Estaba más que confundido, pero mi respuesta tuvo que ser retenida por un toque de puerta, Kaelus fue el que apareció tras ese el toque después de haber abierto la puerta. Kaelus traía una camisa manga larga blanca con los tres primeros botones abiertos, unos pantalones negros con un par de zapatos negros completando su atuendo. En esta ocasión Kaelus tenía su largo cabello plateado recogido en una cola alta amarrada con una cinta morada que combinaba a la perfección con el color de ojos. Su mirada fría fue hacia la pared luego a los pedazos rotos del celular y luego se posaron en mí.
– Ni pienses que voy a preguntar por tu ataque te ira, no es de mi incumbencia. Lo que sí te voy a preguntar es porqué tu humana renunció a su trabajo, aunque entregó todo lo que se le encargó de manera efi
