NORA
El recuerdo de lo que pasó luego de dejar esa habitación en la mansión fue un poco borroso para mí. Apenas salí del cuarto y bajé las escaleras me encontré con Caesar, parecía algo ansioso, pero no le tomé importancia, en realidad no le tomé importancia a nada más. Ni a mis padres que fingieron preocupación al despedirse, ni a mi hermanastra que quería que me quedara a dormir para “recordar viejos tiempos” y que al final hizo un berrinche por no lograr con lo que quería, ni a Jason quien deseaba hablar conmigo, pero no lo consiguió porque Caesar estuvo en todo momento abrazándome e impidiendo que me tocaran. El toque cálido de esas manos, el aroma a cítrico que sentía alrededor mío, se sentía bienvenido, pero a la vez doloroso. Era como un recordatorio de todo lo que podía haber tenido, pero no lo tuve por una decisión injusta, porque yo estaba en medio de toda la tormenta, porque al final de todo yo era un daño colateral con el que se debía lidiar.
A este punto ya me encontraba muy cansada, cansada de fingir que todo estaba bien, cansada de poner a todo mundo antes que yo, cansada de entender el comportamiento de todos, cansada de ser yo la más lastimada.
En todo el camino que recorrimos hasta la mansión de Caesar me puse a pensar en lo que quería para mí y para mi vida, lo que era necesario y lo que debía de dejar ir. Y en ese adormecimiento que duró todo el recorrido me di cuenta que una venda que cubría mis ojos se caía.
Me di cuenta que no necesitaba a una madre que lejos de apoyarme, solo veía mis defectos, no necesitaba un padrastro ni una hermanastra que solo me trataban como una molestia, no era necesario tener contacto con un ex prometido que me traicionó y que ahora deseaba hablar conmigo, me di cuenta que el árbol genealógico se podía podar, no necesitaba algo así en mi vida, ni ahora ni nunca.
Y por supuesto que no necesitaba a un hombre que, si bien tenía buena química conmigo, dudaba de mi honestidad, ya no sería la misma niña tonta que se ilusiona por el primer gesto amable, o por un simple coqueteo.