Admirador.

586 Words
Ese era el problema: yo perdía la paciencia rápido y él era una maldita espina, molestándome en cada paso que daba. - ¿Qué? Es la verdad, primito... Pero la pregunta es: si es bonita y de buena familia y no una campesina mediocre que no sabe tomar un cubierto... Así como una que tuviste, que la verdad, me dio pena por tu gusto, primo. - Me mordí el labio internamente hasta desangrarme; ya no iba a soportar un insulto más de su parte. ¿Cómo se atrevía a insultar a mi mujer? En mi mente retumbaban insultos, amenazas, ganas de matarlo enfrente de todos, matar a todos. - (Lo voy a matar, lo voy a descuartizar y dárselo de comer a los perros) - Ya no pensaba con claridad; mi lado oscuro estaba por tomar control. Mis ojos se tornaron rojos, las venas de mis brazos y cuello resaltaban. Escuchaba distorsionado, apenas la sensación de una mano tomando mi brazo y tratándome de sentar, pero mi fuerza era inferior a la de él, que tiró de él. Me levanté de mi asiento, soltando un golpe a la mesa de madera. -Dije que de seguro tu es una campesina y sin modales.. - Dijo en tono sarcástico y firme, esta vez no le iba a perdonar la vida todo este tiempo se la perdone por el maldito viejo qué me lo prohibía, pero me valía un bledo en este momento. -Quien es una mujer sin modales - Unas manos suaves tomaron mi brazo izquierdo y lo rodearon. Conocía esas manos y, más aún, esa voz; era de Scarlett. Volteé a mirarla y era ella, tan bella y hermosa, con un espléndido vestido que acentuaba sus curvas y ese exquisito maquillaje que la hacía ver tan natural. Los ojos de los miembros de la familia y socios parecían atravesarla, escrutando cada centímetro de su cuerpo. Sus miradas eran casi palpables, como si pudieran ver cada pensamiento y emoción que pasaba por su mente. Algunos parecían intrigados por su presencia, mientras que otros parecían dudosos o incluso abiertamente hostiles, como Lucas. Estaba claro que su llegada había despertado una mezcla de emociones dentro de ellos. —¿Qué haces aquí, mujer? ¿Quién te trajo?— Murmuré en voz baja y molesta; su sonrisa se desvaneció y me quedó viendo fijamente, confundida; hasta se miraba un poco decepcionada. —Otra vez tú... Bueno, ni modo... Vine porque tu mamá me mandó y su chófer me trajo, pero jamás creí que tenías a un gran admirador.— Tenía que ser la metiche de mi mamá. ¿Para qué, demonios, quería que ella viniera aquí? Yo había dejado orden de no dejarla salir por nada del mundo; parecía que era ella quien les pagaba y no yo a esos inútiles. - Regresa a la casa ahora mismo y no vuelvas a salir sin mi permiso. Ve directo a la casa; si llego y no te encuentro, te juro que te buscaré y te romperé las piernas. - Murmuré con voz ronca e intimidante. No la quería fuera de la mansión y que la viera así, aunque estaba orgulloso, pero los celos de que la desearan me hervían la sangre. - Ah, con que tú eres la mujer de Demian, finalmente te conozco — dijo Lucas con voz profunda y lujuriosa desde la otra cabecera de la mesa, con una sonrisa pícara, la mirada sin escrúpulos y sin respeto. Le iba a sacar los ojos por codiciar lo que es mío.
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