¿Quiénes eran las personas que estaban hablando? Sentía como si estuviera con los ojos cerrados pero mi consciencia estuviera alerta, con los ojos cerrados escuchaba un par de voces extrañamente familiares, como si hace mucho tiempo las hubiera escuchado y la nostalgia llenó mi pecho y mi alma, pero ¿dónde escuché esas voces?
— Nos estamos quedando sin tiempo, cada día que pasa me siento más y más débil. He preguntado, pero he obtenido la misma respuesta que me has dado.
— Lamento no ser de ayuda, mi querido amigo. Pero ¿y has intentado ir con las Moiras?
— ¿Nuestras hijas? No hay modo, sabes que, aunque son nuestras no tienen favoritismo por nadie, la última vez que fui a ellas me dijeron que no pueden ir contra los hilos del destino y que no debía interferir.
— ¿Fuiste con Apolo? Él es tu hijo y te tiene estima, tal vez ceda un poco si ha visto la situación.
— Fui con él pensando lo mismo que tú, pero me dijo lo mismo que me dijiste, cuando intenta ver un futuro probable solo ve oscuridad, incluso una posible solución, todo está en n***o.
Las voces sonaban muy nerviosas, podía sentir la ansiedad en cada palabra dicha, aún no veía nada y la verdad me estaba desesperando por saber quiénes eran los que estaban hablando, una de las razones era porque quería averiguar porqué esas voces se me hacían tan familiares y la otra era porque salió un nombre que de inmediato llamó mi atención ¿Apolo? ¿el dios de la luz y la música? ¿qué tenía que ver el dios griego considerado el más apuesto del Olimpo en mi sueño?
— Lo siento tanto Zeus, desde que mis hermanos escaparon del tártaro todo se ha sumido en el caos.
— No es tu culpa Themis, en parte fue nuestro error por pecar de poderosos, somos dioses, deidades sagradas que se supone deberían cuidar de su creación más preciada, pero lo único que logramos fue ser arrogantes y confiarnos en que no había existencia más poderosa que nosotros y fallamos. Debí escuchar tus consejos y no cegarme ante el trono… como siempre, tuviste razón, amiga mía.