Me metí en la cama y procedí a bajarme las bragas. Al principio dudé, ¿lo hago? Pero las ganas me podían. Entonces, decidí empezar a tocarme, pero de una manera suave y cuidadosa, ya que me daba un poco de cosa. Después, cuando fui cogiéndole confianza, empecé a tocarme más en profundidad. Metí un dedo en mi interior y con el otro, me acariciaba por fuera. — ¡Ah, dios! — Comencé a gemir un poco alto, pero procedí a taparme la boca con la otra mano. No quiero que nadie me escuche y menos Harvey, así que intenté callarme o gemir bajito. — ¡Oh, uf! — Procedí a imaginarme a Harvey, encima mía, tocándome él. Qué fantasía. Comencé a morderme el labio mientras aceleraba más mis embestidas con los dedos. Me sentía sucia, muy sucia. Esto está mal, pero me gusta. Después de un par de minutos,

