Cultivar un amor.

1016 Words
Era difícil adaptarse a sus cambios de humor. Durante la cena, no dejaba de hablar de la fiesta que era mañana, de los planes que tenía en mente y de que contrató a las mejores maquillistas, estilistas y todo para que, desde temprano en la mañana, tuviera un momento relajante con un tratamiento para el cuerpo, que no tenía que preocuparme de nada, ni del vestido; tenía todo a la perfección. Ya lo había escuchado antes, pero como lo decía ahora era diferente; lo decía con tanto amor en sus palabras y con tanto orgullo. - Te verás hermosa, como la reina que eres, como mi esposa. - Había dejado de comer; mi atención se centraba en él, sin poder creerlo. Sus ojos no eran fríos y severos, eran suaves y llenos de calidez, como los de mi Christopher. Parecía que lo veía a él y me llenó de melancolía recordarlo, y dolía. Demian tomó mi mano al verme triste y besó la palma de mi mano. - ¿Qué tienes, cariño?... ¿Dije algo malo que no te gustara? - No era que dijera algo malo; para decir verdad, me gustó mucho el hecho de que se preocupara por mí de esa manera. Era lindo cuando hacía las cosas porque quería y no por obligación, pero en este momento no podía odiarlo. Mi odio se había esfumado y solo quedaba un cariño por alguien que mató al amor de mi vida. - No... Solo que se me hizo lindo tu detalle; el que hayas hecho eso por mí me encantó. - Al escuchar mis palabras, fueron lo mejor que hubiera escuchado porque sonrió y nuevamente volví a besar mi mano. Incluso su sonrisa era tan dulce e inocente; parecía que no era un psicópata, asesino y violento. - Todo sea por ti, mi amor... Quiero que luzcas tan hermosa, no como un premio, ni para competir con los demás magnates... Sino porque eres la única mujer de la cual estoy enamorado. Mañana quiero celebrar la belleza única de la persona que amo... Quiero crear momentos especiales que resalten la conexión emocional, más allá de las posesiones materiales contigo... Quiero que vean las cualidades internas y la personalidad, que son lo que realmente te hace brillar... Y sobre todo.. Quiero fomentar una relación basada en el respeto mutuo, la admiración y el apoyo incondicional contigo, mi amor... Recordar que el amor verdadero se nutre de acciones y palabras sinceras, no de comparaciones o competencias... Cultivar un amor que inspire a ambos a ser la mejor versión de sí mismos, juntos... - ¿Qué fue eso? ¿Acaso escuché bien o estaba alucinando? Traté de ver alguna reacción de su parte que me dijera que estaba mintiendo, pero no, realmente lo estaba diciendo con tanto afecto y verdad. No estaba mintiendo; su mano apretó la mía y siguió mirándome con esa sonrisa dulce y gentil, esperando una respuesta de mi parte, pero yo no sabía qué decir. —Está bien, cariño... No te presiones. Sé que tal vez fui un poco más allá, pero lo que digo salió de mi corazón... Siente cómo late por ti— Su mano jaló la mía, llevándola a su pecho, justo en su corazón. No mentía; su corazón latía rápido, en verdad me amaba. - T-te... Te creo, solo que me tomaste desprevenida y me dejaste sin palabras...— Quería sacar mi mano de su pecho, pero Demian me la tenía presionada, hasta que la aflojó un poco y la llevó a su boca. Lentamente, empezó a besarla, subiendo con pequeños besos desde la palma de mi mano, subiendo por mi brazo hasta mi hombro, estirándose desde su asiento.- Me encanta cuando me tocas; tus manos son tan suaves y delicadas, y como hueles, me vuelves loco. - Loco ya estaba, pero bueno, lo dejé tocarme y besarme. No me causó desagrado; simplemente eran pequeños besos en mi hombro y cuello, y yo seguí comiendo con tranquilidad. Hasta que se detuvo y empezó a tener la respiración pesada y agitada, lo que me causó escalofríos. - Yo... me iré a la habitación, cariño... - Qué extraño, no entendía qué sucedía. Estaba por preguntarle, pero ni me dio tiempo cuando se levantó rápido y se fue sin mirar atrás. Ya no entendía nada; no hice nada ni dije algo para que reaccionara de esa manera. Me quedé un rato en la mesa; ya había terminado, solo que estuve pensando si le pasaba algo. Era mejor ir de una vez y preguntarle; no quería dejarlo así, tal vez tenía algún inconveniente y necesitaba ayuda. Me levanté y caminé hacia la habitación. La puerta estaba entreabierta y solo empujé; no había nadie en la habitación más que el sonido de la regadera. Por mi mente pasó el hecho de que, más seguro, se había esfumado el Demian que me gustaba y que, cuando saliera, estaría viendo al imbécil y odioso que detestaba. De una vez cerré y me senté en la orilla de la cama, cruzada de brazos, para esperar algún reproche de su parte. Al escuchar que la regadera fue apagada, miré en dirección a la puerta. Al verlo salir con solo una toalla cubriendo de su cintura para abajo y mientras se secaba el cabello, no pude evitar mirarlo porque se veía atractivo, recién salido de bañarse, y con sus cicatrices y tatuajes, que bien se miraban. - ¿Cariño? ... - Me había sumergido en lo indebido y, al escucharlo, sacudí la cabeza y lo miré a la cara. No había cambiado; era el mismo. - ¿Sí?.... Este... Perdón, ¿me decías algo?- Qué vergüenza, lo estuve viendo e imagino cosas obscenas, cuando yo lo había visto de esa manera deseable, tal vez porque no era el cínico que me caía mal.- Te pregunté si ya habías terminado de cenar o si quieres algo más, mi amor... Puedo pedir que te lo traigan- Menos mal, no era lo que pensaba y me alivié. Sonreí y sacudí la cabeza en negación. - No, gracias... Estoy satisfecha... No necesito nada más. -
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