Capítulo Diecisiete: "Cercanía y distancia"
Sebastián...— le llamé suavemente, haciendo un puchero mientras me acomodaba en el sofá con cuidado, Mi voz sonó más frágil de lo que quería admitir, pero en los últimos días había sido difícil lidiar con la barrera invisible que había puesto entre nosotros desde que se entero del embarazo múltiple
Lo observé desde mi lugar. Estaba sentado en la mesa del comedor con su laptop abierta y una pila de documentos legales junto a él, Su ceño ligeramente fruncido y el leve golpeteo de sus dedos contra el teclado llenaba el silencio de la casa
No era difícil saber qué lo tenía así
Desde la cita con el médico hace cuatro días, Sebastián había estado más cerca de mí en casa, pero a la vez más distante con el embarazo. Su mirada evitaba mi vientre a toda costa, como si verlo fuera como confirmar una sentencia de muerte que tenía ya el reloj en reversa
Se había vuelto un patrón. Nos despertábamos juntos, él me abrazaba, besaba mi frente, me preguntaba cómo me sentía... pero nunca mencionaba a los bebés. Nunca acariciaba mi abdomen como solía hacerlo en los primeros meses antes de la ultima cita,
¿Necesitas algo?— preguntó sin apartar la vista de la pantalla, su tono suave, pero mecánico, como si solo estuviera cumpliendo con su papel
Negué con la cabeza y acaricié mi vientre de forma distraída
Solo... ven aquí un momento— murmuré con delicadeza
Lo escuché suspirar, ese suspiro que se había vuelto demasiado común últimamente. Cerró la laptop con cuidado y se levantó con un movimiento lento, casi como si estuviera preparándose mentalmente para algo que no quería enfrentar. Se sentó a mi lado, dejando una pequeña distancia entre nosotros con sus hombros rígidos
No tienes que estar tan tenso, ¿sabes?+ dije con una leve sonrisa, apoyando la cabeza en su hombro, reconforta dime con su aroma, Sentí cómo su cuerpo se tensaba aún más bajo mi toque, y una parte de mí se rompió un poco más ante esa reacción
No estoy tenso- respondió de inmediato, pero sus manos entrelazadas con fuerza decían otra cosa
Tomé una de sus manos y la llevé con delicadeza hacia mi abdomen. Sus dedos se quedaron rígidos sobre la tela de mi camiseta y su mirada se llenó de terror, como si tuviera el miedo aún más latente
A veces se mueven más cuando estás cerca- susurré, esperando que el simple hecho de tenerlos bajo su mano lo hiciera reaccionar, no quería más esto
Sebastián tragó saliva y cerró los ojos por un momento. Su mano permaneció inmóvil, fría...
No sé si podré con esto, Lyra...— su voz era apenas un murmullo, y en ella había una vulnerabilidad que pocas veces le veía mostrar, mi corazón se estrujó
Claro que podrás, Sebas. No tienes que hacerlo solo- le aseguré, apretando su mano contra mi vientre-, Tú, yo, Hatson... somos un equipo, ¿recuerdas?...- tararee acariciando su mano con delicadeza sobre mí vientre
Sí, claro...- murmuró, pero su tono era vacío, distante
Ellos nos necesitan— insistí suavemente mirándome suplicante
Tú los necesitas— corrigió con una sonrisa triste, apartando la mano de mi vientre y pasándola por su cabello con frustración- Yo... no sé qué hacer con todo esto.- agrego
Lo miré con el corazón encogido. Quería decirle que todo estaría bien, que encontraríamos la forma juntos, pero sabía que esas palabras ya no eran suficientes para él. Había algo más profundo atormentándolo
Sebas... ¿qué es lo que realmente te preocupa?— pregunté, con el miedo ardiendo en mi pecho
Él soltó una risa sin humor, apoyando los codos sobre las rodillas y cubriéndose el rostro con las manos por un momento
Que voy a perderte.- se quejó, mirándome, su confesión me dejó sin palabras por unos segundos.
No vas a perderme- respondí rápidamente, inclinándome hacia él para tocar su rostro- Estoy aquí, Sebas. Estoy aquí, con ustedes.- asegure, mirandolo a los ojos
Pero... ¿por cuánto tiempo?- levantó la mirada, sus ojos azules reflejaban una mezcla de amor y miedo- La doctora dijo que todo parece normal, pero también mencionó riesgos, Lyra. ¿Y si algo sale mal?, ¿Y si... si los pierdo a todos?- se quejó
Mi corazón se encogió aún más. Comprendí por qué mantenía esa distancia. Sebastián no estaba enojado, ni desinteresado. Estaba aterrorizado, ya me lo había dicho, pero había sido una tonta al creer que era simplemente momentáneo
Sebastián, amor...- le susurré, tomando su rostro entre mis manos- No podemos vivir pensando en lo peor. Lo sé, hay riesgos, pero estoy haciendo todo lo posible por cuidarme, y tengo a ustedes dos para apoyarme...- le sonreí con ternura
Él cerró los ojos por un momento, dejándose llevar por mi toque. Pero cuando los abrió de nuevo, su expresión era la misma: miedo puro disfrazado de racionalidad
No puedo aceptarlo, Lyra. No hasta que... hasta que esté completamente seguro que ellos no van a matarte.- dijo en tono frívolo, un escalofrío me recorrió la espina dorsal y sentí a mis pequeños removerse en mi vientre
¿Y mientras tanto?— pregunté, con un nudo en la garganta
Solo... necesito tiempo- dijo, apartándose suavemente y poniéndose de pie
Lo vi caminar hacia la ventana, con las manos en los bolsillos, mirando hacia la ciudad. Me quedé allí, sintiendo la ausencia de su contacto en mi piel, preguntándome cuánto tiempo más necesitaría, no dije nada más, y el tampoco lo hizo. Respete su espacio y su silencio
Minutos después, la puerta del departamento se abrió, y la energía de Hatson llenó el espacio de inmediato
¡Hola!— su voz resonó con su usual calidez, sacándome de mis pensamientos
Se acercó rápidamente, dejando sus cosas en la mesa y dándome un beso en la frente antes de acariciar mi vientre con naturalidad. Su toque era firme, seguro, sin miedo... Desee que Sebastián fuera también como él
¿Cómo está mi chica favorita?— preguntó con una sonrisa mientras se arrodillaba frente a mí
Bien...- respondí, aunque mi voz sonó más apagada de lo que esperaba
Hatson me miró con esa perspicacia suya, la que siempre lograba leerme con una facilidad molesta. Luego miró a Sebastián, que seguía de pie junto a la ventana, con los hombros tensos
¿Cómo va todo, Sebas?- preguntó con amabilidad, pero con un deje de preocupación
Bien- murmuró Sebastián, sin volverse.
Claro...- Hatson se levantó y se sentó a mi lado, cruzando los brazos- ¿Otra vez en modo estatua, eh?- bromeó
Le lancé una mirada de advertencia, pero él solo me guiñó un ojo. Sabía que Hatson tenía su forma de sacar a Sebastián de su burbuja, y aunque a veces era un poco brusco, siempre lo hacía con buenas intenciones
Sebastián no respondió. Simplemente murmuró algo ininteligible y se fue al cuarto, cerrando la puerta detrás de él
Suspiré, sintiendo que la conversación había drenado toda mi energía y eso que la mayoría del tiempo me la pasaba durmiendo
Le va a tomar tiempo, ¿verdad?- le pregunté a Hatson en voz baja
Él me rodeó con un brazo, besando mi sien
Sí. Y está bien, corazón. Lo importante es que sigue aquí, contigo, con nosotros. No se ha ido- murmuró con suavidad- Solo necesita procesarlo a su manera.- agrego con ternura
Asentí, apoyándome en su pecho. Sabía que tenía razón. Sebastián tenía miedo, pero al menos todavía estaba aquí...
¿Sabes qué necesitamos?- dijo de repente Hatson, sonriendo
¿Qué?- le mire ligeramente
Un maratón de películas y helado& anunció, levantándose para dirigirse a la cocina, sonreí dulcemente- ¿Vainilla o chocolate?- tarareo
Chocolate- respondí con una sonrisa cansada
Mientras lo veía moverse por la cocina, una parte de mí se sintió más tranquila. Tal vez Sebastián aún no podía aceptar el embarazo del todo, pero yo tenía a Hatson, y juntos, encontraríamos la manera de hacerle entender que no estaba solo en esto
Que no me perdería, que no había razón para que tuviera miedo, mientras, trataría de estar lo mejor posible para que los miedos de Sebastián no sé materializarán