Con ese pensamiento golpeando mi mente y corazón, el auto se detuvo frente a la mansión que una vez fue como mi hotel donde solo dormía y a veces comía, no me di cuenta cuándo fue que abrieron las rejas o cuando ingresamos. Solo supe que habíamos llegado cuando Caesar estaba ayudándome a bajar del coche ¿cuándo llegó a mi lado? No tenía idea.
Con nerviosismo puse mi mano sobre el brazo que me ofrecía Caesar y entramos al lugar que una vez fue mi infierno personal, no podía ver el rostro de mi guerrero, después de esa revelación tenía vergüenza de verlo a la cara, no sabía porque, pensaba que si él veía mi rostro se iba a dar cuenta de lo que había descubierto que sentía por él e iba a estar en aprietos dándome una respuesta, no deseaba incomodarlo y menos en un lugar como este así que me prometí que apenas lleguemos a casa le hablaría sobre lo que descubrí. “cuando lleguemos a casa” al parecer hoy era el día de descubrimientos por que me di cuenta que esa gran mansión que una vez fue mi prisión, se convirtió en mi hogar, un hogar donde estaba cómoda.
“Querida, ¿alguna vez sentiste esa casa como prisión? Sé sincera nena”
Mi cerebro traidor como siempre se burlaba de mi lento entender, pero por esta ocasión no me molesté en lo absoluto. Con mi mente más clara, me concentré en sobrevivir a este día.
En todo el tiempo que estuve centrada en mis pensamientos, no me di cuenta que ya habíamos pasado la antesala y ahora estábamos yendo hacia el jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia de compromiso. Un hermoso arco lleno de globo con colores rosa, rojo y blanco se erguía en la puerta que dividía la mansión del jardín. Todo el césped estaba muy bien cortado y muy verde.
En el centro del jardín habían puesto una especie de estrado, con un micrófono y un podio, una alfombra rosada se extendía desde el estrado hasta la puerta que separaba el jardín de la mansión, en los bordes de la alfombra unas masetas hermosas llenas de rosas rosadas y blancas dirigían el camino. Alrededor habían puesto varias mesas blancas redondas con seis sillas en cada mesa, en el centro de cada mesa tenía un arreglo florar con rosas rosadas y blancas. Y frente a esas sillas estaban puestos platos blancos junto a servilletas blancas y rosadas puestas intercaladamente. En el centro de cada plato había una tarjeta de agradecimiento por haber asistido junto a un pequeño chocolate en forma de corazón puesta dentro una bolsita transparente con pequeños corazones y atado con una cinta roja. Al parecer todo era en tonos rosados y rojos y aunque parecía muy sencillo, podía notar claramente que el costo de todo lo que estaba puesto ahí era demasiado alto, empezando con esas rosas. “han tomado la temática de San Valentín demasiado en serio”
— Pero mira a quien tenemos aquí.