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Relatos de media noche.

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Una adolescente enamorada de el papá de su mejor amiga, ¿Qué es lo que podría pasar cuando el fuego empieza a arder entre ambos?.

Un policía en las garras de una mujer rodeada de caos, ¿Él será capaz de seguir siendo el hombre correcto que aparenta?.

Dos esposos atorados en una relación monótona, ¿Qué serán capaces de hacer para salir de ahí?.

Relatos eróticos de media noche.

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Please Daddy. 1.
Capítulo 1. Señor James. ©Jazmin Flores. 2022 Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito del autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. Novela registrada… ●●●●●●●● ¿Alguna vez has buscado los beneficios de tener relaciones se*xuales?. Para muchos puede ser algo….pecaminoso, para mi es….satisfactorio, y para otros tantos, es una cura. El se*xo además de ser una actividad placentera es una excelente fuente de beneficios para la salud. Entre los que se puede incluir la disminución del estrés y el colesterol, fortalecer el sistema cardiovascular, mejora el sueño, la circulación y tiene un efecto analgésico. Además, de ayudar a fortalecer el vínculo emocional con tu pareja. Tener una pareja estable es lo mas indicado, pero yo, a mis 23 años es en lo ultimo que pienso, quiero vivir, disfrutar, conocer, gozar. Así que si, me gustaba ir a las fiestas, bailar, reír, beber, y caí en un pequeño error, si, me enamoré, conocí a Steven, un chico lindo, pero un poco bruto en la cama, con eso me refiero a que nunca me hizo llegar al tan anhelado final. Pero no todo era malo, era…adorable, inocente como un adolescente. Así que decidí iniciar una relación con él, nunca creí que me arrepentiría tan pronto. —¿Vendrás?. Yo miré a Melanie y parpadee confundida. Ella sonrió y rodó los ojos.—Te decía, que mi padre dará una reunión en mi casa y que son súper aburridas, ¿Que si quieres venir y hacerme compañía?. —Oh si, claro. —¿Oh si, claro?, ¿Qué te pasa?. —Nada, es que…¿Qué opinas de Steven?—pregunté. Melanie hizo una mueca y luego sonrió. —Es aburrido amiga, ya no vas a las fiestas, y solo falta que empieces a rezar delante de todos, no es para ti, ustedes son como agua y aceite. ¿No se suponía que eso era bueno, que los opuestos se atraen?. —Cállate. —No me lo tomes a mal, si crees que es el indicado pues… —Eso es algo que no tengo claro—Le interrumpí. —¿Entonces vendrás?—preguntó Melanie cambiando de tema. —Si, iré. Melanie era mi mejor amiga, íbamos juntas a la facultad, ella siempre venía a mi casa y hacíamos tarea, fue así como se enamoró de mi hermano y terminó saliendo con él. Jamás había ido a su casa, así que no conocía a sus padres, había hablado un par de veces con su padre, pero nada fuera de lo común, él solo me llamaba cuando no podía localizarla, pero si sabía que su papá era un empresario y tenia dinero, ella siempre usaba ropa de diseñador o bolsos muy costosos, era la consentida y yo le hacía burla por eso. No imaginaba la magnitud de su riqueza, hasta que llegué a su casa. Una enorme casa de dos pisos, había autos de lujo estacionados afuera y fue entonces que me entró la duda. —¿A que dijo que se dedicaba su padre?. Hice una mueca y le pagué al taxista que me trajo, el guardia por poco no me deja entrar, pero al final le hablé a Melanie y asunto resuelto, estaba dentro de la propiedad, el jardín principal era fabuloso. Inclusive tenían una fuente, eso es algo que muy pocas veces se ve. Caminé hasta la puerta y esta se abrió de golpe. —¡Viniste!, ¿Por qué tardaste tanto?, vamos, vamos, pasa. Melanie me sujetó del brazo y me arrastró hasta el interior de su casa, al entrar me sentí fuera de lugar, había personas muy formales, platicaban y sonreían. —Te presentaré a mi papá, le he contado tanto de ti que me dijo que quiere conocerte. —No le dijiste nada vergonzoso ¿O si?. Melanie solo sonrió y yo la seguí. Había tenido novios guapos, había salido con hombres mayores, no era una virgen* que se asustara de todo, en realidad yo era bastante extrovertida, tal vez por esa razón me llevaba tan bien con Melanie, pues cuando la conocí, ella vivía en su burbuja de princesa, tan tímida y callada. Tal vez su padre pensaba que yo era una mala influencia para ella, y tal vez lo era. —¡Papá!, ya llegó Wen. Yo miré al hombre que estaba de espaldas platicando, un hombre enfundado en un traje azul, espalda ancha, alto, cabello n***o bien peinado, nada fuera de lo común, hasta que se giró. ¡Cielos!...Ojos negros, deliciosa barba, fornido, elegante, intelectual, llamativo. Resumido en una sola palabra. Cogible*. Muy Cogible*. Era un hombre maduro, Melanie dijo que tenia 48, pero se veía mas joven, sentí que mi entrepierna cosquilleo, y aún más cuando sonrió y aun mucho más por que su mirada estaba puesta en mi. Él se acercó y me examinó con discreción, mientras que yo hacía lo mismo, ¿Cómo Melanie podía vivir con un hombre como ese?, oh cierto, que tonta, era su padre. —Mucho gusto señor—dije tratando de alejar mis pensamientos pecaminosos. —¿Así que tu eres la famosa Wen?—preguntó con esa fabulosa voz, y con esa sonrisa que detenía mi corazón. —No creo ser tan famosa—Respondí casi sin aliento, “Cálmate Wen”. —Mi hija me a hablado mucho de ti. Yo sonreí y miré a Melanie. —No nos avergüences papá— dijo ella. —James, mi amor, el señor Robbie quiere hablar contigo. Mi vista se posó en una mujer rubia y de vestido rojo, esa debía de ser la madre de Melanie. Aquella mujer me miró e hizo una mueca, ¿Qué le ocurría?, ¿Por qué me veía asi?. —Vamos Wen, quiero mostrarte algo— dijo Melanie y me tomó del brazo. —Fue un gusto conocerlo señor. El padre de Melanie me miró y sonrió de un modo muy peculiar, ¿Por qué era tan sexy?. —Igualmente, estas en tu casa. Melanie me jaló y yo solo sonreí. Fui llevada escaleras arriba, hasta llegar a la habitación de Melanie, una enorme habitación donde fácil cabrían diez personas. —Tu casa es fenomenal. —A mi padre le gusta lo mejor, siempre ha sido así. —No me presentaste a tu mamá—Mencioné. —No es mi madre, es la novia de mi padre, es una mujer horrible, se cree la dueña de este lugar, la odio. —¿Y tu mamá?. —Ella vive en Italia con su novio. —A ya veo. —Me gusta mas quedarme con mi papá, él me compra lo que quiero y trabaja mucho así que… —Eres libre. —Si. —Eres una piruja. —Mira quien lo dice— Dijo Mel y me lanzó un almohada. —Tu papá es guapo—Comenté, —Me lo imaginaba, panzón y con lentes, sin cabello y más chistoso, no puedo burlarme de él. —Si, supongo que es guapo, pero no te metas con él, sería raro. —Seria tu madrastra, hijita, ¿Cómo te fue en tu fiesta, con cuantos fornicaste*?. Melanie sonrió y me sacó la lengua. —Solo bromeo—afirmé. —Lo se, se que jamás saldrías con él, además, mi padre es muy correcto, es súper aburrido… Estuvimos platicando y riendo, tomamos un poco y Melanie insistió para que yo me quedara a dormir en su casa, era noche así que acepté, ella bebió de más y se quedó totalmente dormida, mientras que yo me moría de hambre. ¿Qué fue lo que dijo papi?. O si, “Estás en tu casa”. Los invitados ya deberían de haberse ido, así que salí de la habitación y bajé las escaleras, efectivamente, ya no había nadie, la casa era fabulosa, caminé hasta que di con la cocina y me sentí en un súper mercado, tenían de todo. Abrí el refrigerador y mi rostro se iluminó al ver ese pastel intacto ahí dentro, tan solo. Lo saqué de ahí y fui por una cuchara. Di el primer bocado y cerré los ojos. Delicioso, la textura, los trocitos de chocolate deshaciéndose en mi boca. Tomé otra cucharada y sonreí. —Veo que lo disfrutas. Pegué un salto y me tapé la boca al ver al padre de Melanie, el fabuloso señor James. Él solo me miró y yo traté de tragar rápido. —Lo siento, tenía mucha hambre. Él asintió y se acercó, me quitó la cuchara de la mano y tomó un pedazo de aquel pastel, se lo llevó a la boca y yo estaba embobada mirándolo. —Si, esta bueno— dijo y me devolvió la cuchara. Si, por supuesto que estaba bueno. —Wen, ¿Cierto?. —Si, es Wendy, pero todos me dicen Wen, me gusta más, no suena tan infantil. —Si, te queda mejor—Mencionó él mientras veía mis labios, ¿Por qué me veía así?. Yo tomé mas pastel y lo metí en mi boca, todo bajo la mirada de aquel hombre, no podía pensar en él, tenia que recordar que era el papá de mi mejor amiga. Nos miramos el uno al otro y él sonrió. —Eres muy joven. Yo solo hice una mueca y asentí, yo había echó una pregunta mental y él respondió. —Que pase buenas noches— dije lista para ir a dormir. Había sido raro, tal vez solo fue mi imaginación, un hombre como él coqueteando con alguien como yo, no, imposible. Esa noche dormí muy poco y cuando desperté, Melanie ya estaba lista. —Buenos días, oye me habló tu hermano, vamos a ir a vernos al hotel. —Iugh, no me digas todo lo que haces con él— dije mientras me acomodaba de nuevo a dormir. —Me voy. —¿Qué?, ¿Me vas a dejar aquí?. —Papá ya debió de irse a trabajar, trabaja inclusive los fines de semana, así que no te apures, hay comida en la cocina, desayuna y nos vemos en la noche— dijo Melanie y salió a toda prisa. Yo me recosté de nuevo y dormí un poco más, cuando desperté, fui a lavarme la cara y a tomar un baño, me puse mi ropa interior y una enorme camisa que Melanie tenia en sus pertenencias, bajé a la cocina y ahí no había nadie, era sábado, así que tenía el día libre, no había nada que hacer en casa, así que me tomaría mi tiempo, desayunar, vestirme e ir a mi casa, aún no tenia ningún mensaje de mi novio, así que me sentía un poco libre de hacer lo que quisiera. Estaba tomando un jugo, cuando escuché que dos personas venían conversando, me miré a mi misma, estaba en ropas menores, Melanie dijo que no había nadie en casa, entonces…¿Ahora que?. Quería salir huyendo, pero fue inútil. Su delicioso padre entró junto con un hombre que vestía un overol azul, me miró de pies a cabeza y yo solo sonreí. —Hablamos en la tarde Lucas. —Si señor— dijo aquel hombre en overol y se apresuró a salir de la casa. —Buenos días— dijo el señor James. —Lo siento, Melanie dijo que usted ya se había ido, y creí que no había nadie en casa. —¿Mi hija ya se fue?—preguntó él mientras miraba mis piernas. —Si— respondí sin moverme o taparme, él era tan guapo, usaba una camisa polo guinda y unos pantalones negros de vestir que se ajustaban en las partes correctas. —Si, no te preocupes, estas en tu casa. Él fue al refrigerador y sacó el jugo, se sirvió un poco en un vaso y me miró. Yo me acerqué un poco a él y miré sus labios, no podía no hacerlo, solo quería probar un poco, tenia una enorme emoción dentro de mi, había ligado a hombres mucho mas mayores que él, yo solo quería tocarlo. —¿Va a trabajar?—pregunté mientras lo miraba fijamente, él no era tonto, lo sabía, sabía mis intenciones, pero aún así ahí estaba, mirándome de ese modo. —Así es. —Ya veo— dije y una de mis manos rosó la suya, no, no podía. 《Es el papá de mi amiga》, olvídalo Wen. —Iré a cambiarme y después me voy, que tenga un lindo día— dije mientras me alejaba de él, di un par de pasos y sentí una fuerte mano en mi brazo. Un ligero tirón y luego mi vista quedo clavada en esos hermosos ojos negros que destellaban cierta malicia. —Eres muy bonita. Su voz era tan seductora que sentí un escalofrió recorrerme, al carajo*, yo necesitaba un poco de placer y él parecía que sabía dar mucho. Me pare de puntillas y pegué mis labios a los suyos, esto no solo lo hacía por que si, desde que lo vi sentí esa química, ese deseo entre nosotros, no solo era algo que se daba, ya estaba ahí desde mucho antes y él también lo sentía. Me correspondió, sentí su cálida lengua entrar en mi boca, su sabor, su aroma, el calor de su cuerpo, él era perfecto, la forma en que me sujetaba de la cintura y sus labios acariciando los míos. Se alejó de mi y negó. —Perdóname no debí, eres la amiga de mi hija, eres muy joven, no esta bien. Yo respiré hondo y me saqué la camisa que me cubría. —¿Aquí o en tu habitación?—pregunté. Él me miró fijamente. —En mi habitación. Llegamos hasta una habitación mientras nos besábamos y nos calentábamos más, sentía su virilidad, su fuerte cuerpo, era un hombre experimentado, ni siquiera tenia que preguntar, él sabía lo que hacía, era guapo, debió de tener muchas mujeres en su juventud, sin duda aun era un conquistador nato. Me dejó caer sobre la cama y empezó a desvestirse mientras yo lo miraba. Tenia un tatuaje en uno de sus hombros, un tatuaje que se hizo sin duda cuando era muy joven, tal vez en su época de rebeldía, le quedaba bien, tenía un cuerpo perfecto, su mirada me estaba volviendo loca. Se recostó sobre mi y yo lo besé sin darle tiempo de pensar o de razonar sobre lo que íbamos hacer. Yo ya estaba lista para recibirlo, no hacía falta mas preparación, me mordí el labio cuando él se introdujo en mi y no pude contener un gemido. Escuchaba su respiración agitada con cada embestida, con cada movimiento, era perfecto, sus manos acariciaban mi vientre y su se*xo le daba placer al mío. Cambiamos de posición, me monté sobre él, di mi mejor espectáculo, no quería parecer una adolecente inexperta, quería demostrarle que yo también sabía hacer un buen trabajo. No podía, ni quería parar, nadie tenia que enterarse, y eso era mucho mas excitante. Después de un rato quede rendida sobre la cama. Mi cuerpo sudaba y mi respiración trataba de regresar a su normalidad. Había sido magnifico. —Espero que entiendas que esto no debió pasar… Aquí íbamos, me incorporé un poco y lo miré. —Lo se, no se preocupe, no diré nada. Él asintió, para su edad estaba muy bien conservado y todo le funcionaba de maravilla, era una delicia verlo desnudo. —Te quedas en tu casa, yo tengo que ir a trabajar. —Gracias— dije con una sonrisa, no le agradecía por lo que dijo, si no por lo que me hizo, teníamos una especie de conexión él y yo, sonrió y me lanzó una mirada de complicidad, lo miré salir y me abracé de una de sus almohadas, olía tan bien. “Que zorra eres Wen”. Al carajo*, no me arrepentía de nada, todo lo contrario, si pudiera, lo volvería a repetir.

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