y pajearse mientras ven fotos de las tetas de tu novia? ¡Y no solo eso, sino que seguro que se las enseñarán a sus amigos para que también se saquen la polla y se pajeen! ¡Todos van a correrse en mis fotos de tetas, Tom! ¿Qué te parece?", preguntó.
¡Me impactaron sus palabras! Nunca se había referido a sus tetas como tetas. Siempre usaba la palabra pechos al referirse a ellas, y desde luego nunca usó las palabras polla, cabrones, semen ni la frase "masturbarse".
—¡Dios mío, nena! ¡Qué boca más sucia tienes hoy! ¡Nunca te había oído hablar con tanta vulneración! —exclamé.
Al darse cuenta de que me había estado gritando todo esto, se calmó un poco y dijo: "¡Lo siento, Tom! ¡Estoy molesta y avergonzada! ¡Pero quiero que respondas a mi pregunta! ¡Quiero saber qué opinas sobre la posibilidad de que todos esos tipos se estén masturbando mientras ven fotos de mis pechos desnudos!"
Estando un poco bajo la influencia del alcohol, agarré su mano y la metí dentro de mis pantalones cortos hasta mi polla dura y le respondí diciendo: "Si realmente quieres saber cómo me siento acerca de que vean tus tetas y se masturben al verlas, entonces siente esto!"
¡Se le salieron los ojos de las órbitas y retiró la mano rápidamente! Dio un paso atrás, mirándome con la mano sobre la boca.
—¡Dios mío, Tom! ¿Esta mierda te emociona, verdad? —preguntó.
"¡No, nena!", respondí. "¡Eres tú y tu sensualidad lo que me excita! Si verte me puso así de excitada, ¡sí que eso también me excita! ¡Soy yo con quien estás! ¡Esos chicos pueden mirarte todo lo que quieran o ver fotos tuyas! ¡Eres mi chica y eso es todo lo que me importa!"
Ella simplemente negó con la cabeza y dijo: "¡Volvamos al campamento, Tom! ¡Necesito un tiempo para procesar todo esto!"
Sabía que todo esto estaba fuera de su zona de confort y quizá no debería haberla presionado tanto. Esperaba no haberle arruinado el fin de semana.
De vuelta en el campamento, se quedó callada. Finalmente se acercó y se sentó a mi lado y me preguntó: "¿Tom, crees que soy una zorra?".
¡Casi escupo la cerveza ante su repentina pregunta! La miré sorprendido y le dije: "¡No! ¡No lo creo! ¿Por qué me preguntas algo así?".
¡La mayoría de las chicas se habrían mirado la parte de arriba después de caer así! ¡Ni siquiera se me ocurrió mirarme! Me quedé ahí parada, dejando que todos me miraran los pechos y me sacaran fotos mientras sonreía para sus estúpidas cámaras y levantaba los pulgares como si no me importara. ¡Eso me suena a algo que solo haría una zorra! —dijo.
La abracé y la miré fijamente a los ojos intentando calmarla diciéndole: "¡Cariño, no es tu culpa! ¡Simplemente te caíste del flotador! Sé que le tienes un poco de miedo al agua con tu poca habilidad para nadar. Te vi dando tumbos, pero para cuando puse el flotador y la hielera en la orilla, ya te habías puesto en pie y te diste cuenta de que el agua no era tan profunda".
Lo admito, me di cuenta de que uno de tus pechos había salido, pero Carol, con todo el mundo gritando y aplaudiendo tan fuerte, incluso si te hubiera gritado, dudo que hubieras podido oírme.
Cuando te pusiste de pie, me dabas la espalda y saludabas a la gente del otro lado, así que supuse que ya te habías metido la teta. ¡No me di cuenta de que se te había desatado la blusa por completo hasta que te giraste!
"¡Sigo pensando que la mayoría de las chicas lo habrían comprobado primero!", afirmó.
Puede que sea cierto con algunas chicas, pero al levantarte, te sonabas la nariz y tosías intentando expulsar el agua que inhalabas. ¡Oíste a la multitud vitoreando y captaron tu atención al instante! ¡Cualquiera habría pasado por alto a Carol!
¡No es culpa de nadie y solo fue piel, nena! ¡Muchas chicas perdieron sus blusas hoy y se les salieron las tetas! ¡No fue solo tu culpa! ¡Por eso andaban esos chicos por ahí!
Si algo así volviera a pasar, ¡deja que te vean y que se tomen sus fotos! A mí tampoco me preocuparía que se pajeen con tus fotos, porque simplemente no importa. ¡Deberías estar orgullosa de ese cuerpo! ¡Yo lo estoy! ¡Lo que de verdad importa es que te quiero y eres mía! —dije, haciéndole saber lo que sentía al respecto.
Carol sonrió levemente y dijo: "¡Gracias, Tom! Ahora me siento un poco mejor y trataré de olvidarlo".
"¡Esa es mi chica!" dije abrazándola fuerte.
Mientras yo acercaba su cuerpo al mío, ella sintió mi polla dura presionándose contra ella y dijo: "¡No puedo creer que ver mis pechos así te haya puesto tan excitado y duro! ¡Eso es un desastre, Tom!"
Le respondí: "Cariño, ya que el ambiente se ha relajado un poco, te haré una oferta para ayudarte a creer que realmente me excitó".
—Oh, creo que ya te creo por cómo me presionas esa cosa hinchada de ahí abajo, pero adelante, cuéntame sobre esta oferta, ¡aunque probablemente ya pueda adivinar de qué se trata! —dijo ella en broma.
Sonreí y dije: "Mi oferta para ayudarte a creer lo excitado que estoy sería volver a meter tu mano dentro de mis pantalones y demostrártelo".
Me dio una bofetada riéndose y dijo: "¡Sabía que ibas a decir algo así! ¡La respuesta es NO! ¡No puedes volver a meterme la mano ahí! ¡Ahora aléjate de mí y llévate esa cosa hinchada contigo! ¡Pervertido!"
Nos sentamos junto al fuego con los trajes de baño mojados un buen rato bebiendo. Habíamos bebido alcohol todo el día y nos saltamos la cena. Carol parecía haberse acostumbrado a mostrar el trasero, porque incluso aquí en el campamento andaba en tanga. Los vecinos podían mirarle el trasero sin problema y a ella no parecía importarle. De nuevo, creo que la cantidad de alcohol y la falta de cena influyeron mucho en su valentía.
Me levanté, agarré un par de bebidas de la hielera y le di una. Su mirada pasó de la bebida a mi entrepierna. Jadeó y se tapó la boca con la mano.
¡Dios mío, Tom! ¡No puedo creer que sigas hinchado ahí abajo! ¡Han pasado un par de horas desde que volvimos del río! ¡De verdad te excitó mi exposición, ¿verdad?! —preguntó emocionada, tan fuerte que los vecinos la oyeron.
¡Ahora me tocaba a mí sonrojarme! Rápidamente la hice sonrojar de vuelta diciendo: "¡Sí, Carol! ¡Me excité mucho cuando esos chicos te vieron las tetas! ¿Te gustaría ver lo hinchadas que están? ¡Si es así, te las saco aquí mismo para que puedas verlas! ¡En serio! ¡Lo haré! ¡Si quieres verlas, solo dime!"
Se sonrojó y dijo: "¡No! ¡No quiero ver eso!". Luego apartó la mirada y vio a los vecinos.
Le pregunté en voz baja: "¿Por qué no quieres verlo, Carol? Nunca lo has visto y, como fuiste tú quien provocó que se hinchara así, ¡seguro que tienes curiosidad por saber cómo es!".
Ella seguía mirando el fuego, pero dijo: «Lo admito, puede que sienta un poco de curiosidad, ¡pero no tanta como para que quieras que lo saques solo para mirarlo! ¡Dios mío, Tom!». Sacudió la cabeza y rió.
—Carol, ¿alguna vez has visto uno? —pregunté.
Se puso un poco a la defensiva cuando respondió: "¿Qué piensas ahora, Tom? ¡Por Dios, tengo 29 años!".
—Bueno, ¿así que dices que ya has visto un gallo? ¿Cuándo fue eso? —pregunté.
Suspiró y dijo: "Si quieres saberlo, unas chicas del instituto me enseñaron fotos de desnudos de una pareja de compañeros con los que salían. También vi a un par de ellas en una película una vez, ¡así que sí! ¡Ya he visto una polla antes!".
Casi me río cuando me dijo que había visto fotos y vídeos de p***s, ¡pero nunca mencionó uno real! Decidí preguntarle primero por los que había visto en una película. Como era una chica tan recatada y formal, me costaba creer que viera porno.
—¡Dices que viste un par de p***s en una película! ¿Esperas que me crea que de verdad viste porno, Carol? —pregunté asombrada.
De nuevo, respondió a la defensiva: "¡No! ¡No estaba viendo porno! ¡Es asqueroso y jamás lo haría! Pasó una noche que dormí en casa de mi amiga Cheryl por su 16.º cumpleaños. El hermanastro de Cheryl era el que estaba viendo porno. Cheryl y yo no lo supimos hasta que lo sorprendimos sin querer. Solo estuvimos allí unos minutos, pero en ese tiempo, vi a dos chicos desnudos en la pantalla".
"¿Entonces su hermano estaba viendo porno gay?" pregunté.
De nuevo, en un tono muy defensivo, dijo: "¡No! ¡Definitivamente no era porno gay! Había una chica entre los dos hombres y, como dije, no lo estaba viendo, simplemente entramos, lo vimos y nos fuimos".