Capítulo 1
14 de septiembre, 21:00 pm, y me encuentro en mi habitación inquieta mientras preparo mi ropa y mi mochila para el día siguiente, el primer día de clases en mi nuevo instituto.
Me puse el pijama, preparé todo, cené y me fui a dormir.
A la mañana siguiente, me duché, opté por ponerme unos leotardos que me llegaban a la mitad del muslo de color n***o, unas converses negras, una falda negra con dos rayas blancas y un top de mangas cortas blanco. Me recogí el pelo en una coleta alta y salí de mi casa lo más rápido que pude al terminar de desayunar. Estaba realmente nerviosa por mi primer día así que no desayuné mucho, sólo un jugo de naranja y una barrita de chocolate.
Cogí el bus y me dirigí hacia allí mientras escuchaba a mi grupo favorito en los auriculares, "The Neighbourhood". Es un grupo que me encanta y en mis peores momentos siempre me ha ayudado bastante, les tengo bastante cariño y les admiro muchísimo. Podría decir que me salvaron la vida.
He de mencionar que Jesse, el vocalista, me gusta muchísimo, pero eso dejémoslo aparte. La verdad es que es el mejor grupo que he escuchado en toda mi vida, junto con "One Direction" y "Sleeping With Sirens".
Me bajé del bus al percatarme de que ése había llegado a su destino al fin y caminé hacia el gran edificio de piedra rodeado de árboles que se encontraba frente a mí, junto con unos pocos chicos que iban montados en el bus conmigo.
En cuanto me adentré en el edificio, me di cuenta de que había llegado justo a tiempo, ya que en cuanto entré, justamente tocó el timbre pero... ¡Oh dios! ¿A qué clase se supone que debo de ir ahora? ¡Estoy perdida y hecha un flan de nervios!
Entraron todos a sus respectivas clases, incluso los del bus y yo me quedé parada en medio del pasillo sin saber qué hacer ni dónde ir, definitivamente estaba perdida, muy perdida.
Andando y explorando los largos y espaciosos pasillos del instituto durante unos minutos, me topé de sorpresa con una chica morena de pelo corto con pequitas y tez pálida, se le veía agitada, supongo que estaría apurada porque estaba llegando tarde.
— Em... Hola, ¿Te has perdido? — Preguntó algo curiosa.
— Eeh... soy nueva y no sé en qué clase estoy. Me he puesto a explorar y creo que me he perdido — Dije algo nerviosa, estaba muy atacada. Siempre he sido la típica chica que pasa desapercibida entre todos. Sí, soy bastante tímida.
— Oh bien — Dijo en señal de alivio, supongo que porque al menos tendría una excusa por su tardanza. — ¿Qué clase te han asignado?
— Pues... Segundo, segundo de ciencias — Le dije algo confusa. La chica comenzó a sonreír, es obvio que se le ve una chica muy alegre y eso me transmite mucha ternura y confianza, creo que nos podríamos llevar bien.
— ¡Guay! ¡Estamos en la misma! — Dijo dando saltitos con una amplia sonrisa — Acompáñame.
— ¡Claro! — Sonreí, esto estaba yendo bastante bien.
— Por cierto, ¿Cómo te llamas?
— Pues... Me llamo Lara, ¿Y tú? — Le pregunté con una amplia sonrisa al igual que ella. De alguna manera, ya me sentía cómoda, como aceptada y eso que aún no he conocido a nadie, sólo a ella.
— Yo Jessica, pero para ti soy Jessie o Jess, como prefieras decirme, un placer — Dijo extendiéndome la mano.
— Lo mismo digo — Le dije aceptándole y agarrándole la mano, ambas con una amplia sonrisa. Menos mal, al menos he empezado con buen pie y no la he cagado aún...
Entramos en clase y se me hizo el día muy corto. Tuve que presentarme delante de todos, lo cual fue muy bochornoso, pero para mi suerte, mi profesora se dio cuenta de mi basta timidez y me hizo la presentación fácil, así que pasó rápido.
Los chicos de la clase fueron muy atentos conmigo, lo cual fue algo extraño ya que en mi antiguo instituto eran unos auténticos pasotas, imbéciles y cretinos. También, estuve la mayor parte del tiempo con Jessie, quién me enseñó todo el establecimiento y estuvo chismorreando sobre los profesores y sus rumores conmigo. Me reí mucho con ella, es muy divertida. Debo de admitir que este día me ha ido mejor de lo que me esperaba y estoy impaciente por saber como me irán los próximos.
Se podría decir que mi nueva vida aquí podría ser emocionante y genial, ¿Quién lo diría? Comencé a sonreír.
Luego de salir del insti, coger el bus y hartarme de andar, llegué a mi casa al fin. Entré, saludé a mis padres, subí a mi habitación, tiré la mochila con fuerza hacia el suelo y me lancé a la cama con un suspiro. Después, me despojé de la ropa, me puse mi kigurumi rosa y me fui a comer.
— Querida, ¿Cómo te ha ido tu primer día? — Preguntó mi padre mientras cogía un trozo de broccoli con el tenedor para llevárselo a la boca. Yo arrugué la nariz, genial, broccoli para comer.
— Muy bien, he conocido a una chica llamada Jessie que ha sido muy maja conmigo y me ha guiado por el insti. Y bueno... Mi clase está genial, me han acogido todos muy bien.
— ¡Qué bien! Nos alegramos muchísimo hija — Gritó mi madre desde la cocina con una amplia sonrisa, orgullosa de verme tan feliz, no como otros años anteriores.