El Héroe y el Ladrón

4885 Words
—Se ven mucho mejor ahora. Al bajar, me encontré en un local pequeño, donde unas cuatro personas estaban dispersas en las mesas de madera y la barra, comiendo o bebiendo tranquilamente mientras un delicioso aroma inundaba el ambiente, al fondo había una pianola vieja cubierta de polvo y sólo un par de lámparas estaban encendidas al fondo ya que la luz natural se colaba por las ventanas. Ur limpiaba la barra y luego colocó dos platos sobre esta para que comiéramos, lo que hizo que nuestros estómagos rugieran. —Es una receta saludable para los dos—explicó antes de preparar una bebida. —Gracias—dije para sentarnos a comer. Una de las porciones era más pequeña y decorada con frutas coloridas, lo que llamó la atención de Sora, sonreí y le di las gracias antes de tomar un tenedor para cortar las verduras y una carne bastante suave, cuando le di de comer a Sora exclamó muy emocionado extendiendo su mano para comer solo. Eso me hizo reír y acerqué mi plato para comer, la carne parecía ser algún tipo de ave, pero la textura era suave y esponjosa, reconocí algunas verduras, pero el sabor parecía totalmente diferente (aunque tal vez sea porque hacía tiempo que no comía verduras). Con el primer bocado sentí que estaba en la gloria, eso también pareció emocionar a mi hijo y comió con más ganas moviendo sus piecitos de la alegría. Cuando terminamos, estaba tan satisfecho que me sentía en la gloria, Sora hasta se chupaba los dedos muy contento antes de ver todo alrededor. —Se nota que les gustó—rió Ur a lo que ambos asentimos—. Bueno, creo que esto va a sonar grosero pero, esto no es gratis, tendrás que trabajar para pagar, junto con la estancia, me imagino que no te dieron dinero ni nada. —Mmmmmm creo que sí—comenté pensando en un vago recuerdo de que me dieron algo pero lo tiré—, estaba muy asustado al estar entre tantas mujeres que simplemente hui. Me miró confundido al principio, pero antes de que pudiera preguntarme algo más se abrió la puerta y entró una mujer de cabello castaño claro recogido por un moño, ojos cafés cubiertos por lentes, piel clara, un cuerpo casi huesudo cubierto por una camisa negra y una falda con overol azul que le llegaba a los tobillos. —¡Tú! ¡¿Cómo carajos dejaste que tu hijo estuviera en esa condición?! —¿Eh? La mujer se acercó a mí y rápidamente tomé a Sora para alejarme. —¡No trates de escapar!—exclamó furiosa—. ¡Este pobre pequeño estaba muy desnutrido! Más vale que tengas una razón para eso. Me falta el aire…. —Rose, creo que te tiene miedo. —¿Ah? Me alejé lo más que pude de la mujer, abrazando a Sora y luchando por respirar. —A ver muchacho, tranquilo—Ur se acercó tratando de calmarme—. Ahora entiendo lo que te referías. _____ Cuando me calmé lo suficiente, los clientes se habían ido y sólo estábamos los cuatro, Sora tomaba mi mano pero no parecía asustado de la mujer, al menos él no tiene algún trauma como yo. Ur me preguntó por qué reaccioné de esa forma y tuve que contarles todo lo que me pasó en los últimos años; la muerte de mi esposa, el secuestro, mi vida en el sótano, la muerte de mis padres y el escape. —Eso explica por qué ambos estaban tan desnutridos—escuché decir a Rose que se había sentado al otro lado del local mientras Sora parecía ya más tranquilo caminando y explorando los alrededores. —Y que estén tan pálidos—comentó Ur mirando a Sora—. No me extraña que tu hijo se enfermara si lo sacas en medio de la noche sin ninguna defensa en su cuerpo, tienes que llevarlo a vacunar pronto—luego me miró—. Pero ese miedo a las mujeres también tienes que tratarlo, eso te puede causar muchos problemas en una ciudad como esta. Asentí pensando en cómo iba a resolver este problema. —Por cierto ¿Cómo te llamas?—preguntó Rose—. ¿De verdad eres un héroe? —Daniel White—respondí acariciando la mejilla de mi pequeño—. Él es Sora, y si…creo que me dijeron eso cuando me trajeron aquí, creo que también dijeron que era ¿El número 100? —Mmmm creo que eso empeoró tu pánico a las mujeres—bufó Ur—. El Templo de Plata está lleno de mujeres, incluso los guardias son chicas muy bien entrenadas para defender a las sacerdotisas y a la Gran Santa. —¿Gran Santa?—pregunté confundido. —Dame un momento—dijo dejando los platos sucios en un lavado—. Rose, pon el cartel de cerrado. —Voooy—dijo antes de abrir la puerta y alejarse un poco. —Dame un momento —dijo entrando a una habitación junto a las escaleras. Cuando regresó, llevaba un libro grueso en sus manos mientras Rose volvía y cerraba la puerta. —Muy bien, comencemos desde el principio—dijo Ur mostrándome un mapa de un sitio totalmente nuevo para mí—. Este mundo se llama Proreita, más específicamente nosotros vivimos en la isla de Kemoh, donde vivimos los humanos con las Bestias mágicas —señaló una isla más o menos grande—. Si te das cuenta, la isla está casi en el centro del mundo, eso hace que el nivel de magia sea mayor que en otros lugares, o eso se cree. Magia…Bestias…vaya, nunca pensé que formaría parte de una historia de fantasía. —Estamos actualmente bajo el mandato del rey Roman pero el anciano está por estirar la pata. —Ur—Rose le regañó aunque claramente se estaba riendo. —Es la verdad,—bufó antes de continuar— en teoría estamos en un periodo de transición entre el príncipe Albao y el príncipe Baro, el problema es que Baro está siendo apoyado por los del Templo de Plata y ellos son los que invocan héroes para “derrotar” a los Reyes Demonio. —¿Reyes Demonios?—pregunté extrañado cuando habló en plural—. Creí que era uno. —Nah, se supone que hay uno por cada territorio y sus comandantes—explicó Rose haciendo caras graciosas para hacer reír a Sora—. Actualmente el Rey Demonio del Este fue sellado hace veinte años y ya no tiene aliados, al igual que el Rey Demonio del Oeste, el del Sur ya fue derrotado pero los monstruos están buscando candidatos, queda el del Norte, pero ese fue el causante de la muerte de los héroes que lo desafiaron. —¿Y se supone que yo lo debo derrotar?—pregunté asustado. —Nah, hoy en día a nadie le interesa si lo derrotas o no—dijo Ur como si nada. ¿Qué rayos? ¿No se supone que el héroe tiene que derrotar al malo? —Verás—dijo Ur rascándose la calva—. Al principio sí estábamos asustados por las Bestias y los Reyes Demonio, así que los sacerdotes invocaron a alguien para que protegiera la isla, era una mujer que fue bendecida por los mismos dioses, su magia era tan poderosa que acabó con los cuatro reyes y creó una barrera para impedir que los monstruos escaparan de la isla, esta ciudad se llama Solaria, ya que es el lugar donde fue invocada la mujer y sus poderes eran tan grandiosos como el mismo sol, lo que hizo la conocieran como la Gran Santa. —Por eso las sacerdotisas del templo son más importantes que la familia real de Kemoh—se quejó Rose tomando las manitas de Sora para jugar y él parecía muy contento. —Ok, creo que entiendo un poco—respondí—. Pero entonces ¿Por qué me invocaron? Ambos suspiraron con fastidio. —La Gran Santa hoy en día sólo es el título que se le da a la Sacerdotisa más importante del templo—explicó Rose—. Cuando se descubrió que los monstruos estaban eligiendo a sus siguientes reyes, la gente del templo volvió a invocar a alguien…y fracasó. —Terminó muriendo—concluyó Ur—. Luego volvieron a invocar a alguien, esta vez pudo matar a uno de los Reyes pero después fue asesinado, así que invocan a otro héroe que pueda matar al menos uno—suspiró—. Al principio era una invocación para proteger la ciudad, pero poco a poco esos héroes prefirieron enfocarse en otras cosas, así que empezaron a traer y construir cosas, hoy en día tenemos luz, agua potable, medios de transporte entre otras cosas, como el héroe número 100, supongo que esperan que traigas más progreso, ideas nuevas, etcétera. …Vaya mierda. —En otras palabras, a nadie le interesa si gano o no—resumí y ambos me dieron la razón—.....¿Puedo trabajar aquí? —Lo harás de todas maneras para pagar tu cuarto y todo lo que me has hecho gastar—refutó Ur—. Pero te recomiendo registrarte al menos en el gremio de Aventureros y aceptes algunas misiones, así sean de recogida de objetos o derrotar slimes. Lancé un largo suspiro pensando en toda la situación, realmente no tenía muchas opciones: Rechacé el dinero que me dieron, tenía que pagarle a Ur, no conozco nada de este mundo y si no me equivoco…no tengo a una compañera que se quiera unir a mi grupo para irnos juntos de aventura. ...Aunque pensándolo mejor eso último no es importante. ____ —Yo me encargo de la farmacia del frente, así que cuando derrotes a los monstruos puedes traerme sus pieles o partes para hacer medicina, la carne y los órganos depende de lo que sean pero si se los das a mi esposo te hará un fabuloso festín. —Gra-gracias Rose—trataba de acercarme a ella para hablar y quitarme un poco el miedo—. Aunque no sé cómo se supone que voy a “derrotar monstruos” cuando fui secuestrado y maltratado por un ser humano. Ella me miró por un momento antes de mirar al techo. —Mi padre solía decir que es más fácil cazar bestias que a los humanos—expresó antes de sonreír—. No te preocupes, eres un buen chico, seguro que podrás arreglar todo esto. Sentí un gran alivio en mi corazón al escuchar esas palabras, Rose era definitivamente muy amable y a Sora le cayó muy bien, me alegra que mi hijo no tenga que lidiar con algún trauma parecido al mío. —Por cierto, a esta hora la mayoría de los clientes de Ur son hombres, así que no te preocupes—comentó acercándose a Sora—. Dime pequeño ¿Quieres que te cuente un cuento mientras tu papi trabaja? Al principio parecía dudar pero luego se acercó y Rose lo cargó emocionada. —¡Awwwwww! ¡Eres tan lindo!—dijo besando su mejilla, lo que lo hizo reír—. Te compraré ropa nueva, te enseñaré a leer y escribir, no te preocupes, se me da bien cuidar niños y trabajar. —¿Segura que no tendrás problemas?—pregunté sorprendido. —Nah, tampoco tengo muchos clientes desde que pusieron el tranvía y la gente va al centro a vender sus cosas a mejor precio—explicó tomando un trapo y cubriendo sus dedos para hacer una especie de títere—. Además, tampoco tengo muchas cosas en mi local, salvo cuando vienen los híbridos y como no pueden ir la Zona Media… ¿Híbridos? Iba a preguntarle qué era eso hasta que la puerta se abrió y entró un hombre alto de piel morena muy musculoso con botas de cuero altas, pantalones largos de color n***o al igual que su abrigo y su capa. —¡Hola Atem!—exclamó Rose caminando hacia él—. ¿Cómo te fue en la última misión? —Hola Rose—respondió en un tono cansado—. Bien, pero me quitaron la mitad de los bienes porque mi compañero exigió salirse del grupo. —Te dije que ese tipo no estaba preparado para semejante reto. —¡Oh, vamos, Rose!—se quejó el chico—. ¡Esta misión estaba regalada! —¡Leja!—exclamó Sora tomando la capa del chico. —¡Sora, no! Corrí tratando de alejar a mi hijo, pero en eso la capa del chico se bajó, mostrando dos enormes orejas peludas y pude ver sus ojos que eran de un color ámbar brillante. ¿Eh? —¡Leja, Leja!—decía Sora aplaudiendo y tratando de tomar las orejas del hombre. —¡¿Qué estás haciendo, mocoso?!—exclamó el chico. —¡Lo siento mucho!—exclamé cargando a Sora. Era la primera vez que veía a mi hijo tan emocionado, una parte de mí estaba feliz de verlo más tranquilo, pero yo apenas estaba procesando lo que estaba viendo. ¿A este tipo de personas se refería Ur con lo de Bestias? —...Ah, veo que estás mejor—dijo el chico al verme. —¿Cómo? —Ah, fue Atem quien los trajo—comentó Rose mientras Ur se acercaba y tomaba un vaso para servir algo. Me sorprendió mucho escuchar eso, ese chico parecía ser molesto pero si fue capaz de ayudar a un tipo enfermizo con un niño, podía estar tranquilo con él. —Muchas gracias por ayudarnos—le dije agradecido—. Probablemente habríamos muerto si no nos hubieras ayudado. —...No te preocupes—dijo tomando la bebida que le ofrecía Ur—. Aunque me sorprendió mucho verte caer frente a mí como si nada, de hecho pensé que eras mujer con lo flaco y pequeño que eres. No me había visto en el espejo, pero estoy seguro que debía parecer un esqueleto andante y mi cabello está muy largo por tanto tiempo sin cortarlo. —Entonces ¿Eres el nuevo héroe? —Eso creo—medité—. ¿Te diste cuenta cuando salí de la nada? —No, una de las sacerdotisas del templo viene al gremio de Aventureros del Sur todos los días esperando al nuevo héroe—respondió con total calma—. Se está volviendo muy molesta así que ve y regístrate para que se largue. —Oh—me sacudí el cabello avergonzado—...¿Debo ir? —Al menos tienes que registrarte en el gremio—comentó quitándose la capa—. Digo, eres el “salvador” número 100, seguro que todos están emocionados de saber de tu existencia—desvié la mirada incómodo —. Debes tener algún talento mágico o físico, no creo que hayan invocado a alguien que no tenga nada útil que ofrecer—miró a Ur como si esperara que le dijera algo positivo de mí, pero él desvió la mirada nervioso—....Ok ¿Qué sabes hacer? ¿Tienes algún talento especial? —...Solía hacer pasteles—respondí avergonzado dejando a Sora en el suelo—. Antes estudiaba para ser pastelero… Atem me miró muy molesto. —Menos mal que no hay guerra o estuviéramos jodidos—susurró antes de gritar—. ¡¿Qué demonios?! Sora se había acercado de nuevo a él y estaba jugando con una ¿cola? —¡Ato! ¡Ato!—decía muy contento saltando y jalando la cola negra y esponjosa de Atem, quien lo agarró molesto. —¿Esto es tuyo?—preguntó. Agarré a Sora y miré al tipo enojado. —Si, es mi hijo y cuidado con lo le dices—gruñí. —Pues que no me moleste—respondió mostrando los colmillos antes de mirar a Ur—. ¿De verdad es el héroe? —Eso parece—comentó—, ¿Por qué no lo llevas al gremio y lo ayudas a conseguir compañeros para que gane experiencia? O mejor aún, puedes unirlo a tu grupo. —¡Ni loco!—exclamó antes de mirarme—. No quiero nada que ver con los invocados, son molestos y se creen superiores a los demás. No dije nada más, la verdad es que no quería hacer esas cosas de héroe ¡Fui secuestrado por una loca! ¡¿Qué demonios tenía eso de heroico?! —Oye, necesito que el chico acepte misiones—insistió Ur—. No tiene dónde quedarse ni dinero ¿Cómo va a pagar todos los gastos? —Atem, tú lo trajiste aquí y de acuerdo con las normas debes asegurarte que esté sano y salvo antes de desligarte de él—aseguró Rose—. Además ¿Olvidaste que tienes una deuda con nosotros?—eso último preguntó con una sonrisa burlona—. Aún nos debes dinero ¿O prefieres vender tu cuerpo? El hombre gato apretó los dientes enojado, luego me miró y caminó hacia la salida. —Muévete, te llevaré al gremio y dependiendo de lo que puedas hacer te aceptaré en mi grupo. No estaba para nada convencido, pero tampoco tenía muchas opciones. Además, debía ayudar a Ur y a Rose luego de todo lo que hicieron por nosotros. —Vamos, Sora. —¿Dode papá?—preguntó curioso Sora tomando mi mano. —A buscar un nuevo trabajo—sonreí decidido a empezar de cero en este lugar de una forma u otra—. Madre, padre, Sam, deséenme suerte. ____ (Pv Atem) Me lleva el carajo. No podía creer que iba a lidiar con un tipo inútil como este y todo por ser “amable”. —Aff…Aff Me di la vuelta y vi al chico luchando por subir la pendiente de la ciudad. —¿No me digas que ya estás cansado?—le pregunté sorprendido. —Es que…hace mucho…no hago ejercicio—gimió agotado mientras el niño miraba a todos lados muy emocionado. Estoy a punto de golpear a alguien. —Pues más vale que aprendas a caminar por aquí—me quejé—. Solaria prácticamente es una colina, la Zona Baja es la más inclinada…o eso dicen, nunca he ido a las otras dos. —Aff…Aff…—gimió agotado—. ¿Por qué no? —Los híbridos no entramos a los lugares de los ricos—dije mientras el niño se ponía a darnos vueltas entre risas—. Tal vez te hayan dado una casa en la Zona Media—se acomodó y se encogió de hombros—. Bueno, es una idea, de todas formas, no sé que hay en esa zonas, aparte obviamente del Templo y el Palacio, la estación del tren y los tranvías están por aquí así que no creo que haya nada interesante. —¿Tren? ¿Tranvía?—preguntó sorprendido—. ¡¿Hay tanta tecnología aquí?! —¿Mn? Si, los antiguos héroes trajeron eso—expliqué ignorando al mocoso que no paraba de jalar mi cola—. También tenemos piedras mágicas que brillan más que las antorchas, servicio de agua potable y bueno hay relativa paz entre la gente y los humanos, al menos los que están fuera de las Zonas Altas y Medias. —Entonces ¿Los híbridos nacieron por esa paz?—me preguntó curioso. —....Se podría decir que sí—susurré antes de seguir caminando—. Vamos, ya casi llegamos a la plaza y ahí está el gremio de Aventureros del Sur. El chico se quejó pero siguió caminando mientras el niño saludaba a todos sin soltar mi cola, supongo que le agrado. Miré disimuladamente al chico que se ponía a temblar cuando una mujer se acercaba mucho, parecía bastante débil pero al menos tenía mejor aspecto que cuando cayó frente a mí. —¿Y? ¿Qué te parece la ciudad?—le pregunté mientras llegábamos a la plaza central. —La verdad se ve bastante limpia—sonrió—. Quitando las subidas y bajadas, realmente parece una ciudad tranquila y agradable. —Si, la verdad esta ciudad es muy bonita—sonreí. Solaria era una de las ciudades más hermosas de la isla, incluso la parte “pobre” de la ciudad era bastante impresionante. Todo estaba protegido por antiguas murallas de piedra blanca que se remodelaban más por tradición que por seguridad, las casas tenían una estructura sencilla de piedra y madera que se elevaban hacia arriba entre las calles empedradas llenas de luces, más arriba estaba la zona comercial, el mercado y por supuesto el Gremio de Aventureros, un lugar donde las pocas personas interesadas en salir de la ciudad cumplían misiones para protegerla o simplemente para obtener carne fácil. —Aquí es—le dije cuando llegamos a un enorme edificio de tres pisos de piedra roja con el cartel que ponía "Gremio de Aventureros, Sur". El chico se detuvo con el niño que bostezó y lo sostuvo antes de entrar conmigo. —Esto…¿Me ayudas si tengo que leer algo?—preguntó tomando mi manga mirando el interior del local. —Bien, pero a ver si aprendes a leer pronto—le dije sorprendido de que me tratara con tanta confianza tan rápido. Al entrar el olor a tabaco y risas de la gente inundaban casi todo el edificio, ya que el piso de arriba servía como comedor colectivo mientras que abajo se hacían apuestas y bebían luego de un largo día de trabajo, el chico miraba todo muy curioso al igual que el niño, había toda clase de personas hablando o comiendo ignorando lo demás, algunos negociaban con los productos que encontraron e incluso vendían armas que ya no usaban. —Hay muchos híbridos—susurró mirando a muchos de los aventureros mitad bestia o incluso bestias puras. —Esta es la única sede del gremio de Aventureros donde podemos acceder, los humanos de buen nivel van a las de las otras zonas—expliqué—. También hay algunas fuera de la ciudad pero las misiones son de custodia o recolección, uno se cansa de las mismas todo el tiempo. Asintió mientras llegábamos frente a una chica con vestido gris y cabello recogido, quien estaba a cargo de registrar a los aventureros o aceptar las misiones, el chico retrocedió al verla claramente incómodo. —¿Puedo ayudarles?—preguntó la chica acomodándose los lentes con fastidio. —Él quiere registrarse en el gremio—señalé al chico. Ella lo miró de arriba abajo, lo que lo puso más nervioso. —Ya que— dijo con molestia antes de levantarse. Fue a buscar una esfera y una caja con un agujero, la colocó frente al chico y se sentó nuevamente. —Por favor, acerca tu mano a la esfera—dijo colocando una tarjeta debajo de esta. —S-Si—susurró obedeciendo. La esfera comenzó a brillar con colores similares al arco iris, la tarjeta comenzó a moverse y escribió los datos del chico. Cuando el brillo terminó, la tarjeta voló hacia su mano y se transformó en un brazalete de color azul. —Gracias por registrarte—dijo la chica tomando la esfera—. Veamos…Daniel White, héroe invocado…¿Héroe invocado?—volvió a mirarlo sorprendida—. ¿Eres el chico que llevan días buscando? —Yo…supongo que sí—respondió incómodo. —Vaya, justamente cuando esa chica se fue a su hotel—comentó antes de mirar de nuevo la esfera—. Muy bien, sigamos…por lo que veo en tu estatus…sirves más como mago blanco. —¿Mago blanco?—preguntó sorprendido—. ¿No son los que curan heridas y esas cosas? —Así es—respondió revisando la esfera, supongo que ella verá algo que nosotros no, porque honestamente no veía nada más que su reflejo—. ¿Quieres registrar alguna dirección y el grupo que vas a crear? —El Restaurante de Ur, y se va a unir al mío—le dije acercando mi mano para mostrarle mi brazalete—. Atem, Ladrón de rango B, grupo “Real Felino”. —¿Eh? ¿Si me dejarás entrar a tu grupo?—preguntó emocionado. —Un curandero es muy necesario, casi tanto como los acorazados o arqueros—respondí feliz—. Además, por lo que veo no será fácil para ti formar un grupo y tienes que pagar el registro pero me imagino que no tienes nada—negó con la cabeza mientras el niño tocaba curioso el brazalete—. Muy bien, entonces es oficial. —¿Vas a unirte a Atem? Fruncí el ceño al escuchar a un hombre en la mesa más cercana. —No te lo recomiendo, niño—dijo en tono burlón—. Su grupo tiene tres tipos muy raros y sino eres parte de ellos te abandonará, le gustan los anormales. Apreté los puños deseando poder darle una paliza a ese idiota. —Gracias, pero creo que puedo confiar en Atem—respondió sonriendo. ¿Eh? ¿Confiar…en mí? —Que tipo tan raro—pensé—......Aunque…me alegra que confíe en mí. —¡Tú! La puerta se abrió de golpe y entró una chica con una capa blanca, mallas negras hasta la falda, botas altas marrones y pelo rubio que caminó hacia Daniel y este retrocedió asustado. Sentí que debía protegerlo, así que me coloqué entre ambos. —¡¿Tienes idea de cuántos problemas me has causado?!—gritó la mujer haciendo que el niño abrazara a su padre temblando de miedo—. ¡Llevo cuatro días esperando aquí a que te dignaras a aparecer! ¡¿Cómo es posible que tardaras tanto en venir?! ¡Se supone que eres un héroe! Hubo un silencio sepulcral en todo el lugar, los demás aventureros se quedaron boquiabiertos mirando a Daniel, en eso el niño comenzó a llorar abrazándose más a su padre, eso hizo que sacara valor y diera un paso hacia la mujer, enojado. —¡Ya basta! ¡Ustedes me trajeron aquí y me tiraron como si nada!—exclamó—. ¡Tuve mucha suerte de que alguien me ayudara porque ustedes me echaron a patadas! ¡No tengo ningún interés en ayudarles a lo que sea que quieran de mí! ¡Ayudaré a los que sí hicieron algo por mí, y esos son Ur, Rose y Atem! ¡Así que déjame en paz! Lo miré boquiabierto al igual que todos. ¿Le acaba de gritar a una sacerdotisa del templo? Ella también estaba impactada pero Daniel le dio la espalda y acunó a su hijo caminando hacia la chica de recepción. —¿Falta algo más?—preguntó con una voz mucho más masculina de lo que había hablado antes. —¿Eh? ¡Ah! S-sí—dijo la chica todavía impactada antes de tomar la caja—. Sólo te puedo dar un arma para comenzar tu aventura, tienes que sacarla de aquí. No preguntó nada más y simplemente me pasó a su hijo que se calmó un poco antes de jalarme las orejas, al menos ya no lloraba. Daniel metió la mano en la caja y se sorprendió un poco cuando se dio cuenta que era más grande de lo que aparentaba, vi su hombro moverse como loco y se puso de puntillas tratando de agarrar un arma, finalmente luego de jalar un poco al fin logró sacar…algo. —¿Qué es esto?—preguntó cuando vio esa cosa. —Parece un cetro de magia—dijo la chica confundida—. Bueno tendría sentido siendo un mago blanco. —¿Mago…blanco?—preguntó la sacerdotisa—. ¿No un mago elemental, un arquero o espadachín? —No, no soy ni uno ni otro—gruñó molesto mirando el cetro—. Parece una especie de paleta de pastelería. Este chico era raro de narices, el niño miraba la extraña arma y parecía muy emocionado. —Vamos Atem, le pediré a Ur que cuide a Sora mientras tú y yo vamos a una misión—me sonrió emocionado. —¿Eh? ¡Ah! Si—dije mirando rápidamente el cartel de misiones que estaba justo a nuestro lado—. Esta servirá para empezar—tomé una hoja de papel y nos fuimos ignorando a la chica. —¡Oye! ¡Tienes que aceptar esto!—gritó tratando de darle un saco de monedas. Molesto tomé la bolsa y la miré. —Listo, ya cumpliste tu misión, ve a molestar a otra parte—gruñí guardando la bolsa—. Al menos con esto podrás pagarle a Ur. —Buena idea—dijo más tranquilo antes de cargar al niño—. Mira Sora, ahora papá tiene trabajo. —¡Chi!—exclamó el niño aunque dudo que lo entienda realmente. —Bueno, vamos entonces—le dije mirando el atardecer—. Ojalá que realmente ese chico pueda seguirme el ritmo…no me ha rechazado por ser mestizo, ya eso es un gran avance.
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