El trabajo del día estuvo intenso, más que intenso y yo logré olvidarme de mi obsesión/atracción/calentura por Etienne con asignaciones labores. Trate de no pensar en él y en su voz melodiosa la mayor parte de la jornada pero el acercamiento de un compañero de trabajo en mi escritorio retiró esa idea de mi cabeza. Jordan se llama el hombre de treinta y tantos que se ha sentado en mi mesa de trabajo. No sé quién lo mandó, ni quién le dijo que eso era agradable o atractivo. ─ Aisha ¿ocupada de tanto trabajo hoy también? ¿Es que no sabes descansar? ─ me pregunta en un tono bajo. ─ ¿Cuando eres nueva en un trabajo, la palabra descanso no es una especie de falta en sí Jordan? ─ cuestiono concentrándome en mi computadora. ─ Sí pero algunas veces hace falta distraerse y soltar el cuerpo

