Capitulo 18

1334 Words
Capítulo Dieciocho: "Compras y silencios" Salí del departamento con una lista de cosas en la mano y un nudo en el estómago, no era la primera vez que salía a comprar cosas para el bebé, pero está vez habían Dos cosas diferentes, uno, Sebastián había insistido en acompañarme, y Dos, ahora eran compras para Dos pequeños bebés y no uno "No quiero que andes sola"- había dicho con ese tono serio que usaba cuando intentaba sonar despreocupado, pero que en realidad delataba su ansiedad, estaba preocupada por él Yo había aceptado sin discutir. Sabía que estar cerca de mí era su manera de lidiar con sus miedos, aunque aún se negara a reconocer abiertamente lo que estaba por venir. Lo veía en su mirada, en la forma en que su mano siempre estaba cerca, pero nunca terminaba de tocar mi vientre desde la última vez en que yo prácticamente lo obligue a hacerlo la noche anterior Caminábamos por los pasillos del centro comercial, yo con paso firme y decidido, él siguiéndome medio paso detrás, observando en silencio todo lo que hacía Mira esto- dije levantando un pequeño conjunto de ropa color crema con diminutos dibujos de estrellas-. ¿No es adorable?- dije con una dulce sonrisa Lo sostuve en alto, esperando su reacción. Sebastián entrecerró los ojos, asintiendo apenas, había sido difícil obtener algo de él desde que empezamos las compras Sí... es lindo.- Fruncí los labios en una ligera mueca Esa era su respuesta para todo últimamente, "Sí, está bien", "Sí, es lindo", "Sí, lo que quieras". A veces me desesperaba esa falta de entusiasmo, pero intentaba recordarme a mí misma que este proceso no era fácil para él Podemos llevarlo junto con los otros- dije tratando de que no me afectara, doblándolo con cuidado y colocándolo en el carrito Seguimos avanzando entre los estantes llenos de pequeñas mantas, baberos y zapatitos diminutos. Me detenía a cada tanto, tocando las telas, imaginando cómo se verían nuestros bebés con ellas. Sebastián, en cambio, mantenía una expresión neutral, sus manos en los bolsillos, mirando sin realmente ver ¿Y esto qué tal?- señalé un peluche de osito gris que me pareció tierno. Sebastián se encogió de hombros Si te gusta- dijo con calma total No es solo si me gusta- repliqué con suavidad, mirándolo- También es para ti, Sebas. Son nuestros bebés.- me queje, mirandole atentamente con la suplica en mi mirada y mi voz Él tragó saliva y apartó la mirada, fingiendo interesarse en un móvil de cuna colgado cerca Sí, claro- murmuró- Pero tú sabes mejor qué necesitan- agrego, me mordí el interior de la mejilla para no suspirar con frustración, me acerqué a él despacio rozando su brazo con el mío Sabes, no tienes que tener todas las respuestas. Solo quiero que estés aquí... conmigo- susurré mirándolo a los ojos Él finalmente me miró. Sus ojos azules mostraban una tormenta interna que intentaba ocultar bajo su fachada calmada Estoy aquí, Lyra- dijo, su voz baja pero firme- no pidas más, por favor.- agrego, apartándose de mí Asentí lentamente. Había aprendido a no presionarlo, a darle su espacio, incluso si a veces dolía ver cómo se contenía Continuamos recorriendo la tienda en silencio. Mientras elegía más ropa Sebastián se mantenía cerca atento a todo lo que hacía. De vez en cuando tomaba una prenda, la miraba por un momento y luego la dejaba en su lugar, como si estuviera probando hasta dónde podía involucrarse sin sentirse demasiado abrumado Finalmente llegamos a la sección de cunas y muebles para el cuarto de los bebés. Me detuve frente a una cuna blanca de diseño sencillo, acariciando la madera pulida con los dedos Me gusta esta- comenté girándome hacia él- ¿Tú qué opinas?- le mire Sebastián se quedó en silencio por un momento, observando la cuna con una expresión difícil de descifrar Se ve segura- dijo finalmente, y por primera vez, extendió la mano para tocarla- Parece... resistente...- agrego, sin saber qué decir Sonreí suavemente, Era un pequeño paso, pero un paso al fin Sí, es resistente- murmuré- ¿La llevamos?- tararee Él asintió, esta vez con más decisión Sí, llévemosla.- un poco de alivio se instaló en mi pecho, Tal vez no estaba listo para aceptar todo de golpe, pero al menos estaba intentando, a su manera Y eso, por ahora, era suficiente... Necesitamos sábanas- murmuré de la nada, mirando una sección llena de opciones en tonos pastel- Quiero algo suave, que no irrite su piel.- le mire Sebastián se cruzó de brazos y miró las etiquetas con detenimiento, como si estuviera leyendo un contrato importante Estas dicen que son de algodón orgánico- comentó, señalando un juego de sábanas color marfil- Sin productos químicos agresivos o algo asi- se encogió de hombros, le miré sorprendida Eso es... bueno- dije con una sonrisa- ¿Las llevamos?- tararee Él asintió, y yo coloqué el paquete en el carrito, sintiendo un pequeño cosquilleo de felicidad. Quizás Sebastián no estaba completamente involucrado emocionalmente todavía, pero estaba aquí, haciendo un esfuerzo, y eso significaba mucho para mí Mientras avanzábamos hacia la sección de juguetes, noté cómo su mano, por un breve instante, rozó mi espalda. Un toque leve, casi inconsciente, pero suficiente para que mi corazón latiera más fuerte. Sebas...- comencé, pero él ya se había alejado, centrando su atención en una fila de cochecitos de bebé ¿Qué tal este?- preguntó, señalando uno n***o, elegante y con un diseño moderno. Me acerqué y revisé los detalles Es bonito... pero prefiero algo más ligero. No quiero que sea difícil de maniobrar cuando salga sola con ellos.- Sebastián frunció el ceño como si le hubiera dicho un disparate No vas a salir sola con ellos.- prácticamente se quejó, horrorizado, me giré hacia él con una ceja levantada ¿Ah, no?- cuestione intrigada No- respondió con seriedad- Siempre habrá alguien contigo.- aseguro, rodé los ojos, aunque en el fondo me enternecía su preocupación Sebastián, no podemos vivir con miedo todo el tiempo- dije suavemente acariciando su brazo- Estoy bien. Los bebés están bien.- asegure, él no dijo nada. Solo me miró con esos ojos cargados de emociones contenidas y suspiró pesadamente antes de asentir Entonces... este cochecito más ligero- murmuró, volviendo su atención al carrito que yo había señalado Después de un rato, decidí que era suficiente por el día. Teníamos varias bolsas llenas de ropa diminuta, sábanas, algunos peluches y, por supuesto, la cuna. Mientras pagábamos en la caja, Sebastián sacó su billetera antes de que yo pudiera protestar. Sebas...- me queje, algo no había cambiado, siempre me gustaba pagar mis exuberantes compras Déjalo así- dijo sin mirarme, entregándole la tarjeta a la cajera, no insistí, sabía que era su manera de sentirse útil en medio de su batalla interna Cuando finalmente salimos de la tienda, el sol de la tarde nos recibió con un cálido resplandor. Caminamos en silencio hacia el auto, Sebastián cargando la mayoría de las bolsas como si fueran una carga ligera, aunque sabía que, para él, el verdadero peso era otro Gracias por venir conmigo- dije mientras me acomodaba en el asiento del copiloto Sebastián cerró la cajuela y se sentó a mi lado No podía dejarte ir sola- murmuró, encendiendo el auto. Lo observé de reojo mientras salíamos del estacionamiento. Sus dedos tamborileaban nerviosos sobre el volante, su mandíbula estaba tensa, y su mirada fija en la carretera Sebas...- llame con Deli ¿Sí?- cuestionó sin mirarme Tomé su mano libre con cuidado, entrelazando mis dedos con los suyos Vamos a estar bien- susurré, prometiéndole sin dudar ello. Se lo podía jurar incluso Su mano tembló ligeramente en la mía antes de apretarla suavemente... Eso espero, Lyra- murmuró con voz ronca- Eso espero...- sonreí ligera Y aunque no lo dijera en voz alta, yo sabía que el miedo todavía estaba ahí, latente en cada respiración, en cada mirada esquiva, en cada toque contenido. Pero también sabía que en el fondo Sebastián quería creer que todo saldría bien Por ahora, eso era suficiente para mí.
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