🩰 ~AILÉN MITCHELL~ 🩰 Cuando Daniela aparece en el jardín y se sienta a mi lado, alrededor de la pequeña mesa de jardín que hay a un lado de la piscina, donde normalmente solemos tomar el desayuno, lo primero que noto es lo radiante y feliz que luce. Ingenuamente, lo atribuyo a su éxito de la noche anterior en la presentación. Se inclina hacia mí, rodea mi cuello con un brazo y me besa. —Buenos días, ¿cómo amaneciste? —me saluda, separándose y acomodándose en la silla. —Buenos días. Muy bien, ¿y tú? —Bien —responde, tan animada que una sonrisa deslumbra en su rostro—. Bastante feliz, de hecho. —¿Supongo que por el éxito que tuviste anoche? La sonrisa se torna maliciosa y asiente, vacilante. —Sí, claro. —Luego se pone seria y extiende su mano hasta alcanzar la mía—. Oye, ¿y qué pasó

