Capitulo Diecinueve: " Loco "
SEBASTIÁN HILXMAN
Mire a Lyra que salía de la ducha, el vapor aún danzando a su alrededor, su cabello rojo zanahoria húmedo pegándose a su espalda, sonreí apenas observándola con ternura
Habían pasado dos días desde que fuimos de compras, y aunque traté de mantenerme al sereno, seguía sintiendo esa opresión en el pecho cada vez que ella hablaba con emoción sobre los bebés con Hatson o simplemente fantaseaba al aire todo lo que tenía planeado para ellos y para nuestro hogar. Su vientre no era tan grande para estar esperando gemelos, pero cada día se notaba más
No había vuelto a la oficina desde aquella cita con la doctora. Pedí que todo mi trabajo se me enviara a casa, cualquier reunión que necesitara mi presencia se pospusiera o alguien más se hiciera cargo. No podía dejarla sola, no cuando el miedo me carcomía día y noche
Desde esa maldita cita, mi mente se había convertido en un campo de batalla
La incertidumbre, el dolor, la duda... el odio.
Todo se entrelazaba en mi cabeza sin darme tregua, odiaba a esos bebés, aunque en el fondo supiera que no era culpa de ellos. Odiaba que estuvieran arrebatándome a Lyra poco a poco, que la estuvieran poniendo en peligro. Ella insistía en que todo iba bien, en que la doctora la estaba monitoreando de cerca, y adoraba que pusiera tanto esfuerzo y me lo repitiera cada que tuviera oportunidad para tranquilizarme
Pero eso no cambiaba nada. Si algo salía mal...
No. No iba a pensarlo. No podía.
Sebastián...-su voz me sacó de mis pensamientos. Me miraba con una leve sonrisa mientras se secaba el cabello con la toalla y miraba la ropa que estaba sobre la cama, una camisa roja con el estampado de un tigre desgastado de Hatson y un short holgado n***o mío-. ¿En qué piensas, amor?- su voz dulce me hizo cosquillas en el corazón
Nada importante- mentí. Me acerqué y la rodeé con mis brazos con delicadeza, inhalando el aroma a lavanda que tanto me fascinaba e hipnotizaba
Mientes muy mal- susurró, apoyando su cabeza en mi pecho. Dejo lo que hacía y volteo a mi, sus manos descansaban sobre mi espalda, trazando círculos suaves con sus dedos. Suspiró-. Sé que sigues preocupado...- dijo con cuidado, el mismo cuidado con el cual había hablado conmigo todos estos días, le mire sin decir nada sintiendo su vientre apegarse a mí pelvis
No respondí. No tenía sentido negarlo. Lyra me conocía demasiado bien.
«Todo saldrá bien -dijo, casi en un murmullo-. No quiero que sigas cargando con esto solo. Déjame compartirlo contigo... Dime por favor cómo puedo ayudarte...- prácticamente me suplico lo último
Apreté la mandíbula. ¿Cómo podía pedirme eso? ¿Cómo podía pedir que compartiera con ella un miedo que la tenía como protagonista? No podía permitirme descargar en ella mis inseguridades. No cuando su cuerpo ya estaba pasando por tanto
Estoy bien- respondí, besando su frente con ternura- Solo necesito... tiempo.- suspiré ligeramente con mis labios contra su frente
Tiempo para qué, no lo sabía. ¿Para aceptar la idea de ser padre?, eso realmente no me causaba conflictos. Hasta hace unas semanas estaba tan feliz con ella y Hatson de la noticia
¿Para aceptar que en unos meses mi vida cambiaría para siempre?, eso era inevitable
O, peor aún, ¿para aceptar que podía perderla?
Lyra se separó un poco y me miró con dulzura. Su mano se deslizó hasta la mía y la llevó a su vientre, colocándola ahí con suavidad. La piel bajo mis dedos estaba tibia, y aunque mi primera reacción por instinto fue apartarme, no lo hice temiendo lastimarla
Sentí un leve movimiento, un pequeño golpeteo desde dentro. Los bebés. Nuestros bebés...
Mi respiración se entrecortó, y mi mente se llenó de pensamientos contradictorios. No quería sentir nada por ellos. No aún. No cuando todavía podían quitarme a la mujer que amaba. Pero no podía negar que ese pequeño movimiento había sido real, que bajo mi palma latía una vida, dos vidas, creciendo día a día... Robándome a la mujer que amaba ...
Están ahí- susurró Lyra en tono cómplice, con una sonrisa melancólica- Sé que te da miedo, pero ellos también te necesitan- agrego, acariciando el dorso de mi mano con su pulgar
No respondí. No podía. Porque aún no estaba listo para aceptarlo
En cambio, la abracé con más fuerza, aferrándome a ella como si al hacerlo pudiera protegerla de todo. Aferrándome a la esperanza de que, de alguna manera, todo saldría bien
Aunque no estuviera seguro de cómo
El miedo no era irracional, todo era riesgoso, el parto normal, la cesárea... La doctora había sido honesta cuando se lo pregunté. Todo apuntaba en que en el momento del parto tendríamos que escoger a uno de ellos
El dictamen cruel de la realidad se repetía en mi cabeza, estrujandome el corazón...
"Tendrán que elegir desde ya, o la madre, o los niños."
Abrace aún más fuerte a Lyra sin llegar a lastimarla... Estaba aterrado, cada segundo que pasaba sentía que el alma se desprendía un poco más de mi cuerpo mientras ellos continuaban creciendo en su interior...
"«Aunque, bueno, la señora no piensa en otra cosa... Pero es una decisión de los tres."
Las palabras crueles de la doctora retumbaron en mi cabeza otra vez
«¿Me ayudas a terminar de acomodar las cosas en la habitación de los bebés?- pregunto, en tono bajo, cerré los ojos apretando la mandíbula ligeramente
Estás siendo cruel...- murmuré en un hilillo de voz, ella empuñó sus manos en mi camisa ligeramente, suspiré- tú has eso, yo te prepararé el almuerzo.- ofrecí, separándome de ella completamente, sintiendo una punzada en el corazón ante su expresión tan triste, no dijo nada, me sonrió dulcemente y asintió
Terminaré de vestirme- aviso, sacándose la toalla del cuerpo, sin ella, su vientre se podía apreciar aún mejor. Un hueco se hizo en mi estómago, aparte la mirada de su vientre y di un paso atrás
Si me necesitas estaré en la cocina.- dije, antes de salir de nuestra habitación con apuro
Me iba a volver loco...