Capítulo 10 parte 2

428 Words
“¿estás escuchando? Mírate, celoso por la servidumbre masculina que aún no ha visto a Nora, como si realmente importara si son hombres o mujeres. ¿contratarás más gente? ¿hace un segundo no estabas pensando en alejarte de ella?” Mis pasos se detuvieron justo antes de ingresar al comedor, “es cierto, ella no puede quedarse aquí”, estaba seguro que si mi ninfa se quedaba, no podría siquiera dormir tranquilo, no sabiendo que ella estaba viviendo bajo mi techo, las ganas de verla, acariciarla, de colarme en su habitación para caer en la tentación iban a ganar contra mi fuerza de voluntad, pero ¿dónde viviría? ¿con Adrián y Damián? Ellos vivían en otro estado del país, estaban con él simplemente porque necesitaba su ayuda y luego de eso regresarían a sus puestos. Los guerreros se dividían en parejas, cada pareja vivía en alguna parte del mundo y se ocupaba de alguna sede, pero yo no, aun no habíamos encontrado a mi pareja, lo que era algo raro teniendo en cuenta que nuestros dioses despertaron. La imagen de Adrián despertando a mi ninfa, dándole de comer, acompañándola… “si, eso no iba a pasar” tampoco iba a dejar el cuidado de mi ninfa a los otros guerreros, no era que no confiara en ellos, era que no confiaba en mí, no estaba seguro de poder seguir sin verla al menos una vez al día “soy masoquista” froté mi rostro con mi mano, tenía que hallar la manera de estar lejos de ella, pero no tan lejos como para no verla. “…no diré más” la voz de Zeus parecía incrédula, yo también lo estaría si mi lado racional funcionara bien, incluso estaría avergonzado, pero es que, si se trataba de mi ninfa sensual, mi pensamiento no era normal. — Hombre ¿nos estabas esperando? Qué amable de tu parte. Mis pensamientos se cortaron al escuchar la voz de Adrián, detrás de él estaba Damián y a su lado estaba mi ninfa quien estaba tomando firmemente el brazo de Adrián, mis dientes se apretaron, sentía cómo las venas de mi cuello se hinchaban y el color rojo nubló mi vista, estaba seguro que mis ojos habían cambiado a dorados, mi mirada estaba fija en esos brazos entrelazados ¿cómo se atrevían? ¿Cómo se atrevía Adrián a tocar lo que era mío? ¿cómo se atrevía mi ninfa a seducir a alguien más? “¿estás seguro que es tuya? Tú mismo dijiste que no la querías cerca”
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD